Capítulo 34

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La puerta se cerró, acompañada de un ruido sordo mientras tomaba un poco de aire antes de comenzar a caminar por el largo pasillo.

Habíamos llegado hace unas horas al departamento pero ahora yo estaba llegando de hacer la compra, ya que, lógicamente, no había nada de comida.

"Ya traje la cena" Alcé mi voz para que mis hermanos, que se encontraban en sus habitaciones, me escucharan.

Al sentir que pasaban los segundos y ellos no salían, ni decían nada; me dirigí a las habitaciones en busca de ellos. Encontrándome con un fuerte silencio y con su ausencia.

Al no notar rastro de ellos, tomé mi teléfono para llamarlos pero entonces vi un mensaje del mayor, Sunoo.

- "Teníamos mucha hambre así que fuimos a comer, no nos esperes"

Apreté mis labios cuando terminé de leer el mensaje, comenzando a caminar de vuelta a la cocina, donde había dejado las bolsas con comida anteriormente.

Saqué perezosamente el envase en el que venía el ramen que había comprado para mí, me senté en una de las sillas que estaban alrededor de la isla de mármol y comencé a comer.

El silencio era molesto y comencé a pensar en si realmente era buena idea venir aquí en forma de huir a mis problemas; claramente no lo era. Pero lo había pensado tarde y ya no podía echarme para atrás, lamentablemente.

Pensé en lo mala hermana que estaba haciendo y lo mal que estaba actuando, cuando se supone que soy la mayor y por lo tanto, la más madura; pero eso no era así, nunca había sabido tomar decisiones por mí misma y cuando tuve que comenzar a hacerlo solo actuaba por impulso o siguiendo los sentimientos que predominaban en mí durante esa situación.

Al estar tan perdida en mis pensamientos, ni siquiera noté como mi vista se había nublado por las lágrimas que amenazaban con salir de mis ojos; hasta que sentí el sabor salado sobre mis labios. Mis manos se dirigieron instintivamente a mi cara para taparla, al sentir que más lágrimas salían de mis ojos, cubriendo por completo mis mejillas. Los sollozos llenaron la habitación que se encontraba en un silencio monstruoso.

Las horas pasaron lentamente, sentada en el sofá abrazándome a mí misma, tratando de convencerme que valía la pena haber venido a hacer mi vida aquí; cosa que claramente, no era verdad.

Por fin, escuché como la puerta principal se abrió y cuando escuché los pasos pude reconocer que eran mis hermanos, además, no podían ser nadie más.

"¿Dónde estaban?" Pregunté con un tono serio cuando aparecieron por la sala de estar. "Se dan cuenta de la hora que es, ¿no?" Agregué con un poco de molestia ya que ni siquiera se molestaron en escribirme o llamarme para avisar que llegarían tarde.

"¿Qué más da? Somos grandes y no hace falta que nos trates como niños pequeños." Sunoo espetó con molestia y sentí como mi ceño se frunció ligeramente. "Estábamos paseando por ahí, necesitamos tranquilidad y cerca de ti no la conseguimos."  Al terminar de hablar, salió de ahí y supe que fue a su habitación cuando un portazo se escuchó por todo el departamento.

Jungwon, por su parte, se quedó parado, dándome una expresión apenada y en cuanto iba a decir algo, él también se fue del lugar, dejándome completamente sola. Y aunque sabía que me merecía este trato por parte de ellos, no podía aceptarlo aún, no podía asimilar que las cosas fueran así ahora.

. . .

Apagué la luz de la habitación, dejé caer mi cuerpo en el colchón de la cama y desbloqueé la pantalla de mi celular, logrando que la luz de este me encandilara por unos cortos segundos. Entré a mis chats, buscando el que quería en estos momentos. El de Heeseung.

Mis dedos se movieron torpemente para observar los mensajes que solíamos intercambiar, mis ojos comenzando a arder en cuestión de segundos cuando leí sus diarios "te amo"

Mi corazón frenó su funcionamiento al momento de encontrar una foto de nosotros juntos. Nuestras sonrisas sinceras, sus manos tomando mis caderas de manera delicada y mis brazos alrededor de su cuello; dándonos esa mirada llena de amor que nadie podría lograr cambiar, o eso era lo que me gustaría creer.

Bloqueé el celular, sintiendo que me faltaba el aire debido a mis lágrimas. Debido a que sentía que no podía vivir sin Heeseung.

Su ausencia me mataría poco a poco; incluso si fui yo la causante de esta.

Mis uñas se dirigieron a mis brazos, clavándose en estos, logrando hacerme el daño suficiente como para concentrarme en ese dolor y no en los recuerdos que me atormentaban.

Cuando sentí que mi cuerpo disminuyó su temblor, suavicé el agarre de mis manos en mis brazos y mordí suavemente mi labio inferior mientras miraba el techo de la habitación, en la completa oscuridad de esta.

Entonces, cerré mis ojos, sintiendo como comenzaba a sentir demasiado cansancio, dándome a entender que las lágrimas habían tenido ese efecto adormecedor en mí.

| Heeseung |

"Jake, te he dicho miles de veces que no necesitas pasar la noche aquí" Hablé con fastidio, estando sentado en mi cama con los brazos cruzados.

"Después de lo que pasó la última vez, no te dejaré solo ni un segundo, Heeseung" Contestó mirándome desde la silla de mi escritorio mientras jugaba con una pelota de tenis que tenía sobre esta. "Mucho menos ahora que Eunji se fue a Seattle" Agregó de manera despreocupada y yo puse mis ojos en blanco, hasta que caí en cuenta de lo que había dicho.

"¿Eunji se fue?" Pregunté en un tono desconcertado y alzando mi voz, no era posible que se haya ido. ¿Por qué lo había hecho?

"Verdad que ni tenía que mencionar eso frente a ti." Dijo mientras se tapaba la boca y me daba una mirada.  "Pero ahora que ya lo dije; sí, Eunji se fue a Seattle. Me lo dijo Chaewon."

Al escuchar sus palabras, busqué mi celular entre mis bolsillos, completamente dispuesto a llamarla y hablar con ella; incluso si no quería saber nada de mí. Incluso si ya no existía nada entre nosotros. Incluso si ya no me amaba.

"¿Qué haces?" Jake preguntó con su ceño fruncido y dejando la pelota de tenis a un lado, sobre el escritorio de madera.

"Voy a llamarla." Contesté de manera decidida.

"No, no harás eso." Contestó con un tono lleno de obviedad mientras se levantaba de la silla, dirigiéndose a la cama y luego de unos segundos batallando entre nosotros, logró quitarme el celular.

Supuse que la charla que tuvimos donde admitió que no me amaba sería lo último que sabría de ella.

Lo último que sabría del amor de mi vida.

It's always you  "Lee Heeseung„Donde viven las historias. Descúbrelo ahora