Jude Bellingham y Jane Sagrary se conocen desde hace mucho tiempo, pero el tiempo hace que se olviden y ojalá la siguiente vez hubiera sido así, los dos lo deseaban pero era algo imposible para ellos y lo sabían.
"Pero lo que más me duele, es llega...
Votad por la historia por favor, sin nada más que decir, os dejo el capítulo.
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— ¿A donde vamos?—Pregunto
— A mi restaurante favorito, llevo un largo tiempo diciéndote que si querías ir a cenar conmigo pero entre las chicas y los niños no tenías tiempo, pues bueno ¿Qué he hecho? He fusionado las dos cosas que te quitan tiempo para sacar un poco de tiempo para mí—Responde agarrándome la mano mientras esperamos el taxi
— Gracias, necesitaba un descanso, es muy duro esto—Digo, el pasa el brazo por encima de mis hombros
— Pues descansa esta noche—Habla mientras se acerca y me besa
— ¿Y tú?—Pregunto separándolo ya que vi venir el taxi
— Que pesada eres Jane—Dice y nos subimos al coche
— ¿Qué tienes planeado?—Pregunto
— La verdad muchas cosas, pero ya verás como sucede todo—Habla Jude y me guiña un ojo
— Bueno—Respondo y me acurrucó a su lado
— No te acomodes mucho que estamos llegando, aparte que va a ser una noche un tanto movidita—Anuncia el y me incorporo antes de que el taxi pare
El se baja, llega a mi puerta y la abre.
— Gracias—Agradezco, sonrió y el hace lo mismo
— Te ayudo—Dice extendiéndome la mano
Entrelazamos nuestras manos y entramos al restaurante.
— Buenas noches señor y señora Bellingham, seguidme, tenemos la mejor mesa para vosotros—Anuncia el recepcionista, miro a Jude levantando una ceja y el levanta los hombros
Lo seguimos hasta el ascensor y nos lleva a la última planta, cruzamos todo el salón hasta llegar a la zona de la terraza donde teníamos las mejores vistas de la ciudad.
— ¡Que bonito!—Digo mirándolo todo mientras Jude pasa por detrás mía y me acerca la silla
Agradezco, da la vuelta y se sienta. La comida empieza a llegar y mientras comemos nos quedamos en un silencio bastante cómodo mientras mirábamos las luces de la ciudad.
— Te acuerdas de cuando nos escapamos para mirar las tres luces del campamento, esto es otro nivel—Recuerda el y nos reímos los dos
— Claro que lo recuerdo, en ese momento supe lo muchísimo que me gusta mirar las luces de cualquier ciudad o lugar bonito, es de mis cosas preferidas en el mundo—Digo
— La verdad que todas las veces que iba en avión y aterrizaba o despegaba por la noche cuando veía las luces me acordaba de ti—Confiesa y me agarra la mano
— Yo me acordaba más de ti cuando llovía o me subía en una bicicleta—Recuerdo
—No me recuerdes eso anda, estuve tres días llorando ya que pensé que mi carrera futbolística se acababa por eso—Dice riéndose
