X

232 37 6
                                    

Desde las profundidades del reino en Gusu Lan hasta las lejanas montañas del Qinghe el rumor de que el joven príncipe había salido con una mujer se extendían tan pronto como era posible.

Sizhui ese día volvió al palacio con una gran sonrisa reluciente, no ceno con Jin Ling a pesar de que este último dijo que lo esperaría.

— El príncipe se nota feliz -mencionó Suyin.

— Sus visitas del día de hoy lo alegraron -respondió el guardia.

— Xiao-jun, considero que esto afectará a la princesa.

El eunuco no pudo imaginar la reacción de su princesa. Había pasado toda la mañana y parte de la tarde con el castaño, un sentimiento de culpa lo invadió.

— Yo también lo sé -asintió. — Pero creo que esto no nos incumbe.

— Tienes razón. Iré a preparar el baño para el príncipe.

El guardia asintió ante la mención del otro hombre. Pensó por algunos minutos en todo el revuelo qué se dispararía al día siguiente, dejo salir un suspiro y fue a custodiar el palacio.

A la mañana siguiente ambos príncipes salieron del palacio. Jin Ling había estado tan inquieto el día anterior qué incluso lo habían reprendido mientras tomabas las lecciones.

— "Princesa por favor preste atención" –el anciano dijo. — "Debe de saber comportarse como tal, o si no dejará en ridículo a la familia real".

El más joven asintió ante el regaño. Esos ancianos si qué eran molestos, pero no se iba a permitir fallarle al respeto a su nueva familia.

Mientras tanto, en el camino hacia la ciudad de Caiyi, aunque había un gran silencio, el ambiente se sentía mejor que las otras veces.

— El asunto que debes resolver, ¿es muy importante? –preguntó hacia el azabache.

— No realmente.

El castaño asintió ante la respuesta del otro. Sizhui sintió qué debía hablar más así que lo hizo.

— Es un comerciante qué ha estado evadiendo los impuestos, con ese dinero que debe la corona piensa que será suficiente para hacer un refugio.

— ¿Un refugio? –el interés surgió.

— Mn, el emperador quiere tener un lugar para las personas que no tienen hogar.

— ¿No Gusu ya tiene uno?

— Ese es para niños, pero este será para adultos mayores y mujeres.

— Entiendo –asintió nuevamente. — Me gustaría ir cuando esté listo –pidió amablemente.

— Claro, podrás venir siempre qué quieras.

Las palabras del azabache habían sonado demasiado bien a los oídos del castaño, ¿acaso le estaba dando más libertad?

Llegando una vez a la ciudad, ambos bajaron del carruaje, está vez Jin Ling acepto aquella mano qué le ofrecía el príncipe.

— Mis príncipes, la reservación en la posada es hasta dentro de dos horas –habló Suyin.

— Lleven a la princesa a dar un recorrido por la ciudad, vendré en una hora –ordenó.

— A sus órdenes mi príncipe –dijeron al unísono todos los sirvientes.

Sizhui miró por unos segundos al castaño sin saber qué decir realmente.

— Vendré pronto.

— Mn.

Ambos inclinaron su cabeza en forma de reverencia y cada uno tomo un camino distinto.

La princesa heredera °Zhuiling°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora