5. Qué frío, che.

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El partido va 2 -1, siendo Boca el que tiene ventaja. Valen, el chico del piercing en la ceja, tuvo que festejar ambos goles del equipo con el fin de disimular. Claramente sus puteadas pasan desapercibido entre todo el griterio, pero de todos modos hay un par alrededor nuestro que lo miran confudido.

-¡La puta madre! -Escucho a varios decir.

-Che, me parece que ya estás acá al pedo. Quedan tres minutos de partido, la victoria es nuestra. Podés ir yéndote así no te agobias con el buen humor de la barra -le digo divertida a Valentin. Él me mira con desgana pero una sonrisa traviesa se asoma entre sus labios.

-¿Después vamos a comer pizza Atuna? -Grita Mateo.

-¡GOL! ¡LA CONCHA DE TU HERMANA GOL! -Grito y salto cuando, en un segundo, la jugadora número 10 mete el último gol del partido, justo a segundos de acabarse el segundo tiempo. -¡JAJA! ¡AMIGO, RE LOC-! -

-¡LA PUT-! -Grita Valentin.

-¡NO! -Lo miro y agarro su cabeza entre mis manos con todas mis fuerzas, tratando de hacer que no sienta dolor, ¿o apretar el lugar donde me golpeé es algo que sólo yo hago? ¿Nadie más?

-¿Qué pasó? -Mateo habla sobre mis oidos. -¿Qué le pasó?

-¡PERDONAME! ¡VALENTIN PERDONAME! ¡¿ESTÁS BIEN?! - Por alguna razón, no puedo dejar de gritar.

-¡Si tan sólo me soltases...! -La voz del ojiverde suena tapada.

-¡Si! Si, perdón. -Digo y lo suelto, pero no del todo. Con ambas manos le sotengo la cara para que matenga su rostro en mi dirección.

-¡No, amigo. Te re sangra! -Mateo le señala la nariz.

-¡Aja, no me digas capo! -Responde Valentin, pero el rizado pareció no haberlo escuchado.

-¡Vení, te llevo al baño! -Le digo. -¡Nos vamos al baño! -Le aviso a mi acompañante y, sin esperar respuestas, me lo llevo a Valentin hacia los pasillos de la cancha.

El camino hacia el baño se hace difícil y el miedo de que lo lastimen más mientras pasamos entre la multitud se incrementa a medida que la voz del parlante dicta cómo quedó finalizado el partido. Lo sostengo con fuerza para que no se pierda. Luego de unos minutos bastante largos, llegamos, por fin, hacia los pasillos. El ruido de los hinchas ya no se escucha tan fuerte.

-Vení, es acá -le señalo el baño.

-Pasá conmigo -me dice mientras aprieta su nariz, haciendo que su voz suene graciosa. Sonrío por esto.

-¿Qué? No voy a pasar, es el baño de varones -le respondo.

-Es el de inválidos -me señala el cartel del muñeco en silla de ruedas.

-¡No digas eso! -Grito susurrando y le golpeo el hombro.

-Bueno, che. ¿Querés dejar de lastimarme, por favor? -Me dice mientras se ríe.

-¿Y vos podrías meterte al baño a limpiarte la nariz? -Le respondo y me agarra del brazo y me mete con él. Cierra la puerta y se dirige hacia las canillas para derramarse agua en la nariz.

-Perdón, -repito una vez más -fue sin querer. Lo sabes.

-Ya está, no me rompiste ningún hueso.

-Perdoname igual -le sonrío. Busco papel y se lo paso, para que se pueda secar.

-Terrible lo tuyo. -Agarra el papel que le di y se seca mientras me mira -Yo queriendo chamuyarte y vos golpeándome la jeta -se ríe, contagiándome. -Hay formas de rechazar a alguien, pero vos... Tremendo che...

otoño ⋘ wos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora