Illicit Affairs [Max Verstappen, Lewis Hamilton]

✧ ⸻𝐈𝐕 | 𝐑𝐞𝐝

↳ «I said, "Can I take you home with me?"
She said, "Never in your wildest dreams»୭̥⋆*｡

El resto del vuelo se resume en tener a Sylvie mirándome de reojo, como si me odiara más de lo que ya me odiaba hace unos minutos. Tardamos unas cuantas horas más para poder aterrizar en Niza, una que otra vez intenté hablar con la mujer, pero su mirada fulminante me daba a entender que no iba a hablar conmigo aunque de eso dependiera su vida, conocía muy bien a Sylvie, era la persona más decidida y rotunda, y nada en el mundo podría hacer cambiar su punto de vista.

Cuando aterrizamos en el aeropuerto internacional de Niza, pensaba proponerle a la mujer llevarla hasta su hogar, realmente el camino de Niza a Monte Carlo tomaba por lo menos unos 30 minutos, no era la gran cosa, pero de verdad quería llevarla hasta su casa, quería compartir un poco más con la mujer, no es algo que hiciéramos a menudo, y aunque, sabía cuánto me depreciaba, prefería soportar su desprecio a su ausencia.

Noté como la inglesa intentaba tomar sus maletas del portaequipajes, que al parecer, era un poco alto para ella, intenté ayudarle, para mi no era alto en lo absoluto, pero un fuerte golpe en mi brazo me hizo detenerme.

—¿Auch? —exclamé confundido.

—No necesito ayuda Max —protestó la mujer mientras aún se esforzaba por tomar la maleta.

—Yo creo que sí —reí alcanzándola rápidamente por ella, recibiendo otra de sus miradas fulminantes.

Caminé tras la mujer quien se notaba enojada, no intentaba hacerla enojar, pero sabía cuánto me odiaba y creía que mi sola presencia hacía que se disgustara.

—¿Quieres que te lleve a Monte Carlo? —pregunté mientras salíamos por las grandes puertas del aeropuerto.

—Ni en tus sueños Verstappen —replicó.

—¿Viene alguien por ti? —Cuestioné, aspiraba a que no fuese Lewis Hamilton por quien estaba esperando.

—No —contestó seca, mierda, realmente quería llevarme bien con Sylvie.

—Prometo no comportarme como un idiota —comenté mientras la mujer se alejaba un poco, noté como dio la vuelta para mirarme a los ojos, sus ojos verdes se veían igual de hermosos que siempre pero notaba también odio en ellos.

—He escuchado tantas veces eso Max —rió con amargura, por un segundo pensé que aceptaría.

—Por favor Sylvie —casi rogué —puedo comprarte un helado si quieres —sonreí, estaba siendo sincero, mucho más de lo acostumbraba a serlo.

—Eres un tonto Max —señaló la mujer para empezar a caminar alejándose de mi, pero si creía que terminaría aquí estaba muy equivocada.

Caminé rápidamente hacia mi auto, encendiéndolo lo más rápido posible para alcanzar a la mujer que no estaba a más de 2 cuadras. Hice rugir un poco el motor cuando me encontraba cerca a su cuerpo, tenía un cuerpo asesino, un cuerpo por el cual mataría.