Ángel parte dos

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Todo era tranquilidad en aquella mañana de Sábado, la cálida y acogedora casa se encontraba en total silencio. Afuera solo se podía escuchar el ameno sonido del viento suave golpeando las ramas de los árboles que estaban apostados en la acera, y solo pasaba algún ocasional automóvil con tal sigilo que resultaba casi imperceptible, mucho menos para los hermanos que dormían plácidamente en sus respectivas habitaciones luego de su anterior noche de juerga.

Fue necesario que el teléfono sonara durante unos cinco minutos, para quitar a Alessandro de su plácido sueño, aquel aparato que de forma maliciosa e insistente se esmeraba en derrumbar aquella escena tan tranquila, no portaba las mejores noticias, con una voz ronca, los ojos entrecerrados y bastante fastidio a causa de la interrupción de su descanso Alessandro contestó aquella fatídica llamada

-Hola...-Del otro lado del teléfono sonó la voz de un hombre que con una voz seca y muy seria replicó:

-¿Buen día, hablo con la familia Doria?

-Sí, aquí es señor ¿en qué puedo ayudarlo?

-¿Es usted mayor de edad, y familiar del señor Ángel Doria?

-Sí..- Por Alessandro atravesó un escalofrío por la espalda, aquella llamada no podía tratarse de nada bueno, en su interior esperaba lo peor.

-Le hablamos de la policía, lamentamos informarle que el señor Ángel Doria a sufrido un ataque cardíaco, pese al gran esfuerzo de los médicos... Doria pereció ésta mañana en el hospital central.

En un segundo aquella escena amena y cálida, pasó a ser fría y aterradora. Aquella hermosa casa se había tornado gélida e inmensa, y aquel silencio tan placentero se había convertido en un silencio tortuoso que no daba tregua ni respiro, al parecer el destino había tomado juego en la vida de aquella familia desgarrándola a su antojo, sin ningún motivo aparente, y de la peor manera que conocía: la muerte.

Luego de dar aquella nefasta noticia, el policía del otro lado del teléfono dio sus condolencias, y le indicó los pasos a seguir por la familia Doria, con una casi nula respuesta por parte de Alessandro que no logró salir de su estado de "shock". En el instante en el que terminó esa llamada todo el mundo se había derrumbado. Sin familiares directos con los que tuvieran una buena relación, los jóvenes hermanos pasaban a quedarse solos en el mundo, con una inocencia propia de la sobreprotección de su ahora difunto padre, ellos deberían enfrentar el reto de crecer y afrontar todo por sí mismos.

Daba pena simplemente verlo, con ojos tristes, sin moverse del exacto lugar donde recibió la llamada, sintiendo dolor intenso en el pecho que no le permitía hacer movimiento alguno, ni expresar un solo sonido, ese dolor que podía ser comparado con tener clavadas mil agujas tuvo como consecuencia un grito desgarrador seguido por un ataque de llanto incontrolable, los sentimientos de Alessandro se habían desbordado por completo. La noticia era increíble, seguramente aquel policía se había equivocado ¡por supuesto! todo se trataba de un error, o de un macabro chiste y seguramente su querido padre volvería como siempre con el almuerzo, como cada sábado desde que él tenía memoria, trató por todos los medio convencerse que aquello que estaba entre sus pensamientos, era cierto ¿Qué haría? esa era su gran duda. Seguramente a consecuencia de los gritos desesperados de su hermano, Nathaly se presentó en la sala con cara de preocupación, no hicieron falta palabras, casi inmediatamente después de verlo, se abalanzó sobre su hermano y lo abrazó con todas sus fuerzas. Luego de permanecer un rato abrazados en silencio, finalmente Nathaly sentenció:

-Papá... ¿él ésta?- Lo único que Alessandro atinó a hacer con lágrimas en los ojos fue  un gesto positivo con la cabeza, pues no encontraba palabras para decirle a su hermana, que su querido padre estaba muerto, ni siquiera encontraba el valor para decirse a sí mismo lo acontecido, ambos permanecieron abrazados por un largo rato.

¿Quién iba a pensar que una persona tan pequeña,  con un rostro que inspiraba dulzura de ojos inocencentes, fuera la que tomase el control de la situación? pues Nathaly obligó a su pasmado e inoperante hermano a vestirse e ir a reconocer al difunto, tal y como lo había indicado el policía. 

Una vez llegados a aquel hospital de grandes dimensiones totalmente  blanco y con  olor a alcohol impregnado en todas partes, fueron atendidos por una recepcionista que les indicó el lugar donde se encontraba la morgue. Una vez en la habitación indicada se dirigieron a un escritorio donde habían dos sujetos vestidos con túnicas blancas, aquel lugar parecía sacado de una película, con muchas camillas metálicas, algunas de ellas con cadáveres tapados por un velo blanco, luces blancas emitidas por tubos, sin ninguna ventana.

-Hola, ¿en que puedo ayudarlos?- Pronunció uno de los sujetos con voz tranquila mirando a los hermanos fijamente; ambos, estupefactos por la situación tardaron un rato en indicarle que venían a reconocer a su padre, luego de una caminata de unos metros que pareció eterna, el médico se plantó frente a una de las camillas y musitó -Éste es Ánegel Doria lo supimos por los documentos que portaba- Efectivamente aquel era el cuerpo de lo que alguna vez fue su padre, frío y sin portar expresión alguna. Tristemente ésa sería la última imagen que alguien tendría de Ángel, lo que siguió fue un llanto desconsolado, el sujeto entendiendo aquel momento, se hizo a un costado para dejar que fluyan los sentimientos de angustia.


 Luego de rápidos trámites con la aseguradora, y con el hospital llevados a cabo por Nathaly se dictaminó que el funeral sería en una sala proporcionada por la empresa de seguros, unas ocho horas luego de que los afectados hermanos abandonaran el hospital.

A medida que pasaban las horas familiares y amigos hicieron llegar sus condolencias a los desahuciados hermanos. El teléfono, satisfecho con su labor, pero insaciable no paraba de sonar y atenderlo era una labor tortuosa y repetitiva, prácticamente el discurso era en todos los casos el mismo: "Gracias por tu llamado... Agradezco tu apoyo...el funeral será en...adiós..." generalmente los llamados eran de personas que hacía años no veían, con interés esporádico en la situación producto de un viejo cariño que alguna vez había existido, pero que ahora estaba casi extinto.

El funeral fue breve, en una habitación con grandes ventanas, decorado con muchas plantas, y dos ambientes separados, en uno se encontraba el féretro rodeado de flores, y el otro era una sala bien iluminada con muchos sillones, divididas por una pared fina y blanca como la nieve. De las aproximadas cincuenta personas que allí se encontraban solo dos sentían un dolor visible, mientras que algún familiar directo los abrazaba, y consolaba de a ratos. El resto de los invitados se limitaban a hablar entre sí, dejando escapar de vez en cuando alguna sonrisa, aquello parecía una reunión en un club social.

Alessandro notó así que a causa de los cuidados que su padre les brindó durante su vida, lo alejaron de las personas que en algún momento fueron queridas, y que en aquel momento se encontraban allí por el espectro de algún sentimiento pasado, lo que ahondó al afligido joven en un sentimiento de culpa, y tristeza aún más profunda. Ahora todo estaba claro, su progenitor había dado la vida por ellos, y ellos no lo habían valorado como era debido hasta ese momento, y en ese momento ya era tarde para hacer cualquier cosa al respecto.

Con los primeros rayos de sol matinales se produjo el entierro, mientras dos hermanos veían impotentes no solo como descendía para no ser visto jamás aquel cajón de madera,sino también ven, como su vida pasada es sepultada por completo.

El mundo de la menteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora