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Había despertado y su condición no había mejorado. Todos los recuerdo de la noche anterior llegaban a ella. Jimin tocando su cuerpo, besándola, penetrándola y diciéndole infinidad de cosas sucias. Eso solo era un motivo para ya no tener fuerzas ni esperanza.

Su brazo herido tenía una venda color blanco. Dolía y podía asegurar que la zona de la herida estaba hinchada y roja. Jimin la había curado, después de desmayarse se aseguró que la herida quedará limpia y también volvió a poner la cadena en el pie de ella. No dejaría que su nuevo juguete muriera tan rápido, el rubio quería tenerla por mucho tiempo más.

- Toma. - la caja de pastillas calló en la cama. - asegúrate de tomar una cada día, no quiero sorpresas.

Jade tomó la caja, eran para planificar.

- Quien ha dicho que volverá a pasar! Estoy segura que los policías deben estar buscándome y solo es cuestión de tiempo para que den con mi paradero y tú te pudras en la cárcel.

La risa de Jimin se escuchó por todo el sótano, como si acabara de escuchar un chiste.

- Te deseó suerte muñeca.. pero mientras tanto tú obediente. O a caso quieres tener un hijo en estas condiciones? - Señaló el lugar y luego la apuntó a ella. Jade cerró sus ojos y las lágrimas salieron. - eso creía. No eres tan tonta después de todo.

Jade mordió sus labios, el enojo y la impotencia que sentía era enorme.

- Y por qué tengo que cuidarme yo? Si piensas ser un cobarde y seguir abusando de mi por lo menos tú deberías de cuidarte, existen muchos métodos, los condones te servirían... - la interrumpió .

- Condones? No usaré esa mierda, no se siente igual, nunca lo he echo y nunca lo haré. Además no estás en condiciones de pedir, tú eres aquí mi objeto y yo decido como hacerlo. - Jimin la observó y sonrió en forma de burla.

- De que te ríes maldito cobarde?

- De ti, es bueno que te hagas la idea que seguiré tomándote cada vez que quiera. Eso indica que ya vas aprendiendo.

La peli negro soltó un bufido de frustración. Si pudiera expresar todo lo que sentía, ya estuviera llorando y gritando.

- Guarde sus lágrimas para otra ocasión doctora. - se puso de cuclillas. - es mejor que te la empieces a tomar, no puedo asegurarte en dejarte descansar, si por mi fuera ahora mismo té estuviera follando.- delineaba el rostro golpeado de forma lenta. - pero te salvaste, ahora es tu día de suerte. Un idota se metió con algo mío y tengo que ajustar cuentas con él. - besó la comisura de la labios maltratados de la doctora. - Pero prometo que vendré lo más rápido posible y nos volveremos a divertir, Justo como anoche.

Su forma de hablar era suave y sutil, pero su rostro daba miedo y no era que su rostro tuviera algún defecto, al contrario era tan perfecto que sus facciones cambiaban en segundos, sus ojos negros y sus pupilas dilatadas, esa forma de hablar como si estuviera pensando en hacer algo mientras veía a su víctima.

- descansa, porque cuando venga no dudaré en tomar tu exquisito cuerpo y follarlo a más no poder.

Jade mordía sus labios por adentro, no quería que el loco viera su sangre o quizás ese asunto imperante lo dejaría para después y se quedaría para abusar de ella. Sentía el sabor metálico adentro de su boca y por nada del iba hablar. Jimin soltó le soltó el rostro de manera brusca y se levantó.

- Te dejó agua, no es mi problema si te la terminas antes.

Jimin salió del sótano y Jade por fin pudo soltar el aire. De tanto morder su labio se había herido.

"Segura que te quiere mudar a Seúl?

Lo estoy, nunca había estado tan segura Mamá.

Tengo miedo, si algo malo te llegará a pasar yo me moriría...

Nada malo me pasará Mami, se como cuidarme y Seúl es muy seguro, confía en mi."

Jade volvió a despertar, no se dio cuenta en cuando volvió a quedarse dormida.

- Mamá... Mami, te necesito.

Sus lágrimas salieron, ya era algo común. Solo que está vez sentía que no podía más.
Cerró sus ojos con toda su fuerza y su llanto se fue calmando, su respiración se reguló.

- Necesitó escapar, no quiero morir, no quiero que ese animal vuelva a tocarme.

Visualizo en todos lados, tenía que encontrar algo que la ayudará a desatar esa cadena. Y como si el universo estuviera a su favor, vio ese pedazo de alambre que salía de la cama.

La jaló con todas sus fuerzas una y otra vez, incluso se hizo heridas en sus manos pero eso no impidió sacarlo, sonrió como loca cuando lo logró. Se apresuró a tomar el candado, de algo le serviría el mal padre que le tocó. Muchas veces su padre golpeaba y dejaba encadenada a su madre, ella muy pequeña y en ver a su madre así, buscaba un pequeño alambre y sin necesidad de llave abría ese candado. Y justo ahora eso le salvaría la vida.

Ahogó un grito de felicidad cuando el candado calló y su pie quedó libre. Le dolía y estaba rojo he hinchado, pero eso era lo de menos Justo en ese momento.

Pedía porque Jimin no hubiera cerrado la puerta del sótano y ahogó otro grito cuando abrió la puerta con facilidad, no tenía seguro. Al salir del sótano su vista dolió, tuvo que cerrar sus ojos y volverlos abrir, ver luz después de mucho le afectó la vista. Se sorprendió cuando vio la enorme casa, en su vida hubiera imaginado tener una casa así y con él quedó que ganaba solo le ajustaba para un pequeño cuarto.

Casa no era la palabra correcta, eso es una mansión. Ventanas con cristales lujosos, una sala grande y por lo que veía, ella estaba en el primer piso Justo en el sótano. Tomó un cuchillo de la cocina y no dudaría en usarlo contra Jimin. No había señal de él y de nadie más.

- Quizás aún no llega.- susurro y busco un teléfono pero no había ninguno. Abrió la puerta con ayuda del alambre y salió, la brisa se sentía tan bien al golpear su cuerpo y Justo hay se percató que eso era un bosque. Si quería sobrevivir y escapar tenía que empezar a correr y Justo así lo hizo.

Con lo único que traía puesto, su camisa de tirantes blanca que le cubría arriba del ombligo y la braga del mismo color. Las ramas arañaban su cuerpo, sus pies descalzos se estaban lastimando y aún así seguía corriendo sin soltar el cuchillo. No se había alejado lo suficiente, tenía que buscar una carretea pero aún no había señal de eso. Se detuvo cuando su aliento faltó. Descanso solo unos segundos y vivió a correr.

Se percató que algo no estaba bien cuando escuchaba pisadas detrás de ella y eran de algo enorme. Los gruñidos se escucharon detrás de ella y con temor y de la forma más lenta posible dio la vuelta sobre sus talones. Una bestia enorme, tres veces su tamaño estaba a unos tres metros de ella.
Tenía dos opciones, quedarse parada y dejar que ese animal la atacara y comiera viva o correr y hacer el intento de salvar su vida, aunque también sería en vano. El Puma la alcanzaría solo en segundos y destrozaría, aún así corrió con todas sus fuerzas. Sus pies se doblaron y el peso del felino la tiró al suelo.

Sus colmillos eran grandes y filados, una sola mordida y acabaría con su vida. El animal la olfateaba y gruñía muy cerca de la cara ¿Cuando acaba con mi vida? Pensaba jade. El animal abrió su trompa y Justo cuando Jade pensó que ya sería su hora, esa voz, la volvió a escuchar.

- Ni se te ocurra Draco, No la amantaras sin antes divertirme con ella.

[...]

Secuestro' Tortura y Placer. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora