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Llegó el viernes, acabábamos de arribar a Nueva York

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Llegó el viernes, acabábamos de arribar a Nueva York. Intenté comunicarme con el desconocido pero había vuelto a bloquear el número privado, mientras que en el otro seguía respondiendo el mismo chino castroso.

No estaba lista para transitar las calles de la ciudad. Además de la compañía de Noah, el miedo estaba trepado sobre mi espalda, siguiéndome a cada sitio que iría.

Bajamos del taxi que nos llevó al hotel de una estrella para no levantar sospechas por parte del enemigo o cercanos. El sitio no era tan extravagante, pero tampoco de mala muerte. Mentira, si lo era. Noah se miraba arrepentido de haberme acompañado, estaba casi segura de que en cualquier momento me replicaría por haber elegido esta horrorosa estancia.

—¡Hay cucarachas nadando sobre el retrete! —chilló asustado.

—¡Tira la cadena y ya está!

—Pero me da tristeza, pobrecitas.

—¡Entonces no te quejes, Noah! —vacíe mi equipaje encima de la cama buscando un atuendo no tan llamativo para mi reunión con el anónimo.

—Creo que tuvieron bebés, hay un nido pequeño en la encimera donde está el papel.

—¡Eso es asqueroso, no me interesa saberlo! —exclamé con una mueca de asco. Noah salió del baño con ambas manos sobre la vejiga.

—Me aguantaré aunque no sea saludable, pero no soy un asesino de la fauna.

—Dios... —bufé colocándome unos jeans oscuros y playera del mismo color—. Si tú lo dices, está vez no pienso llevarte la contraria.

Él sonrió apenado intercalando la mirada entre mis prendas y su equipaje sellado como si intentara recordar la ropa que empacó.

—Bueno, también buscaré lo mío.

—Procura que no sea tan llamativo. ¿Quieres?

—No quiero, pero debo hacerlo —realizó un encogimiento de hombros deslizando el zipper de su maleta.

Horas después salimos del hotel para dirigirnos a una pizzería. Aunque terminamos comiendo tacos porque a Noah se le ocurrió la brillante idea de curiosear con la comida extranjera. No estaban nada mal, pero tampoco asimilaban un verdadero taco mexicano.

✧ The night we met | Joseph QuinnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora