MAGNET ━━ rickwoongmatt

¡ cuatro !

Jiwoong, al ser hijo único, siempre se sintió muy solo, envidiaba a esas grandes familias que tenían tres, cuatro, hasta cinco hijos corriendo por toda la casa. Nunca peleó con nadie por el asiento delantero del auto, ni por el control remoto, tampoco compartió de los dulces que sus padres le compraban cada vez que iban al centro comercial o todos sus juguetes que permanecían guardados en su armario.

Siempre estuvo solo, o eso era lo que pensaba antes de conocer a Matthew y a Ricky. Desde ese momento sintió que había ganado dos hermanos.

Por eso, no podía describir el dolor que sintió cuando Ricky llegó hasta ellos y le dió fin a su amistad. Aunque el mayor no lo mostró en su momento, eso le afectó mucho, y lo primero que hizo al llegar a su casa fue a encerrarse en su habitación y llorar. No podía creer que su amigo se hubiera dejado influenciar por su madre, pero no lo culpaba, una parte de él sabía que eso pasaría.

Desde ese momento se volvió más cerrado y se concentró por completo en sus estudios, dejando de lado a Matthew. al principio no quería hacerlo, no era culpa del menor que Ricky decidiera romper su amistad, pero de tan sólo ver a Matthew le recordaba a Ricky, recordaba todos los momentos juntos que pasaron y que le traían un horrible dolor.

El menor logró captar su indirecta, Jiwoong también se estaba alejando de él y Matthew no podía permitirse perder a otro amigo.

Al cumplir sus quince años se dieron cuenta de que su amistad se había deteriorado, ya no hablaban como antes, su relación se había vuelto tan incómoda que entristecía al menor. Toda la culpa era de Jiwoong, él fue el que se encerró en su propia burbuja dejando por fuera a Matthew.

El menor por su parte pensó que era un estorbo para Kim, éste ya no lo miraba con cariño, no lo mimaba, ni le sonreía como cuando eran niños, él había cambiado y Matthew no pensaba quedarse en un ambiente que sólo lo destrozaba y llenaba de inseguridades.

Lo mejor para ellos fue alejarse.

꒰꒰ ❛ ❏ m a g n e t  ¡!

Jiwoong no podía escuchar con claridad la explicación del profesor porque la chica que tenía al lado le hablaba sin parar desde que el señor Wang había puesto un pie en el salon. El pelirosa no era conocido por su paciencia y, por la forma en la que la chica se le insinuaba, sólo se frustraba más.

Todos esos años estudiando sin descanso habían valido la pena, gracias a eso sus padres le habían dado la oportunidad de estudiar en una buena universidad, una de elite.

Jiwoong nunca fue amante de los lugares lujosos, ni de la ropa costosa ni mucho menos de colegios que costaban el doble que la casa en donde vivía. Sus padres tenían trabajos decentes, les pagaban muy bien, aun así nunca pensó que pudieran costear algo así, pero lo agradecía, y aprovecharía al máximo esa oportunidad.

Al finalizar la clase, Jiwoong acomodó sus cosas y las guardó rápidamente en su mochila, quería alejarse de esa chica que parecía no querer callarse.

— Hey, ¿cómo te llamas, lindo? —preguntó, haciendo que Kim sonriera de lado, colgándose su mochila en la espalda para después mirarla.

— Kim Jiwoong —contestó con simpleza y salió del salón, dejando a la chica con las palabras en la boca.

Jiwoong caminaba con confianza por los pasillos de la universidad ganándose algunas miradas curiosas, ¿y cómo no hacerlo? La forma en la que caminaba, la sonrisa que tenía en su rostro y ni hablar de que su estómago estaba algo descubierto, por lo que se podía apreciar su abdomen bien formado.

— Vaya, sí que es un bombón —le habló Hayun a los dos chicos que caminaban a su costado—. Lo invitaré a salir antes de que Yiren lo haga, la ví hablando con él en clases.

seguía con la mirada perdida, tenía muchas dudas en su cabeza, pero sabía que lo mejor era no acercarse, aunque le era inevitable no hacerlo. Sus amigos habían cambiado tanto al borde de ni siquiera poder reconocerlos.

— ¿De verdad te encuentras bien? —Junseo lo miraba preocupado, Ricky no era una persona distraída, al contrario, siempre estaba al pendiente de todo. Algo le pasaba.

— Sí, sí, ya les dije que estoy bien.

El pelinegro resopló y caminó alejándose de sus amigos, quería estar solo, necesitaba pensar.

꒰꒰ ❛ ❏ m a g n e t ¡!

Matthew desde pequeño siempre fue alguien alegre y juguetón, aunque algo iluso, su personalidad infantil sólo hacía que todos sus compañeros lo molestaran y le jugaran bromas pesadas. Él era muy sensible y cualquier insulto o grito lo hacía llorar.

Incluso su madre le había pedido a Jiwoong y a Ricky que lo cuidaran mucho, Krystal confiaba en los amigos de Matthew y sabía que ellos nunca lo lastimarían, pero cuando el menor le contó que su amistad había terminado no pudo evitar sentirse mal. El miedo la invadió, miedo de lo que le podían hacer estando solo en un mundo tan cruel, porque su pequeño siempre sería un angelito, y con sus diecisiete años aún seguía siendo demasiado inocente como para ver la maldad en las personas.

— Hola.

El cuerpo del peliazul se sobresaltó al escuchar una voz femenina tras su espalda, giró su rostro y se encontró a una chica de cabello castaño que lo miraba con una dulce sonrisa.

— Debes ser nuevo —dijo ella—. Se nota en tus ojos, pero descuida, la mayoría son inofensivos, ¿como te llamas?

La chica lo miraba sin borrar su sonrisa, el viejo Matthew ya la hubiera llenado de preguntas tontas, pero el Matthew de diecisiete años se había vuelto demasiado tímido como para entablar una conversación con alguien desconocido.

— M-matthew, Seok Matthew —titubeó nervioso dirigiendo su mirada al piso.

— Mucho gusto, me llamo Jisu, pero mis amigos me dicen Lia —habló dulcemente, generándole confianza al menor—. Si necesitas ayuda puedes decirme.

Lia era dulce, Matthew no pudo evitar perderse en su sonrisa, se veía sincera, si bien había visto a cientos de chicas en la universidad ninguna parecía ser así de amable como ella.

Matthew sabía que sus ropas no eran tan buenas como las de todos allí, él era un pobre chico becado estudiando en una escuela llena de chicos mimados. Sabía que su estadía allí no iba a ser buena, cuando se enteraran de que era becado acabarían con él. Siempre fue así, el dinero y el poder era lo único que importaba.

Toda su vida fue el blanco de burlas por pertenecer a una familia de clase baja, eso lo entristecía, no por el dinero sino porque sus padres trabajaban día y noche para darles todo lo que él y su hermana necesitaran, Matthew admiraba a sus padres y, ni por todo el dinero del mundo, cambiaría a su familia.

No por algo tan banal como el dinero.

Su familia lo era todo para él, aunque no vistiera ropa de marca ni tuviera el mejor teléfono del mundo, Jeongin los seguiría amando.

Suspiró nostálgico y miró por el rabillo del ojo a Ricky, quien hablaba con dos chicos que parecían ser sus amigos, su corazon dolió, ya los había cambiado, tenía nuevos amigos y parecía no recordarlos.

No recordarlo a él.

Lo había cambiado cuando Matthew le había dicho a Ricky que era irremplazable.

Sintió sus ojos arder, aunque los años pasaron el dolor seguía siendo el mismo.

Los extrañaba mucho.