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Diciembre es un mes donde el clima es frio y seco en la capital de Corea, un mes dónde las calles de la ciudad de Seúl son adornadas con hermosas luces ya que las fiestas decembrinas están a la vuelta de la esquina, un mes donde toda la familia se reúne.

Lee Jihoon era un chico de baja estatura cabello rubio y de piel blanquecina. Tenía años sin saber nada de su familia, bueno, por lo menos de su padre y de su hermano; ya que su madre le había dejado en claro que no quería volver a verlo. Había escapado de algo llamado hogar, pero realmente no era más que solo una asquerosa prisión.

Permanecía sentado en una de las bancas del parque, padeciendo de frio y hambre. No había comido nada en todo el día pero eso era lo que menos le preocupaba, en cualquier momento su pequeño bebé despertaría por hambre y Jihoon no sabía cómo lo alimentaría, el biberón que le quedaba no sería suficiente y la noche estaba por llegar. Ni siquiera había pensando en donde dormiría.

En ese momento, miles de soluciones pasaron por su mente, pero todas las eliminaba cuando recordaba la hermosa carita de su bebé, el no merecía un padre ratero mucho menos un padre que lo abandonara, pero la temperatura cada vez descendía más, el frio calaba hasta los huesos y Jihoon no soportaba la idea de que su pequeño padeciera todo eso, el parque cada vez estaba más sólo las personas comenzaban a irse y de pronto, en un parpadeo, ya no había nadie.

Las lágrimas de frustración por no saber qué hacer, por creerse un inútil, por no ser un buen padre para el pequeño, brotaron desesperadamente.

Jihoon no soportaba más, su vida era completamente una mierda, pero aquel día, llego a su vida esa pequeña esperanza y al tocar por primera vez su delicada piel le dio fuerzas para seguir viviendo por él, para cuidarlo y protegerlo.

— Hola — una voz desconocida lo sorprendió, haciendo que diera un pequeño brinco — Hola niño, ¿estás bien? — Inquirió la persona desconocida detrás de él — Niño ¿Qué tus padres no te enseñaron que cuando te saludan debes ser cortés y responder? — habló nuevamente pero Jihoon siguió sin responder — Vale, que niño más grosero ya me voy.

De pronto el bebé de Jihoon despertó llorando llamando nuevamente la atención del desconocido.

— ¡Oh! ¿Es un bebé? Yo amo a los bebés. ¿Puedo verlo?

— ¡NO! — Dijo Jihoon alterado.

— ¡Por fin hablaste! Llegué a pensar que eras mudo, mi nombre es SeungCheol.

— No me interesa solo vete y déjame en paz.

— Eres un niño grosero.

Jihoon levanto el rostro para poder ver a la persona que no dejaba de molestar, visualizando a un chico delgado, más alto que él y de cabello castaño. Sus labios temblaron al ver sus bellos ojos, eran grandes y con frondosas pestañas.

— ¿Estabas llorando? ¿te perdiste? — Si algo describía muy bien a SeungCheol, era ser terco y curioso — ¿Puedo ayudarte?

— No, no puedes — mintió, realmente necesitaba ayuda pero SeungCheol era un desconocido — Largo, déjame en paz.

— Otra vez de grosero ¿qué hace un niño como tú a estas horas?, espera ¿ese es tu hermanito?¡¿acaso estás loco?! ¿Qué no vez el frío qué hace? ¿y tus padres?

— ¡¡Te dije largo!! No sé qué intención tengas pero déjame.

— ¡Woo! Tranquilo yo solo quiero ayudarte, no soy un roba niños.

El bajito suspiro.

— No soy un niño, tengo 21 años ¿sí? ¿Contento? Ahora adiós.

— ¿Entonces ese pequeño quién es?

— Es mi hijo, ahora vete.

— ¡¡Pero es que no puedo!! — Gritó — Me estoy volviendo loco, lo siento, pero dime, deja de ser grosero ¿dime si puedo ayudarte?

— ¿Por qué quieres ayudarme? No me habías visto jamás en tu vida — Jihoon seguía tratando de calmar a su bebé pero sabía que era imposible, él tenía hambre y no tenía nada que darle.

— Bueno, yo... no lo sé realmente, pero te juro que no soy malo, no soy un ratero ni un secuestrador, lo juro – el castaño juntaba sus manos en forma de súplica, pidiéndole que le creyera  — déjame cargarlo está llorando mucho.

— Yo — De pronto dejo de sentir el bulto entre sus brazos, ya que el castaño se le había arrebatado al pequeño y ahora lo cargaba tratando de hacer lo mismo que Jihoon calmar su llanto.

SeungCheol lo consiguió, la forma en que cargaba al bebé de Jihoon era muy linda, con delicadeza al momento que le decía palabras lindas como “Ya bebe hermoso no llores” “Tranquilo pequeño aquí estoy” algo que sorprendió mucho a Jihoon.

— Se durmió, pero tu pequeño está muy frio ¿no crees que es mejor llevarlo a casa?

— Yo, no tengo a donde ir y no tengo a nadie — musitó en voz baja, casi balbuceando, sintiendo como la vergüenza se alojaba en su pecho.

— Vamos, puedes quedarte en mi casa, no permitiré que pasen frio ninguno de los dos — Jihoon quería romper en llanto, el mayor no lo cuestionó ni siquiera hizo algún gestó de lástima. Este chico habló firmemente sin dudar en sus palabras.

— Yo… no sé.

— A caso permitirás que esta hermosura pase frio, eres su padre no lo hagas por ti, sino por él, vamos — Jihoon lo pensó por un momento.

— Está bien — En ese instante ya no importaba si era un desconocido, de todas formas moriría de una u otra forma, congelado o en manos de la persona que cargaba a su hijo — gracias por tu ayuda.

SeungCheol sonrió gentil.

That Night (JiCheol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora