Defectuoso

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En una cómoda habitación, ciertos omegas reposaban sobre un suave colchón. 

-Estoy tan aburrido- dijo Hidan estirando sus piernas para así alcanzar el rostro del rubio. 

-Aleja tus apestosos pies de mi cara, hm- se quejó Deidara tratando de acostarse de modo que al fanático le dificultará molestarlo. 

El creyente sonrió un poco al ver que había logrado fastidiar a su mejor amigo. 

-¿Crees que pronto podremos salir de aquí?, ese estúpido de Pain es todo un paranoico- señaló el fanático, ya que en Akatsuki el tema de los celos era algo que no se tomaba con bastante seriedad. Por lo mismo tenían habitaciones de pánico, medicamentos hasta el techo y a Zetsu rondando por cada rincón. 

Antes de responder, el chico de ojos azules soltó un suspiró demostrando a su modo que también estaba hartó del encierro. 

-No lo sé, pero prefiero mil veces pudrirme en esta alcoba, a salir y llevar en el cuello esos molestos artefactos, hm- dijo Deidara recordando cómo una vez Konan le colocó ese extraño collar, haciéndolo sentir como un maldito animal. Y como era de esperarse lo voló en mil pedazos para ya no volver a pasar por una situación tan traumática e incómoda. 

Hidan iba a darle la razón a si compañero, pero el sonido de la puerta siendo abierta, hizo que ambos jóvenes se pusieran alerta. 

Pero al ver de quien se trataba, los renegados se relajaron.

-Pensé que podrían tener hambre, así que les traje algunas cosas- dijo el Uchiha elevando una bolsa de plástico. 

Los omegas sonrieron, para después moverse y dejarle al portador del sharingan un espacio en la cama. 

Itachi de inmediato captó el mensaje, y con calma se colocó en medio de esos locos. 

-¡Ya era hora comadreja, por poco morimos de hambre!- gritó Hidan mientras esculcaba la bolsa en busca de algo dulce. 

-¿Por qué tardaste tanto en venir, hm?- dijo Deidara encontrando entre las compras un paquete de bombones con sabor a fresa. 

-Necesitaba apoyar a los líderes, las cosas se complicaron en el sótano- respondió el Uchiha abriendo su pedido de dangos. 

-¿Los ancianos siguen en modo salvaje?- preguntó el creyente con un tono burlón. 

Itachi le dedicó una mirada feroz, haciendo que este diera un pequeño brinco del susto. 

-Hidan, no deberías burlarte, tú más que nadie sabe lo difícil que es luchar contra tus instintos- 

El fanático hizo una mueca indicando que no le daría la razón, aunque no hizo falta, ya que ese asesino sólo cerraba la boca cuando se sentía arrinconado. 

-Por una vez estoy de acuerdo con este fenómeno de ojos benditos, nuestros celos se sienten como una agonía, pero el Rut de esos sujetos parece más una especie de tortura, hm- dijo Deidara, agradecido de que por lo menos la casta a la que pertenecía tuviera un mejor control sobre su cuerpo. 

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Tras una tarde de charlas y comentarios hirientes, los chicos tomaron una siesta y al despertar decidieron bañarse, después de todo el lugar era bastante amplio para que los tres pudieran limpiarse sin problema. 

Los jóvenes salieron del baño, con toallas sobre sus cabezas y otras que se encargaban de cubrir sus partes privadas. 

Estaban tan concentrados en secarse que no se percataron de que ahí mismo había otra presencia. 

-Si que son descuidados-

Esa frase hizo que los omegas se pusieran en posición de ataque, solo para darse cuenta de que en una esquina Zetsu los miraba con una clara expresión de desaprobación. 

-Oh, solo eres tú- dijo Hidan para girarse y buscar entre los muebles su cambio de emergencia. 

Deidara puso los ojos en blanco, dejando que Itachi le secará su larga cabellera, ya que de ese modo sería más fácil eliminar la humedad. 

-¿Qué haces aquí?- preguntó el Uchiha con la intención de también cepillar al rubio. 

-Pain dice que tiene una misión especial para ti, que vayas de inmediato a la oficina- dijo la parte oscura de aquella extraña planta. 

El poseedor del sharingan asintió, para empezar a cambiarse. 

-Por cierto, no deberían estar a solas con un alfa, incluso si no está en modo de apareamiento, va en contra de las reglas de esta organización- dijo Shiro. 

Entonces unas risitas inundaron la habitación, dejando al espía confundido. 

-Tranquilo, pagano de mierda, no le tenemos miedo a un alfa defectuoso- soltó el creyente. 

Zetsu se inclinó en señal de que no había comprendido nada. 

Y antes de que alguien más pudiera hablar, el Uchiha se abrió paso entre sus compañeros para llegar a la puerta y salir a toda velocidad. 

-Vaya, si que es sensible con ese tema, hm- dijo Deidara esbozando una sonrisa llena de malicia. 

-¿Quién hubiera pensado que el legendario Uchiha Itachi tenía un lado llorón?- comentó Hidan ya vestido. 

-Oigan, por favor expliquen lo que está pasando- pidió Zetsu ya que la atmósfera se había tornado pesada. 

-Te lo contaremos luego, cuando esa comadreja se haya marchado de cueva, ya que si nos descubre hablando de eso, nos reducirá a cenizas jajajaja- dijo el religioso para dejarse caer nuevamente sobre su almohada. 

El espía soltó un suspiro sin entender porque todo debía ser tan enredoso. 

-Sigo insistiendo que aquí se trabajaba mejor cuando no había omegas molestos- soltó Zetsu olvidando que los chicos solo estaban a escasos metros de él. 

Una estaca salió volando ensartandose en la pared, muy cerca del rostro del espía. 

-¿Tienes algún problema con nuestra casta?, ¿Crees que somos débiles o una molestia?- la voz de Hidan se había tornado en verdad escalofriante. 

Y entonces Deidara se le unió, pero este sostenía una especie de cuerda. 

-Supongo que las palabras son inútiles con este tipo, debemos enseñarle que con nosotros nadie se mete, hm- dijo el artista formando un extraño nudo. 

Lo siguiente que pasó, es que por toda la instalación se escuchó un grito tan desgarrador, que hasta los alfas que seguían en sus respectivas prisiones se asustaron por tal escándalo. 

Kakuzu se recargo en los barrotes, frunciendo levemente el ceño.

-Creo....que sus chicos.... volvieron a meterse en..... problemas- dijo Kisame con dificultad, pero aun así mostrando una sonrisa que dejaba a la vista sus enormes y afilados dientes.

-No lo dudo- contestó Sasori, cubriéndose la nariz, para evitar caer en la tentación de buscar el aroma de su estudiante, ya que eso sólo alargaría su pesada condición.















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Kakuhidan "Omegaverse" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora