- d o s.

90 7 4
                                    

Segunda semana, 08:15 AM.

‑Llegas tarde, T/N.-dijo mi profesor mientras anotaba en su libreta de asistencias.

-Si profesor, disculpe, es que tenía que esperar a que la niñera de mi hija la pasara a buscar.-le respondí.

-Vaya... no sabia que tenías una hija...-dijo algo asombrado-

-JAJAJAJA, si, su hija es un perro rubio.-dijo Iván entre risas.

-Wow, te sabes mi vida de memoria Iván, que lindo de tu parte.-le respondí sin siquiera querer pelear.

-Hace 1 semana literalmente me seguiste hasta el parque, solo para mostrarme que tenías un tierno perrito golden, o mejor dicho; hija.-terminó de decir para comenzar a burlarse con sus amigos.

-Bueno, de hecho nuestras mascotas también cuentan como nuestros hijos.-el profesor le habló en un tono de voz alto a Iván junto a su grupito de idiotas. -Yo tengo dos gatos, uno se llama Ben y la otra Linda, y los amo y cuido como si de mis hijos se tratase.-Nos contaba con una gran sonrisa.

-Aww, ¡qué tierno!-gritó una compañera.

-¿Cómo son profesor? ¿De qué colores?-preguntó otro compañero.

Me senté en mi lugar mientras escuchaba a mis compañeros hacerle preguntas al profesor sobre sus mascotitas.

-Iván.-le hablé, a lo que se volteó a verme con cara de sobrador.- Escuchame una sola cosa. Yo desde que llegué acá que saco a jugar a mi perra en el mismo parque, NO te estoy siguiendo, y nunca jamás lo haría, ridículo.-le dije enojada.

-Esperen chicos.-dijo Iván mientras se acercaba un poco más a mi.- ¿Ah, sí? Mira, yo voy a ese parque casi todos los días, y jamás te ví ahí, ni a vos ni a tu perra. Ese parque ya casi es propiedad mía y de mis amigos, así que no me gustaría seguir viéndote ahí.-dijo mirandome fijo.

-Que lástima, vas a tener que ir a otro lugar con tus amigos, porque no pienso dejar de ir ahí solo para tu comodidad, y ni creas que voy a seguir yendo solo para verte ¿eh? No sos nadie, no te creas gran cosa.-le dije para luego darme la vuelta y dejarlo hablando solo.

Las horas pasaban, y se hacían eternas, quería escuchar y prestar atención a lo que decía el profesor pero juro que no podía, no dejaba de escuchar a Iván y a sus amigos reírse una y otra vez, ganas de clavarles un lápiz en cada ojo no me faltan.

-A ver chicos, por favor los del fondo... si quieren reírse háganlo, pero dejen escuchar al resto de la clase.-dijo el profesor algo enojado.

-Perdón profesor, no va a volver a pasar.-dijo Rodrigo haciéndose el buenito.

-Está bien chicos, no hay problema.-dijo el profesor para luego seguir explicando y comenzar a escribir en el pizarrón.

Ni bien se volteó el profesor, Iván y su tonto grupito empezaron a reírse nuevamente, solo que esta vez en voz baja.

16:30 PM.

-Bueno chicos, nos vemos la clase que viene. ¡Cuídense!-dijo el profesor mientras agarraba sus cosas y se iba del salón.

Todos se estaban yendo y yo era la última en guardar mis cosas, ya que me quedé copiando en mis hojas unos puntos importantes que el profesor había anotado en la pizarra.

Estaba guardando mis útiles en la mochila cuando siento que alguien se me acerca, segundos después me habla.

-... Hola, T/N.-me saludó.

-Oh, hola... ¿Necesitabas algo?-le pregunté confundida.

-Eh, en realidad no... solo quería decirte que tengas mucho cuidado, esos tipos son muy pesados.-dijo refiriéndose a Iván y a los demás de su grupo.

UN AMOR UNIVERSITARIO ↝ Spreen y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora