XX

221 29 15
                                    

La doctora Wen llegó a la Torre Koi por la madrugada, con la compañía de Xue Yang.

- Salgan todos por favor, yo me haré cargo desde ahora.

- Sí doctora.

Los sirvientes de la familia Jin salieron de la habitación.

- Tengo una petición tía.

- Le escucho mi príncipe.

- Sea lo que sea que tengas que hacer, hazlo. Salva a Xiao, por favor.

El cansancio y la frustración eran evidentes en el rostro del azabache. La mujer se sintió afligida por un instante.

- Haré lo que esté en mis manos.

- Gracias.

- Cuídate príncipe, tus padres están al pendiente de todo.

- Lo sé -dejó salir una pequeña sonrisa. - Y precisamente esa es la razón del porqué me siento un poco más aliviado.

- Duerme al menos una hora.

- Lo intentaré. Nos vemos.

- A-Yuan -la joven mujer lo llamó antes de que este saliera. - La princesa heredera es más hermosa de lo que creí.

Las cejas del azabache se contrajeron, alguien más adulaba a su esposo, esto estaba sucediendo con frecuencia.

- Gracias, pero este príncipe es consciente de quien es su esposo. Me retiro.

Justo como lo planeó, la mujer dejo salir una risa, tal parecía que su sobrino seguía igual que siempre, justo como su padre.

- Los Lan son más territoriales que un dragón.

Sizhui fue a encontrarse con Xue Yang, el joven guardia tenía un par de ojeras debajo de esos dos grandes ojos negros. El guardia se recompuso una vez vio al azabache acercase a él.

- Mi príncipe -se arrodilló de inmediato.

- Xue-jun, es bueno verle.

El guardia se puso de pie.

- Gracias, igualmente.

- ¿Ha estado todo bien en el palacio?

- Sí, ninguna novedad. La princesa heredera está siendo resguardada por la mano del rey.

Sizhui se sorprendió un poco al escuchar aquello, sin embargo, no menciono nada más.

- Lamento interponerme en esto mi príncipe, pero permítame acompañarlo al lugar de la formación sin terminar.

- No -una expresión de seriedad apareció en el rostro del azabache. - Estás aquí para escoltar a la doctora Wen, debes seguir las órdenes de la emperatriz.

El pelinegro se resignó de inmediato, cuando el príncipe tenía aquella expresión en el rostro era mejor no contradecirlo, puesto que no sabías si podías salir vivo de allí.

- Mi príncipe.

Jin Guanyao apareció de la nada luciendo aquella gran sonrisa que lo destacaba, en sus manos traía una carta.

- Ministro Jin.

El joven príncipe le dio una orden al guardia negro con solo mirarle directamente a los ojos. Xue Yang estaría alerta de todo a su alrededor.

- Lamento venir a esta hora, pero escuché de la llegada de la doctora Wen, fue inesperado.

- Era de urgencia su presencia.

- Ya veo. Esto es para usted -le entregó la carta que sostenía entre manos.

- ¿Para mí?

El contrario asintió observando la expresión de desconcierto del joven príncipe.

La princesa heredera °Zhuiling°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora