Venganza Atrapada ||Wenclair

kiam vi kondutas

Podía escuchar sus pasos acercarse cada vez más, gritar, romper... inclusive llorar...

Trataba de tapar su boca, evitando hacer algún ruido que llamará su atención.
¿Por qué carajo iba tras ella?

- Te encontré...

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Había pasado al rededor de una hora desde que salió de el lugar al que Enid le llamaba "Hogar"

Al fin estaba en el mundo real de nuevo, si bien no había pasado tanto tiempo, si tenía asuntos pendientes los cuales tenía que tratar.

Y entre ellos estaba visitar a Bianca.

Llego a la casa de la ya abren mencionada, apartir de ahora su trabajo seria lo suficientemente fácil.

¿Por que?

Fácil, Bianca siempre estaba sola en casa, su madre trabajaba, y el amante de su madre jamás estaba presente.

La situación perfecta.

Tocó la puerta, esperando alguna respuesta, la cuál jamás llego, cosa que se esperaba.

Es decir ¿Qué idiota dejaría entrar tan fácil a una asesina buscada en todo el país a su casa?

... Enid Sinclair...

Pero ese no era el punto.

Pasaron 30 minutos, y Bianca no abrió, así que recurrió a la fuerza, comenzando a empujar la puerta con fuerza, para este punto no le interesaba que los vecinos la vieran.

O que llamarán a la policía, podría escapar... podría esconderse, siempre lo hizo.

Al notar que era imposible abrir sin hacer un escándalo total, decidió ir a la parte trasera de la casa, rompiendo de una patada la puerta.

Una lastima que la hicieran esperar.

-Bianca... -Canturreo, su voz se había vuelto más grave de lo normal- ¿Dónde estas? ¿Te escondiste?

Dejo caer la parte superior de el hacha, causando una ruptura en el suelo.

Comenzó a caminar, haciendo que el sonido fuera cada vez más insoportable, dando pasos lentos pero seguros.

El entorno de aquel hogar era vacío.y frío, si bien había decoración... no había nada de vida.

Muebles pulcros, cuadros perfectamente colgados.

Addams comenzó a tararear sin sentido alguno, buscando por todas partes, más no podía encontrar a alguien en concreto.

- Me estoy cansando de tus juegos... Mejor sal de una vez -Pidió con el poco eje de cordura que tenia- contaré hasta tres... y tú vas a salir ¿Quedó claro? -Silencio...- Bien... Uno...

Se acercó a la puerta del ático, bajando con cuidado las escaleras de este, las escaleras rechinaron, haciendo aún más tenso aquel momento.