XXI

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Los pasos de pelinegro eran apresurados, los sirvientes se hacían de inmediato a un lado y se inclinaban ante su emperatriz.

— Emperatriz más despacio –pidió Luo Qingyang.

— No, cállense –demandó.

Las puertas del palacio de chispas sobre la nieve se abrieron de inmediato.

— ¡Majestad!

Ouyan Zizhen se apresuró a recibir a la gran emperatriz.

— Majestad, por aquí.

Zizhen sabía que lo podían reprender en cualquier momento por no haber saludado correctamente a la emperatriz, pero el momento no lo ameritaba.

Una vez llegando a la habitación de Jin Ling, todos hicieron una gran reverencia hacia el recién llegado. Una expresión de inquietud se apoderó del rostro del pelinegro.

— Salgan, Xingchen quédate –la voz del pelinegro sonaba distinta. — De inmediato.

— Si, majestad.

— Zizhen.

— Sí.

— Llama al emperador.

— Enseguida.

Wei Ying inspeccionó el cuerpo del castaño, era un evidente envenenamiento.

— ¿Qué demonios pasó?

— Estaba por cincelar un trozo de jade, un polvo extraño salió de él, y bueno segundos después se desvaneció entre mis brazos.

— Maldita sea. Estos hijos de puta están aprovechando cada segundo.

La energía que Xingchen le había transferido al castaño había ayudado un poco, pues el veneno se había retenido y no tenía paso para fluir.

— La doctora Wen no está así que debemos hacerlo nosotros. Xingchen, ¿Qué clase de veneno crees que sea? –cuestiono al erudito.

— No lo sé, es demasiado extraño.

— Yo tampoco puedo adivinar –Wei Ying se sentía demasiado frustrado e impotente en ese instante. — Esperemos al emperador.

— De acuerdo.

El semblante del más alto estaba inexpresivo. El aura de furia rodeaba por completo a la emperatriz.

— El emperador ha llegado –anunció Wen Ning.

Lan Wangji entró a la habitación, a su lado Lan Qiren lo acompañaba.

— Tío –saludo Wei Ying. — Emperador, esto es grave.

— Majestad. Déjeme revisar.

El mayor se acercó hasta el joven postrado en la cama. Inspeccionó con calma, su ceño se frunció un poco.

— ¿Ya ha intentado su majestad romper el vínculo del veneno?

— Lo he intentado, pero debido a la energía que manejo, es obvio que no podré ayudarlo –la frustración acompañaba las palabras del pelinegro.

— De acuerdo. Emperador, permítame hacer algo de inmediato.

— Adelante tío.

El mayor comenzó a emitir energía sobre la palma de su mano, segundos después coloco esta misma sobre el pecho del castaño, dejo su mano posada allí un par de segundos y posteriormente, quito la mano, acompañada de ella venía energía resentida. A modo de que la energía salía, el color comenzaba a regresar al rostro del castaño.

La princesa heredera °Zhuiling°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora