Capítulo 21

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Aquello no era una visión agradable que un niño debería ver. Así como un padre no debería ver morir a un hijo, un hijo no debería ver como moría su padre, como los últimos segundos escapaban en un suspiro de su progenitora mientras el brillo de la vida se escapaba de sus ojos, apagándose como una pequeña fogata. Pero aquella era la imagen que le recibió al pequeño heredero del clan cuando entró a la cueva que no debería haber entrado sin ser el líder. Ver a su madre, Kushina, con la espalda apoyada contra una roca impregnada de su sangre, lo dejó quieto en el lugar, sin moverse durante diversos minutos.

Podía verse como la sangre escurría, gota a gota, por la superficie de la roca. Piel, carne, musculo y hueso manchaban la hierba y dejaban un hueco enorme en el estómago de la mujer, quien ya había dado el último aliento de vida segundos antes de ver a su único hijo en aquel lugar, por lo que no pudo avisarle del peligro.

Formando una "X" dos katanas permanecían clavadas frente a la matriarca del clan. Ambas armas estaban acompañadas de sus vainas respectivas, con las hojas de acero goteando la sangre de los enemigos que habían asesinado a Kushina.

Eran las espadas hereditarias. Eran las katanas que todo líder del clan debía usar cuando llegara el momento. Eran la herencia del pequeño que miraba el cadáver de su madre, con gruesas lágrimas cayendo de su rostro y mojando la hierba bajo sus pies.

No hubo ruido ninguno. Silenciosamente, Naruto sollozó allí de pie contemplando a su madre sin vida, con la mirada muerta, con la cabeza ligeramente inclinada hacia abajo y sin pulo o respiración alguna.

Podía desear su muerte.

La hierba crujió bajo el peso extra. No había eco, no había ruidos. Lo único que se oía en aquella cueva, eran los sollozos de Naruto, los cuales se superponían a las pisadas del demonio que apareció detrás del niño, colocando la espada sobre su cuello y cortando ligeramente este, provocando una línea roja.

Iba a cortarle la cabeza.

Naruto hubiera deseado que eso pasara.

―¿Puedes quitar tus sucios pies de mi jardín?

Kokushibo detuvo el movimiento de su espada. Frunció el ceño de sus seis ojos y movió el conjunto ocular directamente hacia la roca donde la mujer muerta estaba apoyada. Un hombre de aspecto salvaje, vestido solamente con un pantalón ancho de color negro y cabello sangriento lo miraba con ojos rasgados, con una sonrisa depredadora.

―...

La Primera Luna Superior cometió el error de intentar terminar su trabajo, de juntar al hijo con su madre. Eso fue un error completamente fatal. En un segundo, Kokushibo sintió como su cuerpo era golpeado por un proyectil y salió disparado hasta que la pared de la cueva detuvo su avance.

―Te dije que quitaras tus pies de mi jardín―sutilmente el hombre tomó de los hombros a Naruto, mostrando delicadeza―. Mocoso. Olvídate de este sitio, de tu hogar. Es hora de que comiences con tu viaje...

La hoja cortó el aire. Silbó directamente hacia su objetivo y la sangre salpicó la hierba, pero los ojos del demonio se ensancharon ante lo que estaban viendo. La hoja había cortado la carne y había llegado hasta el hueso, pero no había podido cortar la forme ósea a pesar de que debería haberlo hecho con suma facilidad. De pronto, aquel hueso era como un diamante.

Kokushibo intentó empujar, terminar de cortar el antebrazo. El pelirrojo sonrió ampliamente y tomó la hoja con su mano izquierda, manteniendo el antebrazo derecho aun perforado por la espada. Ante los seis ojos de la Luna Superior, su propia espada se quebró y cientos de fragmentos de metal salieron disparados en distintas direcciones.

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⏰ Última actualización: Oct 25, 2023 ⏰

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