Mi trovis vin...

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—¿Con esa nula emoción es como recibes a tu madre? —Enid solos suspiro haciéndose a un lado, dejando entrar a su madre.

Realmente no la estaba escuchando, estaba buscando una explicación del porque Merlina no había vuelto, si ella la trató con el cariño necesario para que siempre volviera.

Sin contar la advertencia y aviso que le dió, ella siempre la iba a encontrar.

—Enid Sinclair, ¿Acaso estás prestando atención a lo que te digo?

—Mamá, en serio ¿tendremos está conversación ahora? No tengo cabeza para ello.

Esther suspiro, si hija la estaba exasperando, ¿Acaso le era tan difícil por una vez en su vida prestarle atención?

—Enid, hablo en serio, no me causa tranquilidad que vivas sola siendo que esa criminal está suelta, ¿viste lo que hizo? No esa niña de las noticias es amiga tuya?

—Numero uno, puedo defenderme sola, número dos, jamás fue amiga mía, solo nos conocíamos, y número tres, es solo una niña mamá, ¿Que es lo peor que puede hacer?

—No lo sé cariño... ¿¡Apuñalarte?! —al escuchar esto la rubia sintió una corriente pasar por su espina dorsal, acaso... ¿Merlina la apuñalaria mientras la ve a los ojos? Tal vez incluso después de eso... Ella utilicé el cuchillo para —ENID, PUEDES PRESTARME ATENCIÓN?

—¿Eh? Ah, si, perdón, perdón, gracias por tu visita mamá, tomaré en cuenta lo que me dices —sin darle la oportunidad de decir algo más la empujó sutimente hacia la puerta— vuelve con cuidado a casa, te quiero —y sin decir más cerro la puerta de un golpe, suspirando y tratando de lanzarse aire a la cara.

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La azabache llegó al único lugar donde sabía que al menos estaría libre de la policía y de la loca un tiempo.

—¿Que haces aquí? —el nerviosismo no fue pasado por alto, algo claramente estaba mal— entra rápido, nadie puede verte.
»¿Que carajo haces aquí? Creí que había quedado claro que no volveríamos a tener un contacto, al menos uno directo.

—Si no recuerdo mal, la primera en contactar conmigo fuiste tú, Yoko.

—Si, así fue, y fue solamente para advertirte de ella... —Desvio levemente su vista hacia su mano, la cual aún estaba vendada por aquel ataque que le dió a Enid.

—Bien, debiste advertirme que estaba realmente loca y que no solo era una loca con complejo de sanador.

La nipona suspiro de mala gana, sabía que Merlina solo iba a tomar en cuenta las palabras que ella quisiera, pero no esperaba que tan así.

—Jamas te dije que tenía complejo de sanador, te dije que está loca y obsesionada, y según tus palabras ella no representa una amenaza para tí, ¿que te hizo cambiar de opinión?

—tenerla frente mío, que me dejara inconsciente y que me diera unas advertencias muy claras respecto a mi persona —comenzo a inspeccionar el lugar, hablando como si lo que había sucedido no tuviera la más mínima relevancia— tiene hibristofilia.

—Eh?

—tiene una filia rara que hace que se sienta sexual y románticamente atraía por gente que ha cometido un crimen o es propenso a cometerlo.
Por eso se en capricho tanto conmigo.
»Pero hay algo más, es como un perro, siguiendo ciegamente a su dueño por más atrocidades que haga, como si... Creyera que lo que pasa está bien.

—Comprendi, tienes un compañero de crimen ahora, ¿Ahora me dirás que mierda haces aquí?

La agresividad con la que Yoko hablaba no era algo a lo que Merlina estuviera acostumbrada, por ende se limito a suspirar para explicar mejor lo que tenía en la cabeza.

—Te lo diré, cabeza hueca, Pero antes escucha, eso es lo que es malo, Sinclair sabe diferencia entre el bien y el mal, porque me da libertar, Pero a la vez me la arrebata, quitándome todo, es como darle una pequeña cantidad de oxígeno a una persona que está apunto de ahogarse, le das el mínimo para que siga con vida, Pero no el suficiente para que pueda escapar —se quedó callada unos momentos viendo la reacción de Yoko ante lo dicho, pero al parecer debería ser más consisa con lo que quería dar a entender.

»Me refiero a que ella sabe lo que hace, esperando a que yo regrese como un pequeño perro a sus manos, ella me va a buscar, ella comenzará a reunir cabos para saber en qué lugar estoy o en qué momento voy a regresar... Vine aquí porque... Necesito que hagas algo por mi.

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Algunas horas después Enid se apareció frente la puerta de la nipona, tenía muy poca paciencia y la suficiente fuerza como matar a quien se interpusiera.

Le encantaría que su mejor amiga no fuera ese quien, porque realmente le tenía un aprecio, Pero si Yoko lo buscaba no le dejaría otra opción.

—Yoko —saludo a la nipona con una sonrisa, haciendo que la mayor temblará ante esto, haciéndose a un lado dejandola pasar —Tramquila, solo vengo de paso y a preguntar, ¿Dónde escondiste a Mi amor?

—En ningún lado, sabía que ibas a venir, ella estuvo aquí hace unas horas, pidiendo un lugar donde esconderla, o inclusive que te distrajera con mierdas y mandarte a lugares sin salida —suspiro— no quiero estar en lo que sea que este haciendo, Enid, aún estás a tiempo de alejarte de ella.

—¿De que hablas? —se burló acercándose a ella— no hace unos días eras tú quien decía que la amenaza era yo? ¿Que te hizo cambiar de opinión al respecto?

—Que eres mi amiga, ella una asesina.

Venganza Atrapada ||Wenclair  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora