Preludio

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—¿Usted ha perdido la cabeza? ¡NO PUEDE HACERNOS ESTO!

La mano pequeña, pero firme de Park Jimin se estrelló con fuerza contra el escritorio del director, quien, el alto y gordinflón hombre con lentes, lo vio en silencio y una expresión totalmente indiferente.

—Lamento informarle, señor Park, que las elecciones han sido ya hechas. No podemos cambiarlo, a menos claro, que decida hablar con el congreso. —Contestó el hombre detrás del escritorio. —Y dudo mucho, señor Park, que le hagan caso por sus caprichos.

Los ojos almendrados ligeramente salpicados con un gris claro de Jimin, observaban con destellos de furia al superior. Tuvo que incorporarse, mordiendo tan fuerte sus labios que estos se tornaron blancos y una sensación de molestia lo recorrió, pero parecía ser el único calmante en ese entonces para no estrellar de nuevo en la superficie su mano. No podía creerlo, sencillamente no podía creer que el director del colegio no estuviese siguiendo sus órdenes y mucho menos que lo tratara con tal indiferencia. ¿Es que acaso debía recordarle con quién carajos estaba tratando?

—Usted. —Jimin apretó fuerte sus labios, señalando con su índice de forma amenazante al hombre. —Usted y yo terminaremos esto con mi padre al lado. Esto no va a quedarse así.

—Señor Park, su padre se encuentra en un viaje muy importante con su madre, así que de aquí a que vuelva, usted ya debería tener más de la mitad del proyecto listo. —Contestó el director sin quitar su inexpresiva y dura mirada. —Será una pérdida de tiempo.

—¡ES MIN YOONGI QUIEN ME HA TOCADO EN EL PROYECTO! —Explotó finalmente Jimin golpeando ahora su puño en el escritorio y perdiendo los estribos. —¿USTED SABE LO QUE ES ESO? ¿YO CON ÉL?

—Entiendo su frustración, señor Park, pero esta es la situación que le ha tocado. Voy a pedir que se retire que tengo una junta en diez minutos.

Jimin quedó temblando de rabia, pero se rindió y golpeó una vez más la mesa, saliendo por la puerta con tanta fuerza, que terminó azotándola hasta temblar. Avanzó soltando humo por el pasillo hasta salir del colegio, deteniéndose al ver al rubio pegado contra la pared con las llaves en la mano.

—¿Y bien? —El gatuno chico volteó a verlo con una sonrisa burlona, por la clara molestia del menor, se dio cuenta que no había logrado nada... y lo disfrutaba demasiado. —¿El querido director te escuchó gracias a tu increíble estatus de niño de papi mimado?

Jimin tensó sus puños y lo vio con una cara de muerte. ¿Quién se creía ese chico, ese tal Min Yoongi, para hablarle así?

—Supongo que no queda de otra, Park. —Yoongi acortó un poco la distancia y le observó con una sonrisa de satisfacción, disfrutando tanto de la impotencia del menor pelinegro. —No creas que eres el único a quien le jode, de todas las personas que pude tener a mí lado, eres la más repulsiva e irritante que pude tener.

—¡No vuelvas a siquiera intentar hablarme de esa forma o voy a mat ...! —Jimin alzó su mano para golpearlo, pero el reflejo rápido del mayor hizo que atrapara su brazo en el aire y lo fuera estampar contra la pared; esto hizo que soltara un quejido de sorpresa y lo viera desconcertado.

—¿O qué? —Siseó Yoongi de mala gana. —Tus padres no están aquí para defenderte; estás solo y mientas estés solo... —Yoongi lo empujó más contra la superficie vertical. —Te voy a tratar como lo mereces, así que la llevamos suave. ¿Sí?

Jimin se mantuvo tenso y en silencio, clavándole muy duro esa mirada suya tan fría y prepotente incluso.

—Bien. —Yoongi aflojó su agarre. —Mañana en tu casa a las diez de la mañana.

—Es sábado y tengo clases de piano, no haré eso y menos dejaré que pongas un pie en mi hogar. —Escupió Jimin con molestia.

Yoongi sonrió tan complacido al verlo tan enojado, que se sintió por primera vez feliz como nunca: —No tengo cara de que me importe, Park.

Su sonrisa se ensanchó ante la rabia que se iba acumulando en la mirada del menor. Realmente lo gozaba.

Retomó: —En tu casa a las diez de la mañana... y pobre de ti donde no me hagas caso.









LAW OF THE FORBIDDEN - yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora