¿Cómo nos conocimos?

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Damián

A veces el poder del temperamento de una mujer es temerario, Si nosotros le ganamos en fuerza bruta, creo que de carácter quedamos pequeños.

Así es como recuerdo a Layla y como nuestra amistad comenzó, todo por haberle tirado su termo de agua para verme interesante.

quedé como el propio payaso del salón.

Flashback:

— ¡Oye! Recoje lo que hiciste tirar.— Me grita la chica que sería mi mejor amiga.— Te recuerdo que todos aquí cuidamos de nuestras cosas y no todos tenemos para comprar otro igual.

— ¿Cuánto te falta? Digo, para comprarte otro.

Saco de mi bolsillo unos cuantos billetes y se lo pongo en la cara. Mientras que todos en el salón se empezaban a burlar de ella.

— Creo que me sobra mucho dinero como para mandarte a reconstruir ese rostro tuyo.— Alza su mano y me agarra del hombro.— Quién se burla de quien.

Me lo dice al oído.

— No creo que con el que tienes, consigas muchas chicas a tu alrededor. Te haré un favor en darte uno nuevo.

Fin del flashback.

Desde ese momento una llama en mí creció junto a ella. Era una chica indomable, segura de sí misma, eso me gustaba.

Y no crean que era un total bullying, no. Ella siempre estaba sola, aislada de los demás.

No tenía ni un amigo en el salón, así que no me quedaba de otra que ser alguien que no era para llamar esa atención.

Luego de varios días la empezaba a buscar, si ella iba a la biblioteca yo iba también, al comedor, a la hora del recreo, en práctica de deporte no, porque todos estábamos allí. Pero nunca daba su brazo a torcer y por más que le dirigía la palabra estando con ella cerca. Parecía un fantasma a su lado.

Hasta que se me ocurrió una grandiosa idea.

Flashback:

— ¿Crees que con eso te logrará perdonar Damián? Yo lo dudo.— Thom

— Para ser tan indomable, no hay mejor forma para empezar con una disculpa tierna.

— Habló el señor del romance, uhlala.

— Cállate Cristhian, tú qué sabes.

— Entonces tu idea es dejarle mini cartas dónde te disculpas con ella por haber echo ese acto tan estúpido.— Thom

— Exacto, esa es la idea....

Fin del flashback.

En su momento era lo mejor que pude haber hecho, ese corazón que parecía de piedra. Escondía un amor inmenso como el mar.

Así que puse mi plan en marcha, y siempre observaba desde lejos sus reacciones al ver lo que contenía en esas minis cartas. Al principio fue difícil, pero nunca me rendí, tanto fueron esos días que al final daban sus frutos.

En mi última carta, la invité a un café cerca del pueblo. Seguramente ya lo habría visitado

Pero el señor es tan amigo mío, que nunca me defraudaría a un buen café.

En esa carta decía el lugar donde nos íbamos a encontrar si aceptaba esa invitación tan pequeña pero generosa.

Esperé pacientemente en la azotea del salón, viendo como el sol se iba escondiendo poco a poco.

— Creo que no vendrá.— me estire en el suelo. Cerrando los ojos.

— Nunca digas, nunca.

Cuándo escuché esa voz, abrí mis ojos y me voltee inmediatamente.

Allí estaba ella, con el cabello suelto. Sus lentes que cubrían sus ojos, sus manos delicadas pero hermosas. Con ese aspecto, creo que cualquiera se pudo haber enamorado de ella.

Sólo los más fuertes, son capaces de conquistar a alguien así. Pero para ese momento, antes mis ojos sólo veía admiración.

— Entonces vámonos.— Esbocé una enorme sonrisa.— me llamo Damián, ¿Y tú?.....

Así fue como comenzó toda esta historia.....

El prado del olvido. ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora