Juli levantó la tapa de la olla y decidió que la sopa estaba lista. Pasó el celular a su otra oreja y apagó la hornalla mientras escuchaba por tercera vez a su mamá explicarle el té de menta especial que seguro iba a curar todos los males de Erling.
–Pero lo importante es que te acuerdes de rallar primero la cáscara de limón y hervirla con el té. El jugo se lo agregás después.
–Bueno, mami. Lo voy a tener en cuenta –respondió sin mucho convencimiento, tratando de modular la molestia de su voz. Sabía que las intenciones de su mamá eran buenas, pero ya lo tenía un poco cansado con las recomendaciones y consejos.
El sonido de la puerta del departamento le dibujó una sonrisa en el rostro y aprovechó la excusa para decirle a su mamá que tenía que cortar porque Enzo acababa de llegar. Todavía su mamá le demoró la despedida un par de minutos, suficientes para que su novio lo alcanzara en la cocina y rodeara su cintura con ambas manos.
–Sí, te lo prometo. Dale, dale. Sí, te amo, chau.
Julián por fin cortó la llamada y se dio vuelta todavía dentro del agarre de Enzo. Recostó la cadera en la mesada y estiró sus brazos para atraer al otro más cerca y plantar un beso en sus labios. Enzo aún estaba sonriendo cuando se apartaron aunque sin dejar de aferrarse al otro.
–¿A quién le estás diciendo te amo vos?
La pregunta tenía claro tono de broma y le arrancó una risa a Julián que iluminó aún más el rostro a Enzo.
–A la intensa de tu suegra.
–Eh, más respeto con Mari que a vos te amo mucho, pero las mejores empanadas las hace ella.
Julián soltó una nueva risa indignada. Le dio un pequeño empujón a Enzo para separarse de él y volver a concentrarse en el almuerzo. A su espalda escuchó como el menor también se reía al tiempo que salía de la pequeña cocina a buscar las bolsas con las compras. Mientras tanto Juli se aseguró de que la carne en el horno siguiera encaminada.
–¿Y qué quería tu mamá? –preguntó Enzo cuando volvió a la cocina. Se dispuso a sacar los paquetes y bolsas sobre la mesada libre al lado de Juli.
–Ver cómo estaban ustedes, por supuesto. Y darme por sexta vez la receta del té ese para Erli.
Enzo se cagó de risa.
–Bueno está bien. Es verdad que está intensa con eso, tenés razón. –Enzo guardó una caja de cereales en la alacena alta y dejó un beso en el cachete de Juli antes de alejarse para buscar las latas de cerveza–. Y hablando de Roma, ¿cómo está nuestro paciente?
Como si de una invocación se tratara, la voz de Erling llamando por ellos llegó desde la habitación. Los dos muchachos se miraron y soltaron una risita cómplice. Julián apagó el horno y agarró el primer repasador que vio para secarse las manos.
–¿Me vas sirviendo la sopa para Erli, porfa? Le tiene que estar subiendo la fiebre.
–¿Por qué para Erli nada más?
Julián puso los ojos en blanco y se acercó para pellizcar el cachete de Enzo en joda para hacer que el otro se ría.
–Para vos también, mi amor. Pero a vos no hay que llevarte la comida a la cama.
–No es mal plan.
–¿Juli? ¿Enzo?
La voz cascada de Erling volvió a llamarles la atención y Juli le dio un último apretón afectuoso a la cintura de Enzo antes de irse al trote hasta la habitación de los tres.
Erling estaba en la mitad de la cama, tapado con cada manta que tenían en el departamento. De alguna manera se veía chiquito ahí con las mejillas rojas por la fiebre que claramente estaba regresando. El televisor tenía un partido viejo del City con el volumen tan bajo que apenas se escuchaba.
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Your warm embrace | juli x enzo x erling
Fanfiction📍One-shot Erling está engripado. Por suerte sus novios, Enzo y Juli, están ahí para cuidarlo.