Capítulo 7

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¿Dónde había quedado el tierno esposo? Aquella pregunta estaba perdida en la mente de Minho. Se sentía solo y desorientado. No entendía la razón de muchas cosas y eso lo desesperaba.

La situación era bastante fácil, aquellos seres inmortales lo estaban manipulando borrando y cambiando su memoria a un punto que no sabía que era real y que no. Lastimando su alma de una manera irreparable.

En ese momento se encontraba en la cocina sólo, estaba haciendo una tarta de moras para su esposo. Una favorita la cual podía comer noche y día. Pero de cierta forma creando escenarios falsos con su mejor amigo, queriendo compartir aquel dulce con él también.

—Seungmin estará feliz de comer tarta, hoy tal vez y fue un día bastante pesado— habló feliz, tenía en sus manos aquella herramienta con la cual sacaba la charola del pan que en estos momentos cambiaba por un molde —¿Seungmin?— murmuró dejando caer el pastel, sus piernas flaquearon cayendo de rodillas.

—Señor ¿está bien?— habló un sirviente el cual lo ayudo a levantarse. Las piernas del humano aún temblaban, su mente estaba confusa distorsionando todo aquello "real" en ese momento.

—Estoy bien, Verde, gracias— su respiración se cortó y miró al muchacho quien su mente mostró su horrible cara —¡VERDE!— gritó alterado para caer inconsciente.

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Pasado.

El día era hermoso, los pájaros cantaban y la casa Kim podía sentir la alegría. Ese día el primogénito volvería de la guerra cruel, quien se imaginaria que el muchacho rebelde y bastante cabezota se convertiría en tan apuesto caballero.

Todos los sirvientes estaban en la entrada principal, separados en dos filas que los dividía de quien podía engendrar un hijo en el vientre y quien podía procrearlo.

El sonido del caballo los hizo aún más tensos de lo que ya estaban, mirándose unos a otros vieron pasar a la señora de la casa con sus cuatro hijas correr hacia el muchacho, sabiendo que el señor y su segundo hijo permanecían aún en la entrada, el mayor con una sonrisa sincera mientras el segundo con la mente hecha un revuelo del porque seguía vivo su hermano y una sonrisa aún más que fingida.

—Bienvenido a casa— todos y cada uno de los sirvientes hizo una reverencia de noventa grados al pronunciar esas palabras y esperando hasta que el muchacho y sus eufóricas hermanas y madre pasaran.

—¿Honnie?— preguntó el joven cuando vio a tan hermoso jovencito en la fila de los sirvientes. El muchacho levantó la cabeza para volver a bajarla —¿Minho?— volvió a preguntar bastante sorprendido el guerrero.

—Señor— habló débil, era bastante vergonzoso y más teniendo tan afilada mirada por parte de la señora Kim en su presencia. Había sido realmente difícil que lo dejara trabajar en esa casa como para en un segundo perder su poca estabilidad.

—Vamos hijo, exelentes invitados te esperan— empujó la señora de la casa a su hijo a tan aburrida fiesta de bienvenida. El joven ya conocía a todos, extravagantes familias podridas en dinero e hipocresía.

—¿Que tal su estancia en el ejército?—  preguntó una hermosa jovencita, si bien ella sería su futura esposa, elegida desde el vientre solo por ser hija de la familia amiga.

—Horrible, muertes, sangre. Nada que tú estúpida mente soporte— aclaró, hizo una reverencia y salió del salón.

La muchacha se quedó pasmada, regresando la mirada a dónde su madre y la señora Kim platicaba. Era inútil hacercarse a Seungmin y eso la irritaba. Tanto que podía hacer una rabieta frente a la señora Kim argumentando que alguien más ocupaba su lugar en el corazón de su Seungmin.

Esposo Mío (Editado) HyunhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora