Ya era sábado y yo estaba esperando a las chicas porque ni siquiera sabía que ponerme, estaba más nerviosa de lo normal. Esperaba y esperaba algún mensaje o el timbre de la casa, pero nada, de la desesperación comencé a morder mis labios.
Eran las 4 y Heeseung dijo que pasaría por mí a las 5, ¿Por qué mis amigas no aparecían cuando más las necesitaba? No estaba muy preocupada por mis hermanos ya que a las 2 se había ido a casa de Riki, su amigo.
Luego de unos minutos escuché el timbre de la casa y salí corriendo como pude. Abrí la puerta de golpe y me conseguí con Sunghoon, ¿Qué hacía él aquí? Maldije por lo bajo y no tuve de otra que hacerlo pasar.
"¿Qué haces aquí?" Le pregunté fingiendo una sonrisa. La desesperación me estaba matando y verlo a él aquí hacía que las cosas solo empeoraran.
"Quería verte" Se acercó a mí e intento besarme, pero yo me aparté. No quería seguir jugando con él, quería cambiar eso que tanto odiaba, así que dejé mi miedo de lado y decidí hablar.
"Mira Sunghoon" Me quedé en silencio mientras sentía su mirada atenta sobre mí. Estaba intentado buscar las palabras adecuadas, pero no conseguía como decirlo.
Justo el timbre sonó y yo agradecí al mundo, me había salvado de tener uno de los peores momentos de mi vida.
"¿Esperabas a alguien?" Sunghoon preguntó mientras veía la puerta y luego dirigía su mirada hacia mí.
"Sí, mis amigas iban a venir" Le sonreí y fui a abrir la puerta, desearía no haberlo hecho porque solo arruinó las cosas.
"¿Estás lista para tu cita con Heeseung?" Chaewon gritó y puedo asegurar que se escuchó en todo el vecindario. Quería que la tierra me tragara.
Todas las chicas pasaron a la sala donde se encontraba Sunghoon y yo entré apenada, hoy todo me estaba saliendo mal.
"¿Qué?" Preguntó el chico con un cara de incredulidad, tragué en seco y nada salió de mi boca, tenía un nudo tan grande que ni siquiera podía emitir algún sonido.
Las chicas y yo nos vimos y me dieron una mirada de comprendimiento. Ellas comenzaron a susurrar y subieron a mi cuarto.
Di un suspiro y por fin me atreví a hablar. "Sunghoon, de verdad te quiero, pero no como algo más. Nunca me gustaste, solo estaba confundiendo mis sentimientos porque necesitaba alguna forma para olvidarme de mis problemas y esa fue la mejor manera que encontré, nada de lo que pasó contigo lo hice porque realmente quería, sino para dejar atrás mi estrés y todos mis problemas. Sé que soy una hija de puta por hacerte eso y de verdad que no quería seguir haciéndolo, pero era algo automático que hacía en contra de mi propia voluntad. En verdad lo siento y estás en todo tu derecho de odiarme" No sabía si eran las palabras indicadas, pero solo quería dejarle las cosas claras de una vez por todas. Mientras estaba hablando vi como sus ojos se cristalizaban y algo en mí se rompió, sentía como mi alma se desagarraba al ver la imagen de un tan perfecto chico llorando por mi culpa.
"Eunji" Pronunció como pudo ya que sus lágrimas habían comenzado a salir.
"Te odio" Dijo en un susurro casi inaudible, pero que yo claramente había entendido a la perfección. Él me dió una última mirada, caminó hacia la puerta y antes de salir dió un portazo.No sé por qué me dolía tanto escuchar esas palabras si me lo merecía e incluso puedo decir que merecía algo mucho peor. Rápidamente me tranquilicé y subí a mi cuarto, ya era tarde y Heeseung llegaría en cualquier momento, no quería arruinar todo mi día por este inconveniente.
Le prometí contarles a las chicas todo lo de Sunghoon cuando volviera, no quería seguir estresándome.
Mis amigas habían escogido para mí un top blanco manga corta que llegaba un poco más arriba de mi ombligo, unos vaqueros azules un poco anchos y un suéter beige, encima me puse una chaqueta negra y obviamente, si Chaewon escogía el oufit no podían faltar unas botas negras.
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It's always you "Lee Heeseung„
Fanfiction¿Alguna vez pensaste que una palabra podría cambiar tu vida? "Pensaba que realmente era un idiota, pero en verdad, la idiota fui yo al quedar enamorada de él„ Creía que no tendría otra relación luego de lo que pasó con mi ex, pero llegó él y desorde...