Sonidos en la casa sacaron a Lena de su sueño. Inmediatamente supo que no era su alcoba, y eso acabó por despertarla del todo. Por reflejo sus manos tocaron su bata, lógicamente estaba abierta por los movimientos durante el sueño. Un cosquilleo inesperado se coló por su espalda al darse cuenta de que Kara pudo haberla visto así, cuando en algún momento de la noche ambas se quedaron dormidas.
Salió de la cama y fue a su habitación a darse una ducha.
Para su alivio solo encontró a Jonn bebiendo café en la isla de la cocina. Ya preparada para empezar el día Lena también se sirvió café y lo saludó cordial.
-Le di a Kara la mañana. Se que hoy irás a la planta y ella no tiene acceso.
Lena se había olvidado de eso. Tomo nota mental de revocar el status de Kara Danvers dentro de la empresa lo más pronto posible. En la cocina dentro de una charola, encontró huevos y tocino recién hecho.
-Tu desayuno.-dijo Jonn a sus espaldas-Kara dejo dicho que te lo acabes.
Lena sonrió y busco un plato. Kara tenía esos detalles inesperados, además de que se había acostumbrado a sus desayunos nutritivos. Jonn ojeaba el periódico mientras ella comía en silencio.
-Jonn, puedo hacerte una pregunta?
-Desde luego, que te interesa saber de Kara. No me mires así, te conozco muy bien Lena. Además no he tenido la chance de hablarte de Kara apropiadamente, me disculpo por tomarme el atrevimiento de traerla sin tu consentimiento pero no tenía a quien más recurrir.-Jonn dejó el periódico sobre la mesa-
-Me dijo que no conoció a sus verdaderos padres.
-Es así. Los Danvers la adoptaron cuando tenía doce años. Su padre es el general Jeremiah Danvers,-Lena asintió en reconocimiento, L-Corp poseía contratos con las fuerzas armadas-
-¿La conociste estando en el ejército?
-Si. Mi unidad estaba a unos kilómetros de Kandahar, ella formaba parte del apoyo táctico como custodia de tropas y logística. Kara y su ave eran muy populares, todos allí la conocíamos por su apodo de batalla: Superchica.
-¿Sabes por que renunció?
-Solo lo que escuche por ahí, hubo un mal reporte de inteligencia y el grupo que Kara custodiaba quedo atrapado en fuego insurgente en alguna parte del desierto cerca de Al Basra. Solo ella escapó con vida de eso. Perdió a su artillero y amigo James Olsen.
-No puedo ni imaginarme lo que debió ser.
Lena recogió su plato y lo deposito en el fregadero, junto con la taza que Jonn tenía. Recogió sus cosas y salieron rumbo a la empresa. Desde luego que tenía miles de preguntas más para su hombre de seguridad, pero estaba segura que Jonn no hablaría más que lo necesario. Lena había visto un poco más de su taciturna custodia la noche anterior mientras se quedaba dormida abrazada a ella, curiosamente esa fue la primer noche que no necesito de los calmantes para conciliar el sueño. Recordaba como Kara le hablaba en voz baja, sin dejar de acariciar su espalda en señal de consuelo. Se sintió de pronto vulnerable al no tenerla cerca. El alboroto de la prensa se había calmado un poco con relación al día de ayer, desoyendo los consejos de Jonn, Lena fue a la empresa. En medio de la locura en la que se había convertido su vida en los últimos meses, el trabajo era su único medio de anclaje. Por lo que no estaba dispuesta a renunciar a ello, no quería que los demás pensaran que era una niña asustadiza. Nada ni nadie la apartaría de lo que era su pasión.
-Señorita Luthor, Morgan Edge espera verla.
-Hazlo pasar Jess.
El hombre entro a la oficina con pasos livianos, como si estuviera teniendo el mejor de los días. En los últimos días había solicitado una cita, argumentando que tenía interesantes propuestas para hacerle. Morgan era un hombre maduro, atractivo si se lo observaba bien. Pero Lena no estaba interesada de momento en lo que este caballero tenía que ofrecer fuera de lo comercial. No era secreto que el prestigio de la Corporación Luthor pendía de un hilo, un imperio que por más de treinta años se había mantenido por sobre las demás empresas. Lena no necesitaba de su doctorado para saber que los tiburones olían la sangre en el agua. Ahora era cuando la empresa estaba más vulnerable. Y cualquiera con dos dedos de frente no dudaría en adquirirla. Más allá de todos sus problemas legales la Corporación Luthor seguía siendo un monstruo empresarial. Morgan Edge siempre se había mantenido a sus espaldas, cuando Lena había accedido a formar parte de la empresa familiar tras graduarse en la MIT, y después de la abrupta muerte de Lex, tuvo oportunidad de conocerlo en un congreso sobre informática. Un descarado oportunista. Toda clase de rumores circulaban acerca del carismático señor Edge, playboy consumado, amante de las apuestas y de dudosa reputación a la hora de cerrar tratos. Desde el primer día, no escondió su interés en Lena. Y no perdía oportunidad de demostrarlo.

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La Guardaespaldas
Художественная прозаSer un Luthor no es fácil. Por lo que a veces es necesario que alguien nos proteja. y esta vez, esa protección se encuentra entre los brazos de una hermosa rubia, con una vida bastante complicada.