✧ ⸻𝐈 | 𝐄𝐧𝐜𝐡𝐚𝐧𝐭𝐞𝐝

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↳ «The night is sparkling, don't you let it go
I'm wonderstruck, blushing all the way home»̥*

—¿Sylvie? —escuché como el hombre que conocía perfectamente me llamaba susurrante mientras jalaba mi brazo para llevarme detrás de uno de los pequeños garajes de los equipos

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—¿Sylvie? —escuché como el hombre que conocía perfectamente me llamaba susurrante mientras jalaba mi brazo para llevarme detrás de uno de los pequeños garajes de los equipos.

—¿Qué pasa? —murmuré, no entendía muy bien qué sucedía.

—Tengo que verte luego, en el mismo lugar de siempre —asentí para seguir caminando como si nada de eso hubiese sucedido, saliendo del pequeño lugar oscuro al que me habían convocado, era obvio que no quería que nadie nos viese, tarea que era difícil desde que era el GP de Miami, bien conocido por todo el movimiento que acarrea consigo.

Estaba un poco estresada, realmente deseaba que todo saliera bien, más aún con las pequeñas modificaciones que habíamos hecho en las estrategías de Mercedes. Entré al garaje que estaba plagado de personas, los pilotos se alistaban para ponerse sus uniformes, los mecánicos revisaban por última vez los monoplaza, habían personas que se movían por todos lados pero no entendía muy bien porqué. Caminé hacia donde se encontraba el auto de Lewis, quería verlo de cerca, que aunque ya había visto otros cuantos Monoplazas, no dejaban de sorprenderme.

—Es bonito ¿no crees? —La voz del británico me sobresaltó un poco.

—Muchísimo —repliqué mientras observaba esta vez al hombre, no es una sorpresa para nadie que Lewis es absurdamente guapo, sus ojos marrones que le dan un aspecto tan inocente, decorados con largas pestañas que terminaban de hacer juego con sus finas cejas. Su nariz tan fina y delicada, sus labios tiernos y suaves (al menos a la vista) que complementaban su piel morena; era indudable que el inglés tenía a todas las mujeres a sus pies.

Noté como Hamilton mantuvo también su mirada sobre mí. Apenada me di la vuelta para seguir admirando el W14 E, un poco sonrojada por la situación. Advertí como uno de los ingenieros llamaba al piloto que aún se mantenía a mis espaldas. Me levanté rápidamente volviendo a quedar cara a cara, era notoria la diferencia de estaturas, tendría que empinarme si quería quedar a su par.

—Buena suerte Lewis —animé sonriente extendiendo mi mano, intentaba ser lo más formal posible.

—Gracias Sylvie —por un momento pensé que tomaría mi mano, pero sus fuertes brazos rodearon mi cuerpo en un ágil movimiento que me tomó completamente por sorpresa, sentía su colonia, una combinación de amaderado y dulce que impregnaba el ambiente. Mi cabeza reposaba en su pecho mientras mis brazos se encontraban atrapados entre nuestros cuerpos, se sentía bien, mejor de lo que esperaba —espero que todo salga bien —habló nuevamente mientras aún me sostenía entre sus brazos. No quería que acabara, quería seguir sintiendo las pequeñas mariposas en mi estómago y el hormigueo sobre mis mejillas advirtiendo que me estaba sonrojando mientras sus fuertes brazos rodeaban mi cintura, lo estaba disfrutando. Hasta que la realidad me golpeó de repente, no podía sentirme de esta manera con una de las personas con las que trabajaba, no estaba bien, para nada bien.

Rápidamente me separé -lastimosamente- de su cuerpo y sonreí un poco para abandonar el lugar, sabía que estaba sonrojada pero intentaba mantener mi vista fija en el suelo, me dirigí a la silla con amplias pantallas donde debía estar desde el principio. Tomé los grandes audífonos que se encontraban sobre la mesa, que me dejarían escuchar a las diferentes personas que hablaran por la radio, los pilotos y los directivos. Estaba ansiosa, no solamente por el pequeño encuentro con el inglés que me ponía nerviosa sino también por el rendimiento en la carrera.

Las luces se apagan y nos vamos

Las 57 vueltas me mantuvieron con los nervios de punta, pero el dominio de Lewis Hamilton en la pista me hizo sentirme mucho más tranquila. Era la última vuelta, y había dejado al piloto de Red Bull bastante lejos, era indiscutible la victoria para Hamilton. La bandera de cuadros fue ondeada con un victorioso y dichoso piloto que hablaba por la radio. Estaba feliz por el hombre, tal vez más de lo que debía. Caminé rápidamente como todos los demás que se dirigían al podio, pero yo tenía otras intenciones.

Aceleré mi paso mientras me aseguraba que nadie me siguiera o se fijara en mi camino, odiaba las cosas "ilícitas", me generaban una ansiedad innecesaria, me sentía paranoica de tanto procurar que nadie siguiera mis pasos mientras me alejaba cada vez más de la celebración y los gritos, era exhaustivo. Encontré el pequeño lugar en el que siempre me reunía con el hombre, exactamente justo detrás de los garajes de red bull, era un lugar que pasaba completamente desapercibido.

—¿Qué pasa? —

Había sido una carrera maravillosa, estaba seguro que la buena suerte de Sylvie había funcionado

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Había sido una carrera maravillosa, estaba seguro que la buena suerte de Sylvie había funcionado. Era extraño que no me pudiera sacar a la mujer de la cabeza, no era algo que me sucediera a menudo.

Abracé entusiasmada a todos los miembros de mi equipo que me felicitaban, mientras me encaminaba a la pequeña sala de ganadores. Estaba emocionado, se sentía bien volver a estar en la cima. La celebración en el podio empezó rápidamente, el primero en ser llamado fue Sergio Pérez, es un hombre amigable y podría decirse que somos un poco cercanos, el segundo en ser llamado fue Max Verstappen, no nos llevábamos muy bien a decir verdad, y por último escuché mi nombre sabiendo que debía dirigirme al lugar más alto del podio para recibir el trofeo.

Escuchaba como todas las personas de mi equipo gritaban y animaban mientras yo sonreía, note como no podía localizar a Sylvie entre todo el público, ¿era raro que la estuviera buscando? al fin y al cabo también era un miembro importante del equipo y era extraño que se perdiera la celebración. Saqué de mi cabeza a la mujer para poder celebrar con el tradicional Champagne que me hacía sentir empapado y pegajoso, no era una sensación agradable pero la victoria hacía que fuese más fácil de llevar.

Bajé caminando dichoso del podio mientras hablaba con Sergio sobre la carrera

—Buen trabajo hombre —habló el mexicano mientras me daba unas palmaditas en el hombro.

—Igualmente Checo —repliqué yo, el piloto sonrió para retirarse.
Seguí buscando un poco más a Sylvie entre la multitud para agradecerle por la suerte que me había dado, pero fue imposible localizarla, tal vez se había ido rápido. Supongo que tendría que darle las gracias otro día.

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Illicit Affairs [Max Verstappen, Lewis Hamilton]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora