INMARCESIBLE

Capitulo VII

La rutina diaria hace que los días pasen poco a poco, llevar a las niñas a la escuela y ayudarlas con sus tareas, encargarme de la casa y mi vida laboral me mantiene totalmente ocupada, lo único que ha cambiado un poco son las ocasionales visita de Matteo al club, la cuales son dos o tres semanalmente, en ellas suele pagar por mi baile privado y en ocasiones solo me pide sentarme junto a él para conversar, resulto ser alguien más complejo de lo que aparentaba y lleva cierto peso en los hombros el cual viene acompañada de las grandes cantidades de dinero que maneja, no le eh querido preguntar detalles, ya que no quiero arruinarlo y que deje de venir, no solo por las compensaciones económicas que estoy recibiendo, sino porque las conversaciones que mantenemos, aunque son mayoritariamente él hablando, son un respiro para mi

Hoy es martes y por suerte es mi día más libre, ya que no tengo que bailar en la noche porque el club cierra los martes por la noche para realizar limpiezas profundas o fumigaciones o reparaciones necesarias, por lo que temprano después de dejar a mía chicas en la escuela practico con mis compañeras por hora y media, para después irme a la cafetería

Mi turno pasa sin mucha gloria, ya que tenemos los clásicos clientes. Cuando se acerca la hora de mi salida no hay señales de mi compañera la cual me hace el relevo, por lo que fui a preguntar al gerente

- Hola – digo cuando entro en la oficina – Quedan 10 minutos para que termine mi turno y aún no ha llegado Laura

- Llamo hace como una hora para reportarse enferman – dijo él con ligereza

- Y que va a pasar con el siguiente turno? – pregunte – Con el partido vamos a tener muchos clientes para el turno de cierre

Hoy se juega un partido de futbol entre los equipos emblemáticos de Inglaterra y como este país es tan fanático del deporte muchos salen más temprano o se compran comida para disfrutar con el partido

- Vas a tener que quedarte – dijo él

- Sabes que no puedo hacer eso, tengo que ir por las niñas a la escuela – le explique, ya que siempre han estado al tanto de mi responsabilidad con mis hermanas, por lo mismo solo me asignan los tunos más tempranos

- Relájate Mirabella, solo serán unas horas, llame a Lorena y ella vendrá pero primero tiene que rendir un examen en la universidad y después vendrá a tomar el turno - dijo aun con ligereza – Pero tranquila se te pagaran las horas extras

- Entonces déjame llamar para ver si pueden ir por las niñas – le dije y el asintió mientras yo salía a hacer mi llamada

- Hola, como estas? – contesto Hazel el teléfono al segundo tono

- Hola, un poco complicada – fui directo al grano

- Le paso algo a las niñas? – pregunto notablemente preocupada

- No directamente – le conteste para que no se preocupara – Mi relevo en el trabajo se reportó enferma y no voy a poder salir de la cafetería hasta en un par de horas, pero las niñas están en la escuela y no quiero que se queden solas esperando, existe la posibilidad de que vayas por ellas y después yo pase por ellas a tu casa? -le pregunte esperando que pudiera, ya que no sería la primera vez que me ayuda

- Lo haría feliz Bella, pero en 30 minutos tengo un examen y como sabrás no puedo faltar o llevarlas conmigo – dijo ella – Puedo ir después de eso pero me demorare como dos a tres horas

- En ese caso no te preocupes, supongo que yo me desocupare antes

- Bueno, espero que te desocupes pronto

- Gracias y suerte en tu examen

- Gracias! – respondió ella y corto

- vuelvo a entrar a la oficina – Nadie puede ir por las niñas, asique espero que realmente sea poco tiempo porque si no dejo todo y me voy – le avise

- Es una amenaza? - preguntó desde su silla con el ceño fruncido

- Una advertencia nada más – dije y salí para volver al mesón

Volví a dejar mi teléfono bajo la barra y me puse a trabajar, calentando sándwiches, sirviendo galletas, pasteles y haciendo cafés. Poco a poco como predije la cafetería se fue llenando y el trabajo se fue volviendo más caótico, íbamos de acá para allá con mis compañeros hasta que por fin escuche la puerta de entrada y vi la cabeza rubia de mi compañera Lorena lo cual se volvió un alivio, ella me vio y de inmediato vio mi apuro, por lo que me hizo señas que iba a cambiarse y me relevaba

Entre el cambio de ropa de Lorena y mi marcación de salida junto con mi cambio de vestuario mi tardanza se transformó en dos horas de retraso, por lo que sali rápidamente y me fui casi corriendo entre las personas hasta donde deje mi auto, el cual quedo bastante lejos

Cuando por fin llego a mi auto lo enciendo y tomo el camino hacia la escuela de mis chicas, pero por el partido las calles están infestadas de autos, todos estresados y apurados por llegar a sus casa a ver el partido

Llego casi tres horas tarde a la escuela de las niñas, la cual por obvias razones esta desierta, si consideramos que mis niñas salían de su extraescolar hace tres horas y el horario normal de salida fue hace 4 horas y media obviamente no queda casi nadie aquí

Me bajo rápidamente del auto y voy hacia la puerta pero al intentar abrirla está cerrada, intento forzarla un poco más por si no lo hice bien la primera vez y sigue sin ceder, sigo así hasta que siento que por el otro lado alguien viene y también escucho el tintineo de unas llaves, por lo que dejo de hacer fuerza y espero a que abran

- Algo en lo que la pueda ayudar señorita? – me pregunta un señor mayor, supongo que el guardia de la escuela

- Vengo por mis hermanas, pero se me hizo increíblemente tarde -le dije e intente entrar al establecimiento pero el me lo impidió

- De casualidad sus hermanas son dos chicas que estaban en el coro? – me pregunto y yo asentí – Estuvieron esperando junto a su profesor por una hora, pero la escuela tenía que cerrar por lo que ya no están aquí – dijo él

- Como que no están aquí? – pregunte alterada por esta nueva información – Como las dejaron irse si son solo unas niñas, tienen 10 y 5 años, no pueden andar solar por ahí

- Tranquila señorita no se fueron solas, el profesor Torres se las llevó a su domicilio, ya que como le comente la escuela tenía que cerrar y él se ofreció, porque nadie más podía llevarlas consigo y él no tenía problemas con llevarlas

- Me está diciendo que mis hermanas están con un completo desconocido – seguí alterada por toda esta información

- Por favor cálmese, le vuelvo a decir ellas están bien, el profesor es alguien de confianza que conoce a las niñas, la directora estuvo de acuerdo con todo, de hecho la llamaron mucho señorita – me dijo él – Aquí tiene la dirección de profesor Torres – me dijo mientras me extendía un papel con una dirección en el mismo

- Gracias – lo tome – Supongo – dije mientras leía la dirección para ir ubicándome un poco, la dirección queda muy lejos de nuestro vecindario

- Vaya con cuidado – fue lo último que dijo el señor antes de cerrar la puerta y yo dirigirme hacia el auto nuevamente

Al entrar en el auto busco mi teléfono la dirección para así irme por la ruta más rápida posible y cuando ya la tengo en el navegador reconfirmó bien la dirección, para si encaminarme hacia allá