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Después de que SeungCheol salió de la casa, Jihoon le tomó la palabra y bajó a buscar algo para alimentar a su bebé. Caminó con lentitud, como si temiera lastimar el piso de la casa. Al llegar a la cocina, sus ojos brillaron y como si su estómago lo hubiese notado, comenzó a rugir desesperado. Llevaban horas sin comer, sentía la saliva almacenarse en su boca, cerró sus ojos por un momento para guardar la compostura y se aferró al pequeño Chan.

Él era lo que más le importaba.

Chan ya podía sostenerse, tenía un poco más de 10 meses, cuidadoso Jihoon lo colocó en el suelo para poder abrir el gran refrigerador y husmear un poco. Encontró algo de fruta, y suspiró aliviado, aunque no era totalmente correcto, Chan estaría satisfecho por un rato. 

Tomó en brazos al pequeño que se encontraba gateando tratando de pararse pero fallando en cada intentó. Con miedo lo abrazó y lo colocó sobre la encimera, alcanzando cuidadoso una cuchara.

— Un día de estos vas a lastimarte Chanie, te he dicho que tengas cuidado cuando intentes pararte—Los balbuceos del pequeño resonaron por toda la cocina. Era como si discutiera con su padre por no dejarlo seguir gateando — Lo siento Chanie, hoy no habrá leche, pero te prometo que mañana papi Jihoon saldrá a buscar un trabajo — decía mientras jugaba con los pequeños dedos de la mano de su bebé — Aunque no puedo ir a trabajar, no tengo a alguien que cuide de ti, peros seguro encontraré uno donde pueda estar contigo

El bajito miro a su pequeño y en el momento que este le sonrió, dejando ver sus pequeñas encías, un dolor se alojó en su pecho, esa sensación era desagradable, sentía asco de sí mismo por todas las cosas horribles que pasaron en su mente unas horas atrás. Se estaba mintiendo, sabía que no era fácil encontrar un trabajo en donde te permitan estar con tu hijo, pero eso no lo detendría, así tuviera que caminar por horas, lo haría.  Sonrió débilmente y comenzó a alimentar a su bebé.

Sin su permiso, las lágrimas comenzaron a recorrer sus aterciopeladas mejillas, en su cabeza las imágenes de un hombre con una sonrisa tan grande que incluso mostraba sus rosas encías aparecían vagamente, SeungCheol, gracias a él no dormía en esa fría banca del parque como lo tenía planeado, gracias a él Chan estaba llenando su estómago, sin hacer preguntas, sin conocerlo, sin buscar en su sucio y oscuro pasado.

Chanie era muy inteligente, Jihoon era la persona que lo trajo al mundo era su padre y cada que el bajito lloraba él también lo hacía, no le gustaba ver a su papi llorar. Como si lo hubieran programado, este comenzó a llorar cuando escuchó los leves sollozos de su padre.

— Chanie, no llores bebé, mira ya me calme —Limpio con su mano libre las lágrimas que recorrían sus mejillas, sirviendo por la nariz — un niño tan lindo como tú no debe llorar.

— Mi amor, sé que es raro para ti estar en una casa desconocida, pero, por favor debes ser el niño bueno de siempre, ¿Sí Chanie? Debes ser bueno con SeungCheol y no molestarlo — Y como siempre Chanie parecía entender todo lo que Jihoon le decía, se aferró al pecho de su padre, balbuceando como respuesta.

— Chanie nosotros no volveremos a la casa dónde vivíamos, ya no veremos a Seokmin, sé que costará un poco acostumbrarse al cambió pero sé que juntos lo lograremos y seremos muy felices.

SeungCheol tenía algo de tiempo de haber llegado a casa pero no quiso interrumpir al bajito y tampoco quería ser un chismoso pero quería saber más sobre Jihoon, quería saber que había pasado con él.

—¿Quién es Seokmin? ¿Qué fue lo que pasó en tu vida? Quiero ayudarte, ahora más que nunca ¿Diablos qué es esto? ¿Por qué? — SeungCheol cerró sus ojos por un momento para calmar sus pensamientos — Quiero saber quién le hizo daño a una persona como tú, quiero saber todo sobre ti Lee Jihoon.

That Night (JiCheol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora