CΛPÍTULO 3

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La cocina era un cuartucho asfixiante y lúgubre cuyo espacio estaba ocupado casi por entero por un horno y numerosos sacos y vasijas

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La cocina era un cuartucho asfixiante y lúgubre cuyo espacio estaba ocupado casi por entero por un horno y numerosos sacos y vasijas. En una esquina, alejada de la entrada, podía entreverse el inicio de unas escaleras de piedra que descendían a las profundidades de la tierra como una boca oscura y amenazante.

Con voz alegre y melodiosa, Mirrina saludó a la anciana que se encontraba arrodillada junto al horno avivando su llama:

-¡Berenice!

La mujer alzó el rostro hacia ella.

-¿Otra vez aquí, niña? -le dijo con una mueca burlona dejando entrever su encía desdentada-. El desayuno se sirvió hace mucho y aún faltan varias horas para el almuerzo.

-Lo sé, pero...

-¿Entonces por qué te internas en mis dominios? -inquirió Berenice con severidad enfocándose nuevamente en el horno.

Mirrina puso los ojos en blanco con un gruñido de fastidio vibrando en su garganta.

-Vengo buscando algo de comida -dijo sin rodeos.

-¿Por qué no me sorprende? -La mujer cogió varios maderos del pequeño montón que había a sus pies y los lanzó al fuego con destreza-. Siempre que vienes antes de tiempo es por eso. ¿Aún no has aprendido a controlar tu glotonería?

-¡Eso no es cierto! -terció la joven visiblemente sonrojada-. Me haces ver como si fuera una bestia sin raciocinio.

-Tal vez sea porque pierdes el control de tus impulsos nada más cruzar el umbral de mi humilde cocina.

-Si no cocinaras tan bien... -renegó Mirrina con tono infantil.

-¡¿Ahora soy yo la culpable de tus problemas?! -inquirió la otra con indignación.

-Tal vez.

La anciana se levantó con lentitud entre quejidos dolorosos e improperios.

-Maldita sea mi edad, ¡lo que daría por tener diez años menos! -se lamentó masajeando su espalda baja-. ¿Quién es la jovencita que te acompaña?

-Es Ligeia, la sustituta de Phoebe -respondió Mirrina lanzándole una mirada de soslayo.

-A esa chiquilla nadie podrá sustituirla nunca.

-Antia me ha pedido que me encargue de alimentarla y asearla en su ausencia -siguió diciendo la joven obviando sus palabras.

-Así que las sobras que buscas no son para ti.

LA FORMA DEL VIENTO {En proceso}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora