La lluvia había comenzado a caer segundos después de que la cabeza de Ryuji desapareciera en cenizas sin dejar rastro de su presencia, de su estadía en el mundo. Aun de pie, sin importar que la lluvia lo golpeara, el Pilar del Sol se mantuvo en el sitio con los ojos fijos en el lugar donde había estado el cuerpo de su enemigo. Ni siquiera las cenizas s habían mantenido por mucho tiempo. El viento se las había llevado limpiando la zona y había extendido la sangre por entre las tejas del tejado, haciendo que el líquido desapareciera.
Los ojos del espadachín se mantuvieron fijos en el sitio que había ocupado el cuerpo de Ryuji. El recuerdo de las últimas palabras se mantenía fresco en su mente. Lo había llamado "demonio" antes de desvanecerse completamente. Y hacía siete u ocho años que nadie lo había llamado de esa forma eso le había traído recuerdos amargos, de una época oscura para su vida, pero que había terminado con una luz en su vida.
Mechones gruesos de cabello cayeron sobre su frente, fríos por el agua de la lluvia. Las manos apretaron fuertemente el mango de cada una de las espadas. Ya no había hoja. Esta había quedado destrozada, completamente quebrada y esparcida por toda la zona de batalla, no dejando rastro alguno.
No había herida alguna en el cuerpo de Naruto. La sangre había manchado su haori y su uniforme de cazador. Había cortes en la tela, había marcas donde las agujas de sangre habían cortado la ropa, pero no había herida alguna y la sangre seca era el único recuerdo de las heridas, pues Naruto no las había registrado en su mente.
Alzo el rostro permitiendo que el agua golpeara su piel. Se sentía, de cierta forma, limpio y al mismo tiempo sucio. Se había contenido contra Ryuji, contra sus torpes movimientos. Solo había usado su fuerza para terminar destrozándolo, para terminar con la vana existencia del demonio y había obtenido cierta información necesaria para terminar con el tráfico de la sustancia que convertía a los moribundos en demonios.
Había una mujer detrás del convertimiento de Ryuji de todo lo que parecía estar pasando en la ciudad. ¿Sería esa misma mujer la que está detrás de las desapariciones?
Los tres pilares habían ido a la ciudad y a la corte del señor feudal por dos motivos: uno de ellos era la misión de escolta y descubrir al traidor dentro de la corte del gobernador de Kioto. El segundo motivo era descubrir las desapariciones y el aumento de la aparición de demonios en Japón sin que
supieran el motivo...hasta ahora.
La pista que les había dado Ryuji era demasiado amplia, abarcando a miles de mujeres que vivían en el país. Esto solo se vería reducido si descubrían que relación tenía la mujer con Muzan y, la única que Naruto conocía, era Tamayo, la demonio doctora que estaba enfrentando a Muzan de a su manera.
"¿Será Tamayo quien los está convirtiendo?"
El rencor de Tamayo por Muzan era demasiado elevado. La mujer había sido de los primeros demonios en ser creados y había roto (milagrosamente) su conexión con Muzan gracias al único cazador de demonios al que el Rey de los Demonios tenía miedo, el creador de la Respiración Solar.
Pero Naruto dudaba que Tamayo fuera la culpable de la conversión de Ryuji. Ella no iría desapareciendo personas sin un motivo. Todos los siglos que había estado trabajando para enfrentar a Muzan y derrotarlo finalmente.
"Tampoco sería probable por su trabajo para revertir la demonificación de las personas. Ella ha trabajado para eliminar a los demonios, para evitar que esto se extienda demasiado"
Tamayo era sospechosa y, al mismo tiempo, no lo era. Había demasiadas incongruencias, pero era la única mujer demonio que podía convertir a otros en demonios, como fue el caso de Yushiro, el único compañero que Naruto había conocido en Tamayo.
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Pilar del Sol
Hayran Kurgu"Cuando un pilar cae en combate, es sustituido por otro. Pero esto lleva demasiado tiempo y la situación amerita que los Cazadores de Demonios cuenten con todos sus pilares". Marcado desde la niñez, perseguido por los muertos y acosado por sus pecad...