otoño ⋘ wos.

16. Recuerdos de un mal verano.

Es el cumpleaños número 17 de Autumn y la casa se encuentra plagada de familiares y amigos. Felipe, su hermano, también trajo a los suyos. De todos modos, sus amigos y los de su hermana se llevaban bastante bien.

Autumn siempre se las ingeniaba para crear una nueva temática para su cumpleaños y la vestimenta era fundamental para poder pasar al salón. A los 11 años, la temática era ballet y toda la familia llevaba puesta mallas y tutú. A los 15, bosque de hadas; varias personas decidieron inspirarse en las prendas de los personajes de tinkerbell. 

Pero hoy, por primera vez en mucho tiempo, la fiesta no llevaba temática. Era simplemente una noche con gente en la casa, bebidas, comida y música fuerte. Muchos de la familia se asombraron al recibir una invitación vía mensajes y que no estuviese la frase: "La vestimenta es escencial para la entrada. Si no estás disfrazad@, las puertas permaneceran cerradas ante tu cara". 

-¡Amiga! -exclama Canela -¡Falta poquito para que cumplas 17! -La castaña le sacude los hombros a Autumn. Ésta última rueda los ojos y sonríe.

Decidieron hacer la fiesta una noche anterior a la de su cumpleaños, por lo que, técnicamente, todavía tiene 16. 

Son las 23.35 y todos parecen darse cuenta de lo cercano que está la manilla del reloj de apuntar a las 12. Es entonces cuando las tías se encargan de acomodar la mesa para el momento del ritual y la madre se molesta en ir poniéndo las magdalenas decoradas sobre la mesa principal. Minutos después, aparece con la torta para pasar a ser exhibida.

-¡Feli, hijo! -la madre de Autumn le pide que le acerque el encendedor. El rizado no tarda en aparecer de la cocina con uno y le pide a su mamá que, por favor, le deje a él el honor de prender las 17 velas que decoran la torta.

-¡Tene cuidado! No vaya a ser que incendies la casa -le ordena su madre, riéndose. Está claro que el alcohol corre por su sangre, la risa a gritos la delata.

La música suena a través de los parlantes y la gente baila entusiasmada en el patio. Los perros corren por toda la casa, tropezándose con los pies de todos los presentes. Gritos de niños y risas de los adolescentes ensordecen a cualquiera que se cruce por la zona. Y Autumn, sentada en la cama de su pieza junto a sus amigas, no puede dejar de sentirse aturdida, abrumada y nerviosa.

Melanie juega con el pelo de Canela en los asientos del escritorio, mientras Augusta mira a la cumpleañera volverse loca desde la cama.

-No quiero cumplir 17, ¿cómo hago para ya no cumplir años? -Autumn se levanta de su cama.

-Matándote -le responde Augusta. Melanie se ríe y Canela se queja con un "no es gracioso, con eso no se juega".

-¿Y si me escapo? -la castaña las ignora. -Así, corte Peter Pan. Me voy con tal de no tener que seguir acá otro año más y evito cumplir los 18.

-Claro, anda al país de nunca jamás. Con un par de enrolados llegas en un santiamén -le dice Melanie.

-Tranqui, Atuncita. Es sólo un numerito de porquería. Todavía te faltan dos años más para terminar la secu, no comiences a delirar -Canela intenta calmarla.

-¡¿Dos años?! - Los ojos de Autumn se abren de par en par -¿Qué voy a hacer con mi vida? ¿Mira si lo que yo quiero no me sirve para mantenerme? ¿Mira si ustedes me dejan de lado por entrar a la facultad? Canela, estudiar medicina te aisla de la gente, ¿mira si te alejas de nosotras? Augusta, vos vas a estar todo el tiempo haciendo pasantías en colegios para poder tener puntos como maestra de gimnasia. Melanie, vos vas a estar trabajándo en lo de tu papá y, a la vez, vas a estudiar, ¿entienden que tener 18 puede ser el fin de nosotras cuatro? -la chica camina de un lado hacia otro. La desesperación que maneja provoca que el estómago de sus amigas se revuelva.