Capítulo 8

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–Kogoro, mi niño hermoso, mañana es tu fiesta, cariño, ¿no te sientas emocionado?

–No lo sé, supongo que si lo estoy.

–Huh, de acuerdo.

–Padre, ¿puedo salir?

–¿Eh? Desde cuándo quieres salir.

–La verdad...Ni yo conozco la razón, solo me gustaría salir a...No sé, buscar amigos, tal vez.

–¡Claro! De hecho es un alivio para mi que quieras salir, pensé que toda tu vida serías como tu padre...Ya sabes, a él casi no le gusta salir.

–Oh...Bueno...Me llevaré a Plutón.

–¿No te llevarás a Karl?

–Está dormido. No pude dormir en toda la noche, y al parecer Karl tampoco, así que jugamos toda la madrugada en el jardín.

–Huh, Kogoro, debes de dormir más, si no duermes no vas a crecer y vas a tener problemas de salud.

–Lo sé, es solo que de verdad no pude conciliar el sueño.

–Bueno, ya que.

–Entonces, volveré más tarde, padre.

–Sí, solo ten cuidado.

Kogoro asintió. Plutón se subió en el hombro de el niño y juntos salieron de la casa.

–Hmmm...Ah, sí, le avisaré a Poe que mi bebé salió–Dijo para él mismo. Fue a la habitación de Edgar y se le acercó–Poe...¿Sigues dormido?

La habitación estaba oscura, casi no se podía ver nada con claridad, solamente se escuchaban leves quejidos.

–Poe, ¿estás bien?–Ranpo se acercó aún más a él y tocó su frente, estaba muy caliente–Uy...Poe, ya sé que estás despierto.

–Ve...vete...Ranpo...Vete–Dijo entre pequeños jadeos.

–¿Como por qué? ¿Estás enfermo o...?–Ranpo detectó el olor de las feromonas de su novio, recordó que estaba en celo–Sigues en celo, ¿cierto?

–Sí...Ya...vete.

–De acuerdo...Por cierto, Kogoro salió junto con su gato.

–¡Ranpo...ya vete!

–Sí, sí, ya me voy.

El omega dio media vuelta para irse, pero este fue detenido por el alfa, que lo tomó de la muñeca y lo jaló hacia él.

–Per...perdón, Ranpo...Ya...ya no...aguanto.

–¿D-de qué hablas?

–Quédate...Quédate conmigo...Ranpo.

–No, Poe, no podemos, Kogoro podría regresar en cualquier momento.

–Por...favor...solo será esta vez–Edgar se sentó y jaló las caderas de Ranpo para atraerlo hacia él.

Ranpo se quedó en silencio durante unos segundos, estaba algo sonrojado, hace años que no se dejaba tocar por su pareja de esa forma.

–Yo...no sé si estoy listo para hacer esto contigo de nuevo.

–Sí...tienes razón...Perdón...nunca quise obligarte a nada...Lo que menos quiero en este mundo es lastimarte de nuevo.

–Poe...–Ranpo miró fijamente a Edgar y plantó un suave beso sobre sus labios, este poco a poco se hizo más intenso.

De pronto en la habitación solo se escuchaba el sonido de jadeos y leves gemidos ahogados por los besos. Ranpo terminó acostado en la cama con Edgar encima de él, este último le estaba dejando pequeños chupetones en el cuello a Ranpo mientras le quitaba la parte superior de su ropa.

Nunca lo di por perdido. (Ranpoe)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora