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Noto mi cuerpo dolorido y la cabeza me da vueltas. Tengo los ojos vendados, eso o me he quedado ciega porque no veo nada. Noto que vamos en un coche por el traqueteo de las ruedas sobre el asfalto.

Tengo miedo.

Mi cuerpo tiembla pero intento que no se me note, ¿qué me van hacer? Decido quedarme callada e intentar aparentar tranquilidad, que estoy dormida. Pero casi no puedo respirar, siento como mi corazón se me va a salir por la boca y como me hormigea todo el cuerpo. Cierro los ojos y ahogo un sollozo, tengo los ojos empapados en lágrimas, y noto que tengo una venda que lo absorbe al no notar esas lágrimas por mi cara. Al menos no estoy ciega.

No puedo pensar, ahora no. No quiero saber si es el padre de Alex, o donde está este. En mi cuerpo se ha formado una adrenalina que hace que mi lado mas salvaje quiera aporrear a esos hombres o patear la puerta y salir corriendo del coche. Pero el miedo me ha paralizado el cuerpo. Y no puedo hacer nada, me cuesta hasta respirar.

No estoy sentada en el coche, si no tumbada y noto que mis manos están atadas a mi espalda con algo bastante aspero, ¿cuerdas? ¿quien usa cuerdas? No lo sé, nunca me han secuestrado, hasta ahora.

El coche se para y mi cuerpo sale despedido hacia delante chocando con los asientos delanteros. El golpe me duele pero ahogo el gemido. El copiloto parece reirse y noto como las puertas se abren.

Unas manos grandes me cogen de los brazos para luego ponerme en un hombro. Intento zafarme pero es inútil, me sujeta con fuerza y me da una cachetada en mi culo, leve, pero me produce naúseas. Nadie, jamás, me tocaba el culo, a no ser que fuera rubio, con ojos oscuros y se llamase Alex. Venga ya Ellen, ¿hasta en el peor momento tienes que pensar en él?

-¿La metemos con el chico?- Habla una voz ronca y grave.
-Robin dijo que si. Ya sabes, no podrán escapar, y quizá así escupa algo.- Dijo ahora la voz de una mujer.

Paso como dos minutos mas encima del hombro de ese chico. Lo que mas quiero ahora es meterle una patada en su entrepierna y salir corriendo de ese lugar, donde quisiera que esté.

Oigo como una puerta chirria al abrirse y como un oleada fria me impregna la piel. ¿Donde narices estoy?

-Que pena, con lo guapa que eres, ya podrias haber elegido a un chico mas... ¿normal?
-¿Me hablas a mi?- Digo con miedo en mi voz, ¿he hecho bien en hablar?
-A quien si no... No hay nadie mas.- Dice depositandome en el suelo.
-Como puedes ver, llevo los ojos tapados.
-Uh, perdona.- Dice esa voz.

El hombre me quita la venda y me aparta el pelo de la cara. Ahora puedo verle. Es un hombre que tendrá treina y tantos años, alto y fuerte y tiene la cabeza rapada. Miro detrás de él y a mi alrededor. Estamos en una especie de sótano con paderes de roca, todo es algo frio y húmedo, ¿de verdad estamos bajo tierra?

Le vuelvo a mirar y veo su arrogante sonrisa y unos ojos que solo dicen cosas pervertidas. ¿Irá a violarme?

-Vamos niña, ven.- Me dice agarrandome del brazo y metiendome en una habitación de piedra con una puerta blindada.- Si tu novio nos cuenta lo suficiente no te pasará nada. Pero tiene que colaborar.- Me mira todo el cuerpo.- no creo que te pase nada, si yo fuera él hablaria para que tu precioso cuerpo y tu preciosa cara quedase impoluta.

Me mete en la habitación y me señala a un cuerpo que está tirado en el suelo, ¿Alex?

-Hasta mañana, y portaos bien.- Dice señalando a una cámara.- ya sabes a lo que me refiero.- Y se va guiñándome un ojo.

Salgo corriendo al chico que está tumbado en el suelo. Al llegar a él advierto que es Alex. Un Alex muy demacrado.

-¡Dios mio!- Digo llorando.- ¡Alex! Por favor abre los ojos, yo... ¡Alex!- casi me desgarro la voz pero lo sigo llamando hasta que abre los ojos perezosamente y se lleva una mano a su enredado pelo.

Lo séDonde viven las historias. Descúbrelo ahora