Diez años atrás, en una ya avanzada madrugada Alessandro y Nathaly se dirigen a la casa de su padre, donde por aquel entonces vivían. Se encontraban en estado de total ebriedad, acababan de salir de una discoteca que estaba en el centro de la ciudad. Aquel local decorado con palmeras, luces verdes, azules y rojas por fuera, y por dentro era de lo más excéntrico con paredes de color rojo cobrizo, bolas de espejo que salían del techo junto con todo tipo de luces coloridas, y barras largas con bebidas, banquetas color negro del lado de los consumidores, mientras que los "bartenders" atendían al público con alegría. La música era tan alta que hacía que charlar adentro fuera realmente difícil.
Aunque no era el más concurrido de la ciudad, sí era el preferido de los hermanos (para ellos era casi un ritual ir fin de semana, tras fin de semana).
El camino de vuelta era de lo más pintoresco de hacer, eran unas trece cuadras hasta su casa, y aquel recorrido bien iluminado, con aceras en perfecto estado, pequeños árboles sobre los costados, comercios cerrados por la hora, también otras discotecas y bares donde podían verse desde personas felices, bailando y riendo hasta sujetos llorando por amores no correspondidos, sintiendo que aquella era la última noche de sus vidas.
Nathaly era una joven realmente encantadora, no medía más de un metro sesenta con tacones puestos, tenía el cabello rizado color azabache, era casi imposible no verla con una sonrisa; siempre fue la sociable,era de las que afrontaba los problemas con gallardía, e ingenio; Por el contrario Alessandro (que mediría un metro setenta, con cabellos rizados color mas bien castaño y una barba de una semana sin afeitarse) era más bien retraído, su cabeza era todo un mundo, plagada con todo tipo de ideas que él consideraba innovadoras y una imaginación casi infantil. Tampoco era bueno afrontando problemas, sino que prefería apoyarse en el juicio de su hermana menor y su gran capacidad para resolver cualquier apremio.
Entre risa y risa uno le decía al otro: -¡HEY! ¡vaya chico quiso conquistarte hoy!- Dijo el mayor de los hermanos serpenteándose.
-¿A mí? ¡pensé que intentaba conquistarte a ti!- respondió la pequeña hermana con su gigante sonrisa, luego ambos se echaron a reír continuando con su recorrido.
A unas seis cuadras de su destino estaba la estatua de uno de los libertadores de la patria, montando un caballo, con su mano derecha extendida sosteniendo una espada. En la base de la estatua se podía leer la leyenda "Libertad o muerte".
En un costado del monumento estaban dos chicas vestidas de negro, tomando vino directamente del envase . En el momento justo en el que pasaban por allí Nathaly y Alessandro una de las chicas vestida de negro se levantó, y señalando el monumento dijo con una voz fuerte: -¡que chiste, los libertadores de la patria no son mas que asesinos disfrazados de héroes! en su lugar debería de haber una estatua de alguien que sí haya hecho algo extraordinario por el mundo.- Los hermanos al ver aquella escena cuasi política, no pudieron aguantar y estallaron en una carcajada, por suerte para ellos, las dos chicas vestidas de negro apenas si notaron su presencia.
Ya casi en el final del viaje a casi media cuadra de su destino, se encontraba una gran tienda de indumentaria deportiva, que tenía una explanada por fuera hecha de madera con pequeñas tarimas iluminadas, donde se mostraban bicicletas. Aquella explanada estaba vacía, casi inmediatamente después de verla Nathaly fue corriendo ante el asombro de su hermano, que de todas maneras decidió seguirla. -¡Esta es nuestra oportunidad, Cantemos Ale!- casi sin dudarlo ambos se subieron a una de las tarimas, que usaron a modo de escenario, y pusieron a cantar para un nulo público, de manera desafinada:
<<No estamos preparados para morir
Al mundo no le importa lo que sentís
No es lo que me dijo mi educación
No quiero formar parte, pido perdón...
Volvé a nacer, no dejes que nos mientan
Quiero creer, que no estamos a la venta...>>
Ese era un tema que ambos disfrutaban mucho.
Llegados ya a su casa, aquella casa de fachada antigua, pisos de madera crujiente, techo altos, y grandes ambientes decorados de tal manera que generaba calidez y sensación de seguridad; Estaba Ángel, su padre , que al verlos los abrazó, como si hiciera años que no los viera.
Aquel padre que los crió casi solo, ya que su madre los había abandonado hace tiempo ya. Era muy cariñoso y comprensivo, siempre con la palabra justa, el gesto justo, era un hombre sabio que en un momento de su vida tuvo que decidir si criar solo a sus hijos, o darlos en adopción (aunque en su interior ésta segunda opción ni siquiera fue tal).
El camino para él no fue fácil, las largas jornadas laborales venían seguidas de los problemas de un padre soltero (limpiar, ayudar a sus hijos con las tareas, y lo más difícil de todo: explicarle a sus hijos que mamá había decidido irse con otra persona y abandonarlos). De una moral intachable, y una prolijidad envidiable, era portador de una sonrisa contagiosa, y sus palabras llenas de cariño eran valiosas lecciones, si se lo escuchaba.
No importara cuantos años tuvieran sus adorados hijos, él utilizaba cualquier medio para verlos reír, historias repetidas inventadas por él de un torpe perro, cosquillas, y algún golpecillo.
-Queridos hijos creo que no hace falta que les pregunte como han pasado, pues los escuché cantando desde aquí, verlos así de unidos es una felicidad que nadie, nadie podrá quitarme, son mi orgullo, y felicidad- Pronunciaba Ángel sin dejar de abrazarlos ni por un segundo -lo siento- continuó su padre -Es que me estoy poniendo viejo y sentimental, el desayuno esta en la mesa, yo debo ir a trabajar, nunca lo olviden hijos míos, los amo con todo mi ser - A coro Alessandro y Nathaly pronunciaron conmovidos por las palabras de su padre: -Te amamos papi.
Luego Ángel se retiró, ya que estaba próxima la hora de su entrada al trabajo, con una gran sonrisa producto de la felicidad que sentía por ver a sus hijos ser felices y vivir la vida. Sus "niños" luego de desayunar, se fueron a dormir.
Tristemente, esa sería la última vez que aquella familia iba a poder disfrutar de un hermoso momento juntos, ya que Ángel sufriría un infarto esa misma mañana de camino a su trabajo...
NOTA IMPORTANTE:
El fragmento que usé de la canción es de una banda Uruguaya llamada "No te va a Gustar" la canción se llama El Camino.
Apreciaría realmente que me dejen su opinión del capítulo. ¡Saludos!
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El mundo de la mente
Misterio / SuspensoDescubre en este libro hasta donde podemos llegar en situaciones límite. Ponte en la piel de Alessandro, y desciende junto a él a un mundo de asesinatos, desesperación y locura del que no podrá salir impune. En la vida no siempre esta claro el libre...