prólogo

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Prólogo.

—Detenganse, idiotas, asustarán a jaemin. 

Jeno negó con la cabeza al oír que la risa de sus amigos no disminuía en lo absoluto. Fue en vano y por supuesto sospechó que así sería, pero al menos debió intentarlo. Trató de expresar eso con una mirada y cuando vio a jaemin sonreír y rodar los ojos supo que, de todas formas, no importaba demasiado. Lo alivió un poco, ciertamente, pues significaba que a pesar de que estuvieran molestando todo estaba bien.

Era viernes y como cada semana desde hacía algunos años, se encontraban en el departamento de Johnny bebiendo y jugando juegos de mesa que, normalmente, acababan en disputas por alguien perdiendo o porque decidían molestarse hasta que alguien terminaba enojado. Y en ese momento el turno se lo había ganado jaemin. A jeno personalmente le parecía divertido porque era consciente de que las bromas eran solo eso: bromas, sin embargo no quería que su mejor amigo se enfadara, pues podía llegar a ser bastante temperamental en ocasiones… y a veces las ocasiones eran más sorpresivas de lo que le gustaría a todos. Pero jaemin parecía estar de buen humor, así que no se preocupó mucho. Al menos por el momento. 

—Oh, vamos —dijo jungwoo sin dejar de reír—. No importa que lo molestemos, jen, luego puede pedirle apoyo al tonto de jaehyun —se burló. 

—No me molestes —advirtió jaemin, de repente pareciendo menos divertido que antes, señalando a jungwoo con las cartas que estaba utilizando.

Jeno rio un poco mirando su propio juego de cartas. Recibió un leve golpe en el brazo y llevó sus ojos a la persona que lo había hecho, notando que se trataba de jaemin. Se limitó a guiñar un ojo en su dirección, divertido. 

Se habría molestado un poco si no se tratara de su mejor amigo, y si no se tratara de un omega, también. Conocía a jaemin desde hacía tantos años que esos gestos estaban permitidos entre ambos, aunque siempre siendo cuidadosos con el otro. A pesar de que bromeaban constantemente lo que menos deseaban era herirse de cualquier forma posible e intentaban ser muy cautelosos al respecto. Ciertamente, a jeno le agradaba tener ese tipo de relación ya que había tanta confianza que era posible que se llevaran de una manera poco convencional para un alfa y un omega. 

Se habría molestado un poco si no se tratara de su mejor amigo, y si no se tratara de un omega, también. Conocía a jaemin desde hacía tantos años que esos gestos estaban permitidos entre ambos, aunque siempre siendo cuidadosos con el otro. A pesar de que bromeaban constantemente lo que menos deseaban era herirse de cualquier forma posible e intentaban ser muy cautelosos al respecto. Ciertamente, a jeno le agradaba tener ese tipo de relación ya que había tanta confianza que era posible que se llevaran de una manera poco convencional para un alfa y un omega. 

—¿Quieres que te cuente otra historia, jaemin? —preguntó kun con una gran sonrisa, queriendo también molestar. 

—Bueno, ya estuvo, chicos —interrumpió jeno, asegurándose de que se notara el hartazgo en su voz—. Ustedes no lo saben pero luego jaemin tiene miedo y termina llamándome en plena madrugada, asustado porque se escuchan ruidos fuera de su departamento. 

—¡Fue solo una vez y era cierto, jeno! 

—Era el gato de la vecina que se había metido en su departamento —explicó al resto de sus amigos con suficiencia, recibiendo un coro de carcajadas. 

La situación fue divertida, jeno lo admitía sin problema alguno en esos momentos, pues para la suerte de ambos no había sido más que un susto. De todas formas recordaba a la perfección lo tan asustado que estaba jaemin y casi que le daba escalofríos traerlo al presente, pero también agradecía que tan solo hubiera terminado siendo una falsa alarma y por eso se tomaba la libertad de bromear.

Mordida Equivocada- NOMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora