Todavía era muy temprano cuando las cuatro llegaron al famoso restaurante.
Esto tenía sentido, pues el plan era llegar lo más pronto posible para no toparse de cara con el rostro de la asesina y acabar ahuyentándola.
Pero... Tampoco esperaban ese tipo de restaurante, y mucho menos que alguien como ella acudiera allí.
El lugar estaba lleno de parejas mayores que disfrutaban de un vinito mientras contaban diversas cosas sobre sus nietos, solo alguna que otra persona joven deambulaba por el local. Y una sola pregunta se pasó por sus mentes... ¿Qué diablos haría una asesina en un restaurante para gente mayor?
Pero si lo pensabas más detenidamente, puede ser que Katarina hiciera uso de este hecho para pasar desapercibida de la policía o que fuera una especie de trampa para la Academia.
Sin embargo, era imposible que ella ya supiera sobre el plan.
Lux se rascó sus dedos nerviosa, sin saber que razón darle a todo eso. Habían llegado por ahí de las cinco y ahora asomaban las siete de la tarde. ¿A qué hora tenía pensado ella llegar? Aunque si era una cita, probablemente fuera a horas más tardías.
Suspiró y trató de calmarse, ese estrés la estaba haciendo imaginar demasiadas cosas, mientras que sus compañeras disfrutaban tranquilas de una pequeña tarta de fresa. En su mente, pensó en compartir con ellas sus frustraciones, y tal vez un poco del delicioso postre, pero una vez más, se dio cuenta de que ellas no entenderían el por qué detrás de su preocupación.
Hacer una tesis sobre la criminal más buscada del mundo no es algo fácil, y tampoco rápido. De hecho, diría que era más fácil recoger información de un delincuente de menor importancia que la asesina. Pelo rojo, ojos verdes, pero de repente aparecían noticias hablando sobre su cambio físico y repentino cabello azabache.
Esa mujer era increíble, y podía hacer volar el mundo con su mirada.
—¿Quieres un poco? —Irelia la sacó de sus pensamientos.
—No, no... Estoy bien así —sonrió.
—Te veo un poco pálida, te sentirás mejor si comes, Lux. Deja de darle tantas vueltas al dichoso asunto.
—...
Irelia la miró—¿Me oyes?
—Sí.
La cabeza de Janna apareció desde detrás de la oreja de la morena con una sonrisa en su cara que prometía de todo menos placer. La peliblanca forzó un gruñido, mirando disimuladamente a las espaldas de Lux.
—¿Qué? —preguntó.
—Oye, mi nena —el solo escuchar la voz la hizo saltar en su columpio. Si no llega a ser por la mano de Irelia en su boca, todo el restaurante habría sido consciente de las cuatro chicas encima de sus cabezas. La voz pertenecía a la persona que menos quería ver en ese momento, su ex novio, Ezreal.
Se giró lentamente, viendo la sonrisa galante en los labios del chico y el constante movimiento de cejas que hacía para nada más que seducirla, o al menos eso intentaba.
—Ez...
—Lux, amor mío.
—No, no soy tu amor.
—Sí lo eres, mi dulce de vainilla.
—Que no.
—...
—Te dije que no me persiguieras más, nuestra relación no tiene ninguna esperanza —comenzó.
—Sí que la tiene, lo que pasa es que no quieres creer en ella.
—¡P-pero! ¡Qué se acabó, Ez!
Los ojos del chico empezaron a brillar, las gotitas de agua a punto de derramarse de sus esferas azules. Ezreal no era un mal chico, de hecho, él la había tratado como una princesa. ¡Y ese era justamente el problema! Ella no quería a alguien que le siguiera la corriente en cada argumento, o una persona que la siguiera como un perrito faldero. Y, aunque él cambiara su actitud, nada podría volver a ponerla en la misma situación.
No.
No porque Lux era incapaz de sostener otro intento de conversación tratando de explicarle al chico que los hombres no le interesaban.
¡Pero eso no tenía porque saberlo nadie, solo Ez, mas no lo entendía!
—Mira, florecita, te daré rosas, o margaritas, o lotos si quieres...-
La puerta se abrió sutilmente, una figura con unos pantalones básicos y camisa negra y el brillante cabello rojo a la vista entró y se pavoneó con gracia hacia una de las mesas. ¡Justo debajo de ellas!
Cabello rojo, ojos verdes, colores oscuros, mirada dudosa y alerta...
Todo indica a una persona.
La rubia estaba tan impactada que olvidó hasta las cuatro palabritas que tenía guardadas para su ex. La asesina había aparecido en el recinto y ni siquiera parecía molestarse en que pudieran reconocerla. ¿Era tan normal ver a una criminal tener una cita en tu restaurante? O tal vez los presentes ignoraban ese hecho y simplemente seguían a sus cosas. No te metas en los problemas de los demás, dicen algunos.
Sus compañeras parecían haberse dado cuenta también, pues todas aguantaron el aire en sus pulmones arriba de la cabeza pelirroja, tranquilamente pidiendo un vino tinto al camarero.
—¿Qué le gustaría, señorita?
La voz de ella, suave y seductora—Vino está bien, gracias —contestó, una amable sonrisa en sus labios.
Era imposible que se tratara de la misma criminal que había amenazado con lanzar una bomba nuclear y destruir medio mundo...
En medio del todo el caos, Ezreal estaba con la mirada perdida en el lindo rostro de Lux cuando la rubia lo miró de repente, la alarma brillando en sus ojos—Lárgate de aquí, pero ya. Esto es muy peligroso.
—¿Una pelirroja es peligrosa...? —preguntó confundido.
—¿Qué?
—¿Te gustan las nenas, florecita...? —la voz de Ezreal se fue apagando a mitad de la pregunta.
Solo obtuvo de respuesta el rostro en blanco de Lux.
...
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Equipo Estelar (Basado en D.E.B.S)
FanficLux y su equipo de espías son las más solicitadas y perfectas para la Academia cuando se habla de misiones especiales. Pero hay un problema, esta no es una misión cualquiera, no es un simple malhechor cabreado con la vida que ha robado algunas chuch...