La cocina era un cuartucho asfixiante y lúgubre cuyo espacio estaba ocupado casi por entero por un horno y numerosos sacos y vasijas. En una esquina, alejada de la entrada, podía entreverse el inicio de unas escaleras de piedra que descendían a las profundidades de la tierra como una boca oscura y amenazante.
Con voz alegre y melodiosa, Mirrina saludó a la anciana que se encontraba arrodillada junto al horno avivando su llama:
-¡Berenice!
La mujer alzó el rostro hacia ella.
-¿Otra vez aquí, niña? -le dijo con una mueca burlona dejando entrever su encía desdentada-. El desayuno se sirvió hace mucho y aún faltan varias horas para el almuerzo.
-Lo sé, pero...
-¿Entonces por qué te internas en mis dominios? -inquirió Berenice con severidad enfocándose nuevamente en el horno.
Mirrina puso los ojos en blanco con un gruñido de fastidio vibrando en su garganta.
-Vengo buscando algo de comida -dijo sin rodeos.
-¿Por qué no me sorprende? -La mujer cogió varios maderos del pequeño montón que había a sus pies y los lanzó al fuego con destreza-. Siempre que vienes antes de tiempo es por eso. ¿Aún no has aprendido a controlar tu glotonería?
-¡Eso no es cierto! -terció la joven visiblemente sonrojada-. Me haces ver como si fuera una bestia sin raciocinio.
-Tal vez sea porque pierdes el control de tus impulsos nada más cruzar el umbral de mi humilde cocina.
-Si no cocinaras tan bien... -renegó Mirrina con tono infantil.
-¡¿Ahora soy yo la culpable de tus problemas?! -inquirió la otra con indignación.
-Tal vez.
La anciana se levantó con lentitud entre quejidos dolorosos e improperios.
-Maldita sea mi edad, ¡lo que daría por tener diez años menos! -se lamentó masajeando su espalda baja-. ¿Quién es la jovencita que te acompaña?
-Es Ligeia, la sustituta de Phoebe -respondió Mirrina lanzándole una mirada de soslayo.
-A esa chiquilla nadie podrá sustituirla nunca.
-Antia me ha pedido que me encargue de alimentarla y asearla en su ausencia -siguió diciendo la joven obviando sus palabras.
-Así que las sobras que buscas no son para ti.
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LA FORMA DEL VIENTO {En proceso}
Romantizm«... el conductor, con un chasquido de su fusta, puso en marcha el carromato que avanzó lentamente entre el gentío hacia la prisión de barrotes de aire que sería su nuevo hogar...». Tras ser arrancada con crueldad de los brazos de su familia y vend...