Debe admitirlo, es una persona sensible, y esta misma sensibilidad es lo que le llevo a la ruina, en la sociedad en la que vive ser un arquitecto, un artesano, carpintero, o como sea que gusten de decirle es un trabajo que te da asegurado riquezas, él lo sabe, lo vivió y sus padres también, pero la fortuna que habían formado poco a poco se fue haciendo cada vez más escasa, sobre todo luego de la muerte de sus padres y la construcción de su obra magna, el palacio Alcazarzaray, lo que conlleva que mantener la mansión en la que vive y apenas pudo salvar sea muy difícil de mantener, la ida de los criados hacia que esta misma fuera mas solitaria.
Se había prometido a si mismo que no haría otra buena acción, pero es que realmente no pudo resistirse, dio la casualidad que dio con uno de los tantos esclavos que hay en Sumeru, no es una novedad, probablemente nació en una familia de esclavos, pero ese hombre, nunca había visto a alguien como él, ojos que hipnotizaban, cabello gris pero que le hacia tener una belleza singular, como si fuera el polvo de un diamante por los colores que demostraba cuando se movía y el sol chocaba contra sus hebras.
Este hombre, era inteligente, era mas inteligente que cualquier esclavo que haya encontrado una vez, sabia cosas que quizás no debería, y si bien su lengua era afilada, incluso para un esclavo, a Kaveh le dejo encantado, como si hubiera caído en un hechizo.
La conversación cayo en algo inédito que estaba pasando en otra región, decían que un esclavo de Inazuma iba a celebrar su cumpleaños, generalmente los esclavos no celebraban su cumpleaños y fue justo ello lo que le comento al chico de cabello gris, mismo que se encogió de hombros antes de mencionar lo siguiente:
— Los esclavos en Inazuma son más especiales, puede a ver preferencias de todo tipo, ¿y quién va a cuestionar como trata a su esclavo alguien más?
— Hm, eso es cierto, aunque me pregunto si tiene dueño, dado que le van a celebrar eso significa que su señor o señora lo esta permitiendo.
— Si no tuviera dueño dudo que alguien siquiera recordara su cumpleaños.
Touche, el chico frente a él tenia razón, eso era lo que hacia que la noticia fuera concurrida, es raro que alguien recuerde el cumpleaños de su esclavo.
— ¿Tú tienes dueño?
— Todos los esclavos tenemos dueño. —El chico soltó un suspiro, realmente debe ser frustrante tener tu libertad atada a alguien más, que injusto. — Aunque ahora mi dueño es comerciante, así que solo me tiene hasta que me venda.
— Ya veo...podría ir a hablar con el comerciante, estoy pensando en que seria bueno tener a alguien en casa para hacer algunas cosas, y tu te vez mucho mas competente que otros esclavos que he visto.
La mirada que le dio el chico le dio a entender que quizás no le creía del todo, fueron solo segundos, pero para él fue como si el contrario lo leyera por completo, no es que tuviera nada que ocultar, realmente necesitaba a alguien en casa (o se volvería loco) y el contrario parecía más competente, aparte, si lograba educarle de buena manera quizás podría hacer resaltar la inteligencia ajena.
— Si me compra estaré a su servicio entonces.
— Eso lo sé, venga, llévame con tu actual dueño y quizás ya sea antiguo al final de nuestra conversación.
El chico de cabello gris no dijo mucho más, pero los grilletes sonaron cuando empezó a caminar, al llegar al lugar pudo ver un puesto de vendedor ambulante, muchas mujeres y hombres con grilletes, algunas mas bellas que otras, aunque todas eran bellas al final del día, pero se centro en el señor que se veía estaba vendiendo otras cosas, la ropa mas colorida, destacaba entre los demás esclavos, así que sin dudarlo se dirigió a hablar con él, mencionando que quería hablar sobre el otro tipo de negocio que poseía, y para ser discretos se fueron a la tienda mas privada del comerciante.
Realmente fue cansador, una hora o algo mas de conversación, acuerdos, sobre como pagaría a Al-Haitham que era el nombre del hombre de cabello gris, pero lo logro, no de una manera del todo...pura, pero es un hombre y conoce las debilidades de los hombres, así que solo hizo un pequeño favor al comerciante, debe haberlo dejado satisfecho dado que luego de eso le entrego los papeles de su compra con una sonrisa en la boca.
El rostro de Al-Haitham cuando le dio la noticia fue prácticamente demasiado neutral, aunque pudo ver como se sorprendía por menos de un segundo, tendrían tiempo para conocerse, pero viendo esas micro expresiones estaba casi seguro de que dentro de esta personalidad dócil y pasiva había algo más... ¿pasional? ¿fuerte? No estaba seguro, pero lo averiguaría.
— Lo seguiré entonces, amo.
— No me digas "amo" solo llámame Kaveh, es mi nombre.
— Como usted diga.
Sinceramente ya le estaba dando algo que el contrario se dirigiera a él de usted, pero no podía hacer mucho, solo esperar que el tiempo le ayudara con eso, aunque por lo que le dijo el comerciante, Al-Haitham es menor que él, dos años para ser exactos.
La voz del chico le saco de su pensamiento.
— ¿Puedo preguntar qué es lo que hare?
— Pues mas que nada cocinar, mantener limpio todo, si lo deseas puedes leer libros en mi biblioteca durante tu tiempo libre. Realmente es más que nada para que la casa no se siente sola —Explica encogiéndose un poco de hombros— A veces me ocupo mucho así que necesito a alguien que me saque de mi estudio, soy...arquitecto, así que cerca de mis fechas de reunión con mis clientes me olvido de dormir o comer.
Incluso si no lo dijo, noto la mirada de extrañeza en el contrario, pero era mejor para el fingir que no vio eso, muchos le decían que estaba en edad de casarse, tener hijos y mas cosas, pero primero debía estabilizar su vida y lo sabe.
— Aso que debo encargarme de la casa y usted, comprendo...
— No tanto de mí, sentiría que eres como una niñera, puedes hacer lo que te plazca en tu tiempo libre, tendrás una habitación propia... —realmente quería decir más cosas, pero parte de él sabia que el contrario no lo iba a comprender— Si lo pongo en palabras simples, te compre para liberarte de cierto modo.
— ¿Liberarme? —y fue aquí que Al-Haitham por primera vez levanta la cabeza, mirándole— No...logro entender porque.
— ¿No? Bueno, toda persona merece libertad, aparte por lo poco que vi y hable contigo puedo saber que eres alguien inteligente, lo ocultas, lo que te hace mas inteligente que el promedio probablemente. —durante la conversación habían llegado a su hogar, así que abrió la puerta de su hogar— Y eres bonito, los esclavos bonitos suelen tener que hacer otro tipo de "servicios" sean hombres o mujeres, así que también lo vi por ese lado (liberarte de esos "servicios"). Quiero ver tu evolución sobre como serás una vez tengas tu libertad.
— Sabes que...solo podre ser libre mientras tú seas mi dueño, ¿verdad? Nada me puede mover de mi condición de esclavo al final.
Ve al chico pasar a su hogar y el pasa detrás de él, cerrando la puerta.
— Claro, pero si me preguntan tu precio o te lo preguntan a ti, di que no estas a la venta. Después es todo, la libertad no puede ser comprada ¿verdad?
Fue entonces cuando escucho como si campanas sonaran al escuchar la imperceptible risa ajena.
— Tienes razón, Kaveh.
ESTÁS LEYENDO
In all the worlds that I knew you. [KaveTham]
Fiksi PenggemarUna compilación de los encuentros de Al-haitham y Kaveh a traves de todos los mundo, ¿cómo seran sus aventuras? ¿estan destinados? No lo saben, pero quizas hay algo mas que los une, algo mas permanente que lo que llamamos...mortalidad. 冬 En todos lo...