Entré en casa con una sonrisa torcida y pensando en lo que me había dicho Alex: "Te demostraré día a día que hiciste bien en confiar a ciegas."
Era verdad, ambos estábamos dispuestos a dar grandes pasos, sin saber lo que nos depararía eso. Él me había afirmado que lo nuestro, por muy prematuro que fuese, no era un error, y parecía estar a la altura de la situación, pero ¿y yo? Desde luego que yo también lo estaría.
Un fuerte pitido me sacó de mi ensoñamiento. El teléfono.
Antes de que sonase el tercer timbrazó agarré el aparatejo sonoro y descolgé.
-¿Si?
-Ellen.-Dijo mi madre en tono preocupado.- Te he llamado al móvil como cinco veces, ¿qué hacías?Piensa rápido.
-Estaba viendo una película en el portatil. No tenía el móvil al lado, ¿pasa algo?
-Steev y yo no pasaremos hoy por casa. Vamos a cenar en su casa, y me quedaré a dormir, ¿te supone algún problema? Si quieres lo puedo dejar para otro día...
-No te preocupes mamá. Disfrutad de la velada.
-Buenas noches hija.Tiré el pequeño teléfono al sofá y me fuí a la cocina. Era una pésima cocinera, así que cualquier comida que no estuviese precocinada quedaba descartada. Abrí el frigorífico. Había unas cuantas lasañas de microondas, pizzas de horno, yogures, quesistos, y ensaladas.
Volví a cerrar la nevera y cogí mi móvil. Había pizzas de sobra y podía invitar a Lol y a Josh a cenar.
-¿Lol?
-Dime nena, aaay.-Dijo entre risas.
-¿Estás ocupada? ¿Puedes hablar?
-Si, si, cuéntame.
-Mi madre no estará esta noche, y he pensado que quizás te apetezca venir, comer pizza, ¿ver una peli?Hubo una pausa larga interrumpida entre pequeños susurros.
-¿A qué hora?
Miré el reloj de la cocina. Eran las nueves y cuarto de la noche.
-¿Nueve y media? ¿Diez?
-A las diez estoy allí.- Dijo elevando la voz.Bien, algo hecho. Ahora me tocaba llamar a Josh, y solo esperaba que no me diese largas. Le quería mucho, pero debía entender que lo nuestro, era simplemente amistad.
Era mi amigo desde que teníamos seis años. Habíamos ido a la misma escuela y nuestros padres se llevaban muy bien.
También he de admitir que a los once años, me gustaba mucho. Pero poco a poco fuí averiguando que lo único que nos había hecho ser tan amigos era descartar por completo alguna relación amorosa. Así que rapidamente el tiempo pasó y me fuí fijando en otros chicos.
Al segundo timbrazo descolgó y una voz grave habló en la otra línea.
-Hola, Ell.
-Hola bebé.- Dije en tono energético.- Lol se viene a cenar a mi casa, mi madre no está, y por favor, me haría mucha ilusión que vinieses, no me digas que no.- Supliqué.
-Sí, vale, está bien ¿a qué hora?
-No mas de las diez, vente ya, si quieres.
-Genial, diez minutos.Me metí el móvil en el bolsillo y subí arriba. Me hize una coleta improvisada y me puse un chándal.
Josh vendría en diez minutos y tenía que arreglar un poco el salón y la cocina.
¿Qué película iriamos a ver? Sin duda me gustaban las comedias románticas, o comedias, simplemente.Agarré un puñado de discos de mi estantería y bajé al salón. Dejé los DVDs al lado de la televisión y ordené un poco las mantas y los cojines.
Más tarde me metí en la cocina y puse a lavar platos y vasos. Limpié la encimera y bajé la pequeña persiana.
Tendí un mantel de flores en la mesita de madera al lado de los sofás y puse tres platos junto a un puñado de vasos de plástico.
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