El mundo de la mente

1.1

El día comenzaba como cualquier otro, para Alessandro no había lugar para las sorpresas, por lo que a pesar de su sueño, se limitó a hacer lo que siempre: Desayunar algo liviano (comer de más le producía nauseas), bañarse, para luego tomar el bus que lo dejara puntual en su trabajo.

La ciudad en la que vivimos parece haber sido olvidada por el tiempo, los edificios están en un claro deterioro: el gris de las calles, se combina con el verde de los pastos que se asoman entre el descuidado pavimento, los inmuebles abandonados, y luego ocupados por indigentes, forman parte del paisaje cotidiano. La gente suele tirar basura en las calles, y los vendedores ambulantes forman parte de lo que en el día a día se ve por aquí.

Producto de una mezcla de malas administraciones, y de casos de corrupción por parte de las autoridades locales, el país atraviesa una de sus peores crisis financieras de la historia, en consecuencia de esto, hay un clima constante de inseguridad, la tasa de homicidios y robos se ha disparado sin obtener por parte del gobierno una respuesta efectiva. La ciudadanía entera parece llorar sangre en silencio, es como si el destino no solo de la ciudad, sino también del país fuera un barco con destino incierto, con el constante riesgo de colapsar y con certeza de que no se va hacia ningún lado.

Este era el clima en el que vivía Alessandro. Pese a todo él había aprendido a convivir con todo ello, había acoplado aquel grotesco vivir a la perfección con su día a día.

Mientras caminaba rumbo a la parada de Bus, se encontró con una sorpresa: a lo lejos vio a una de las pocas personas por las que él realmente sentía aprecio su hermana menor Nathaly; Se llevaban solo tres años; ellos tuvieron una infancia feliz, se podría decir que eran de esos hermanos que lo hacían todo juntos, y pese a que por ciertas circunstancias por unos años se habían distanciado un poco, últimamente la relación había reflorecido con todo su esplendor haciéndolos realmente muy unidos.