XXIV

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Scott.

—No es normal que no se presente a trabajar.

Estaba nervioso, no podía negarlo. Me llevaba las manos al rostro una y otra vez, intentando tranquilizarme. No había sabido nada de Ámbar desde el momento en que había tomado un taxi, reclamándome el hablar sido infiel. Pasé el resto de aquella noche intentando llamarla, pero no recibía respuesta alguna de su teléfono móvil. Esperaba interceptarla antes de que llegara a oficina, pero fue en vano, no había rastro de ella.

—Habría dicho algo, ¿no es así?—me pregunté en voz alta.

Decidido a encontrar respuestas, busqué cualquier pretexto para ir a la oficina que ella ocupaba, logrando escaparme de las tediosas reuniones cerca de medio día. Noté inmediatamente los rostros de Dean y Mei, no parecían haber dormido mucho.

—Ámbar no llegó a casa anoche—dijo Dean en cuanto cerré la puerta, sus mirada me dijo que sabía exactamente lo que ocurría entre nosotros—nos dijo que iba al baño en el bar, pero después de eso no volvió. Paula se ha ido a levantar una denuncia por desaparición.

—¿Por qué no me habían dicho nada?

—Una parte de nosotros esperaba que estuviera contigo—soltó Mei, se notaba que había estado llorando—cuando te vimos llegar esta mañana nos dimos cuenta que no era así...tenemos que su vida se encuentre en peligro.

—¿Qué carajo estamos esperando?—solté—¡Vamos con Paula a la policía!

Ninguno se molestó en explicar porque salíamos juntos, casi corriendo, del edificio. Noté en mi espalda la mirada de Tara, pero la ignoré. Les indiqué a los otros cuál era mi automóvil, al que se subieron sin decir palabra. Rompí todas las leyes de tránsito de la ciudad para llegar a mi destino, ya después me haría cargo de todas las multas.

—¿Paula? ¿Han dicho algo?—preguntó Dean en cuanto entraron.

—Dicen que tenemos que esperar 72 malditas horas—soltó con rabia—¡Eso no es posible!

—¿Les dijiste lo que pasó con Lucas?

Apreté los dientes, cada vez más confundido. Sentía que no tenia idea de nada lo que ocurría en la vida de mi novia.

—Si, pero dicen que como es extranjero no pueden hacer más que darle una notificación para que no salga del país hasta que aparezca—Paula también contenía la rabia—de hecho, me parece que fue un error decirles, pues ahora creen que ella se ha ido por su propia voluntad.

Me aclaré la garganta, haciendo que los tres giraran a verme.

—¿De qué demonios hablan? ¿Quién es Lucas?

—Scotty...—la voz de Paula estaba cargada de tristeza—¿Ella nunca te lo dijo?

—El ex-novio de Ámbar la golpeaba, Scott—dijo Dean, sus palabras hicieron que me sentara por la impresión—Hace unos meses la estuvo acosando aquí en la ciudad, por eso se fue a Los Ángeles. Creímos que ese malnacido ya había salido del país.

No podía creerlo, ahora todo tenía sentido. Aquel enorme hematoma en el ojo, la forma en que se asustaba cuando me veía serio, las pesadillas, la excesiva cantidad de maquillaje que usaba en las últimas semanas. ¡Era un idiota!

—Voy a arreglarlo—dije con severidad, caminando al mostrador donde se encontraba una secretaria que mostraba desinterés por nosotros–Necesito hablar con el oficial Ryan Donner.

—¿Quién lo busca?

Por primera vez en mi vida no odiaba lo que iba a hacer.

—El hijo de Mathew O'Hara Senior—luché para que no me temblara la voz—¡Dígale que es urgente!

Ni Tan SolosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora