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Había perdido la cuenta de los días, quizás no eran muchos los que habían pasado, pero para jade estar encerrada en un lugar oscuro y húmedo en donde sus únicas compañías eran las ratas, no era para menos volverse loca en un par de días.

Entonces muchos recuerdos venían a su mente, peleas con su madre, los abusos psicológicos de su padre y también lo único que la mantenía con vida, Soni su lindo y cariñoso novio.

Cerró sus ojos tratando de revivir uno de muchos momentos con él.

-Mi linda Jae.- el chico de cabello negro dejaba pequeños besos sobre el rostro de jade.- Tuve mucha suerte en encontrarte.- volvió a decir. Ambos estaban sobre una cama, Soni sin dejar caer todo el peso en su novia. La tocaba de la forma más delicada posible como si tuviera miedo de lastimar de ella. Con una mano en la cintura de su novia, la otra mano bajó por los grandes y perfectos muslos de jade. Se metió por la pequeña falda color rosa pastel, aún sin tocar la sensible y exquisita parte que estaba en medio de esas dos piernas.

-Son yo ... Te amo .- el chico sonrió y Justo sus labios en un tierno beso. El vientre de jade estaba sintiendo sensaciones diferentes, no sabía explicar qué era. Ser tocada de manera sutil y a la vez sentir que su cuerpo pide más de esos toques, para jade no era algo normal. Tenía miedo de hacer las cosas mal y que a su novio no le gustará y la dejara.

-Cariño.- el chico detuvo  el beso y ambos se miraron.- si tú me das la oportunidad, te prometo que lo haré que lo disfrutes, prometo no alejarme de ti .— su mano toco por fin, la delgada tela color blanco que cubría estaba levemente mojada. El chico pasó dos dedos por encima, de abajo hacia arriba haciendo cada vez más presión.

Un jadeo salió de los labios de jade, tomó la sabana entre sus manos, apretándola y mordiendo su labio inferior. Sentía los dedos cada vez más profundos deslizarse por sus pliegues. Si no fuera por esa tela que no permitía sentir la piel de los dedos de su novio sobre su húmeda vagina.

Una fina capa de sudor cubría la frente de su novio, quien se estaba aguantando de no tocar más haya de lo que no se lo permitiera su linda novia.

De forma lenta y viéndola directamente a los ojos, hizo a un lado la braga, por fin sintió la humedad de su novia y ella por fin sentía los fríos dedos de su novio.

Aún sin ser tocada o profanada por esos Par de dedos, empujo al chico y bajo su falda. Los ojos de jade estaban llorosos. Sentía miedo, pena y cobardía.

- Perdón no puedo, no estoy preparada.- su voz sonó muy baja, ni siquiera podía ver a su novio a los ojos, la pena y el remordimiento no se lo permitía.

Esperaba que su novio se molestara, quizás que saliera de esa habitación molesto, o que empezara ha reprocharle, decirle de lo mojigata que era, en el peor de los casos que la obligara a terminar lo que habían empezado. En cambio sintió un par de brazos rodearla y unos suaves labios posarse en su frente.

- No te preocupes, puedo esperar el tiempo que sea necesario...

Un balde de agua fría la hizo salir de ese recuerdo. Su cuerpo tembló y por el susto y lo fría que estaba el agua soltó un pequeño jadeo.

—Estaba hablándote ... en que tanto pensabas?. —y ahí estaba ese chico, él mismo que la había secuestrando.

— Quiero irme! — no espero que sonara como una súplica, pero fue así.

— irte? Quieres dejarme solo? —se puso de cuclillas. —aún no hemos empezado linda.- la manos del rubio se posaron en el cuello de la doctora, las cuales fueron bajando hasta quedar Justo en su escote.

—Por favor no me hagas nada. —suplicó.

— Te gustará, no prometo en ser gentil ... si aguantas, pensaré en dejar que te vallas. — El rubio mordió su labio al ver como las lágrimas bajaban por el lindo rostro de su pequeña presa.

Jimin Volvió a levantarse.

— Bañate, vendré por ti en un rato más y más te vale que lo hagas... porque si no, tu patético novio pagará tu desobediencia.

Jade sintió el alma salir de su cuerpo. No quería que nada malo le hiciera al hombre que ama.

Habían dos baldes de agua, un jabón y una braga color blanca que para su gusto era muy pequeño, eso no cubriría nada y una camisa de tirante del mismo color.

...

Jimin estaba su habitación, tenía más de veinte tipos de Navajas de diferentes colores y tipos. Sus ojos brillaron al tomar una navaja color amarilla, era pequeña pero su filo letal.

— Está noche te marcaré pequeña Jade....

[...]

Secuestro' Tortura y Placer. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora