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Eso último se había quedado como un eco en la cabeza de Jade.

¿Quien quisiera suicidarse?

Tenían que tener mucho valor para hacer algo así y llegaban a ese extremo es porque la tortura debe ser mucha. O eso pensaba Jade. Pero la verdad es otra, se obsesionan a tal punto que quieren sentir más dolor, le ruegan a Jimin por un poco de afecto y al ver que no lo obtendrán, se lastiman hasta el punto de suicidarse. Porque ninguna víctima puede vivir con la idea de no tener a Jimin.

Para el rubio todo es muy fácil, escoge a su víctima, la secuestra, las folla y les causa daño físico, heridas poco profundas para no llegar a matarlas. Cuando se aburre de su víctima las deja ir, ellas se acostumbran al dolor y se obsesionan con Jimin que les es imposible denunciarlo, pero si tal cosa pasará, Jimin tiene el dinero suficiente como para salir libre de las acusaciones.

— Es un maldito. — se repetía Jade con voz débil, ella temía que su brazo se infectara en esas condiciones. — A la primera oportunidad te mataré park Jimin.

" Déjala, es una simple hormiga.

Tomé a la hormiga y la subí a un árbol.

Se libre pequeña.

Es solo una hormiga Jade.

Es un ser con vida, debes respetar eso Son"

Y así despertó, habían pasado tres días más, por suerte Jimin no había abusado de ella en esos días. Pero estaba perdiendo la cordura al estar en ese sótano.

— Levante. — entró de mal humor. Traía cuatro cuerdas, las aventó sobre el piso.
— Eres sorda o que putas? Levántate maldita zorra. — le gritó, su vena se marcó en el cuello y apretó sus puños.

— Ya~ Ya voy. — se levantó inmediato. Sus piernas temblaban y mordía sus labios. Labios que están rotos he hinchados por todas la veces que tenía ansiedad y los mordía.

— Quítate la ropa. — le volvió a ordenar de manera fría. El por su parte quito su camisa y bajo el cierre del pantalón.

Camino hasta llegar jade y la besó de manera brusca, tomándola del cuello y apretando de la cintura. Hasta separase y dejar los labios de Jade más hinchados. Sin decirle nada, lanzó dos cuerdas en un hierro del techo, los amarró y luego hizo lo mismo con otras dos cuerdas solo que a unos barrotes que están incrustados en el piso. Llevo dos sillas y en una se subió él.

—Anda súbete, no tengo toda la noche.

Jade a pasos lentos y no tan convencidos se fue acercando.

— Que me harás? — se atrevió a preguntar con voz temblorosa.

— Que no te haré si no subes tu maldito cuerpo a esta silla!

Se subió, Jimin tomó una de sus manos y la ató con la cuerda y luego hizo lo mismo con la otra. Sus manos quedaron extendidas y ella supo que al quitar la silla no podría tocar el piso y así fue. Sus pies quedaban al aire, Jimin tomó uno de sus pies y lo amarró con la cuerda y lo hizo  con el otro, a tal punto que sus extremidades quedaron aspearas unas del otro en el aire.

Sentía frío, Ella estaba desnuda y no podía cerrar sus piernas, además que sus manos ya dolían, estaban rojas al igual que su rostro.

— Mierda! Tu coño es tan comible, puedo verlo muy bien desde ese ángulo. — apretó el muslo desnudó de la peli negra. Jade gimió al sentir el tacto frío muy serca de su zona. Se movía pero no podía hacer mucho, las cuerdas no lo permitían.

Jimin sacó de una caja que había llevado unos juguetes. Él sonrió de forma ladina al verlos y tomar uno.

— Nos divertiremos muñeca!

Secuestro' Tortura y Placer. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora