La sangre del gobernador estaba escurriéndose lentamente por el agujero abierto en su pecho, bajando y mojando su cuerpo hasta escurrir por sus piernas y bajar lentamente hasta crear un charco bajo los pies del hombre, mojando sus pies y el bajo de sus pantalones sin que nadie hiciera nada por impedir que esto pasara.
El objeto que causó la muerte del hombre aun estaba clavado a un metro de su mismo objetivo, con la mitad dentro del gobernador y la punta clavada en el suelo, haciendo un agujero perfecto, con grietas alrededor del mismo. Dicho objeto era una lanza roja de una tonalidad oscura, casi negra. Un diseño de relieve en espiral adornaba el asta del arma, dándole un aspecto exótico y que no se había visto por el país en ningún momento de la actualidad o de siglos pasados, pues aquella arma no era oriental, si no que parecía europea.
Tanto la guardia personal del gobernador como los cazadores, se mantuvieron en todo momento frente al cadáver del hombre que dirigía la ciudad, mostrando ligeras caras de sorpresa, pues aquello no había sido un movimiento causado por "error". Alguien había asesinado al gobernador y sabía donde estaba. Pero lo extraño era que la lanza misma había atravesado la pared, el asiento y al gobernador sin perder fuerza o velocidad, quedando clavada en el suelo y causando grietas en el mismo debido a la fuerza y la velocidad combinadas.
Las probabilidades de que aquello hubiera sido hecho por un hombre ordinario, era por debajo del dos por ciento. Todo indicaba que un demonio había sido el causante de aquello, de la muerte del gobernador y habían actuado en conjunto con los atacantes que atacaron a los cazadores en sus aposentos.
Con una mirada extraña, Naruto mantuvo sus ojos entrecerrados, fijos en la lanza que había matado a su contratista. Desde el momento en el que el objeto apareció, notó algo extraño en ella y no pudo apartar la mirada. Necesitaba ver que era lo que le resultaba extraño, aquello que lo obligaba a mantener sus ojos sobre el arma sin poder pestañear.
A parte de ser un arma europea, aquella lanza no parecía estar hecha de metal. No brillaba, no parecía "pesar" como el resto de las lanzas y no había una punta de acero al final del palo que indicara que estuviera hecha de metal. Como el resto del arma, lo que sobresalía de la punta, indicaba que esta era del mismo color rojo (casi negro) que lo demás y no había separación entre punta y asta, como si el arma hubiera sido forjada de acero puro completamente en un molde.
"No es un arma hecha de acero o hierro. No veo los indicios de que haya sido forjada hace poco o hace mucho tiempo. No veo manchas de sangre más allá d la del gobernador o cualquier señal de oxidación. Parece un arma recién hecha, pero tengo mis dudas".
Naruto acarició el mango de su katana y reajustó la bufanda para tapar la parte inferior de su rostro, manteniendo solamente los ojos completamente visibles, ligeramente ocultos por los gruesos mechones de su cabello dorado.
Habiendo tenido una infancia guiada por el camino de la espada, el Pilar del Sol pudo ver los detalles extraños de aquella lanza manteniendo sus ojos sobre ella, analizándola, buscando donde podría haber sido forjada y quien fue el maestro herrero que creó aquella arma.
Cada espada, hacha o lanza había sido forjada por un herrero y cada herrero tenía su marca distintiva, su "insignia" con la que firmaba dicha obra para que todos pudieran verla. Era como un pintor firmando sus cuadros de manera secreta, con alguna pequeña decoración que no resaltara demasiado, oculta dentro de diseño del arma.
Pero Naruto no pudo ver diseño alguno en aquella arma. Era como si nadie la hubiera forjado, como s hubiera nacido de la "nada".
"¿Un demonio, tal vez? ¿Pero de donde obtuvo la lanza o como la creó de la nada? ¿Tal vez es capaz de moldear el metal?"
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Pilar del Sol
Fanfiction"Cuando un pilar cae en combate, es sustituido por otro. Pero esto lleva demasiado tiempo y la situación amerita que los Cazadores de Demonios cuenten con todos sus pilares". Marcado desde la niñez, perseguido por los muertos y acosado por sus pecad...