Capitulo 5

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El restaurante estalló en disparos en cuanto el Equipo sacó sus propias pistolas para apuntar a la frente de la pelirroja. Ninotchka cayó de su silla al suelo en cuestión de segundos y se deslizó hasta detrás de la barra de bebidas con una voltereta por el suelo. Katarina siguió más o menos su ejemplo, derribó la mesa y la usó como escudo para las balas, soltando una maldición cuando uno de los proyectiles logró rasguñar su pierna.

Lux saltó de su columpio después de empujar el de Ezreal hacia la parte trasera del local, allí al menos no le llegarían las balas y no tendrían una desgracia. Cuando sus talones tocaron el suelo lo más silenciosamente que pudo, dio varios saltos apresurados hacia la derecha, acercándose a unas mesas derribadas para escapar de la pistola de Ninotchka.

A unos metros de ellas, sus amigas siguieron su ejemplo posicionándose detrás de algunos pilares para estar lo más cerca posible de la criminal rubia. Querían acorralar a la pelirroja para que fuera mucho más fácil capturarla, y aun así, estaban dando muy por alto que Katarina no era una criminal cualquiera.

Irelia se asomó por el lado del pilar, disparando todas las balas que pudo por encima de la cabeza de Ninotchka para que ésta les diera paso a Katarina. La verdad, podían aprovechar para encarcelar también a la rubia.

Katarina pareció predecir sus movimientos y se arrastró a cuatro patas por el piso hasta que llegó detrás de la barra del restaurante. Para su mala suerte, Ninotchka apareció después del estallido de cinco disparos más.

La mujer la miró con los pelos revueltos. Katarina la ignoró por completo, más enfocada en vendar con urgencia la herida en su muslo para no acabar desangrándose en medio del local.

La mujer rubia se acercó sigilosamente, haciéndola saltar cuando sintió el aliento cálido y repentino en su oreja llena de pendientes—¿Entonces...? —susurró contra las mejillas rojas de la criminal.

—¿Entonces qué?

—Espero que no seas de las que te dicen que sí y luego no vuelves a verles la maldita cara en toda su vida.

—¡En ningún momento he dicho que sí!

—Tus nervios en la mesa lo han dicho.

La pelirroja la miró como si tuviera un pollo en la cabeza—¿Nervios?

—Sí. Sabes qué indica eso?

—Ilumíname —dijo poniendo los ojos en blanco, sin saber como callar a la rubia.

La ceja fina de Ninotchka se alzó tanto que casi se pierde entre su cabello al recibir la actitud de Katarina, preguntándose si era la misma mujer tartamudeante que había conocido en la mesa. Por parte de Ninotchka, ella había estado tan emocionada de conocer a la criminal famosa que pasó horas y horas maquillándose frente a su espejo. Claro que su cara era tan reconocida como la de la pelirroja, pero aun así, se sentía sumamente enamorada de la actitud desvergonzada de la chica, amenazando a todo el mundo con sus misiles y cuchillos mortales.

Al no tener respuesta, Katarina se giró lo suficiente como para estar frente a la mujer. Ninotchka parecía estar cuestionándose toda su existencia mientras sus ojos se iban aguando. La pelirroja lo notó, pero no sabía si era más importante no desangrarse, que no la capturaran o no hacer llorar a su cita.

Sabía de alguien que le iba a hacer la vida imposible por el camino que había tomado su "romántica" cita.

—¡Hmp! —medio chilló cuando de repente los labios suaves de la rubia se estrellaron contra los de ella. Con una de sus manos, encontró la fuerza suficiente como para separar el cuerpo caliente de la chica—C-creo que lo has malentendido todo.

Ninotchka se secó las lágrimas con una sonrisa feliz y se lamió los labios, ganando una mirada sorprendida de Katarina—Tranquila que no. Ya se lo que te pasa.

—¿E-eh?

—¡Lo qué te pasa es que eres demasiado vergonzosa, mujer!

Parecía un pez, abriendo y cerrando la boca sin saber que decir para detener los estúpidos razonamientos de la chica. Así que hizo lo que mejor se le daba. Mentir.

—Mira, es que, yo ya tengo a alguien en la mente...

Al contrario de estallar en llanto de nuevo, la rubia solo sonrió aun más ampliamente, ahora tomando las manos ensangrentadas de Katarina e ignorando por completo las instrucciones que se daban las espías por detrás de ellas para capturarlas.

—Deberías haberlo dicho antes, se me da muy bien ayudar a las personas enamoradas locamente y profundamente de otras personas maravillosas y bellas y...

—Ya, ya —la interrumpió, rezando para que se callara—, pero no necesito un Cupido. Muchas gracias.

—De nada.

La pelirroja bufó, tanto por el estruendo que causaban las pistolas de las cuatro mujeres vestidas de uniforme como por la risita irritante que salió de Ninotchka. Optó por ignorarla de una vez, ahora cien por cien segura de que la mujer no intentaría sobrepasarse con ella de nuevo. Entonces, cuando volvió a escuchar la voz de la rubia en su oído preguntando si su cita aún seguía en pie, sintió las ganas de salir y entregarse carcomiéndola solo para no tener que volver a pasar por una situación así en su miserable vida.

—No, no sigue en pie, olvídate, no me busques, no me mires, olvida que existo.

—¡Qué me conociste, y date la vuelta...!

Cabe decir que la mirada verde esmeralda que la atravesó fue suficiente para que la mujer se callara con una expresión culpable en su rostro. Aunque en su cabeza ella solo había seguido la famosa canción, eso había hecho que la verdadera Katarina comenzara a aparecer. ¿Era la mujer pelirroja tan nerviosa la verdadera criminal o es que ella podía adoptar diferentes personalidades en cuestión de segundos como decía la prensa?

Justo cuando la pelirroja iba a espetar algo de lo que no estaría muy orgullosa en el futuro, la pequeña Lulu apareció con su pistola por el costado de la barra, apuntando directamente a la cabeza roja.

Katarina la miró. Lulu le devolvió la mirada determinada.

Y Katarina le lanzó un vaso de plástico a la cara.

—¡Ay! —se quejó la chica mientras soltaba su arma en el momento, perdiéndose cuando la pelirroja la empujó y cayó de culo, dando vía libre tanto a Katarina como a Ninotchka.

Claramente, era ahora o nunca. Katarina sabía que las demás estarían alerta al escuchar el chillido de la niña, pero debía aprovechar que no tenía una pistola en la cabeza. Ninotchka la siguió de cerca cuando la pelirroja se tiró en busca de una misión suicida: Llegar a las escaleras subterráneas escondidas en uno de los lados del restaurante para poder salir de forma segura del lugar.

Había hecho bien en elegir ese restaurante.

Detrás de una mesa, Lux vio la cabeza roja saliendo de detrás de la barra al segundo en que se escuchó el grito de Lulu. Levantó su arma, dispuesta a incapacitar una vez más a la criminal, pero la voz de Ninotchka llamó su atención.

—¡Viva el amor!

Equipo Estelar (Basado en D.E.B.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora