Dieciséis

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Los días, semanas y meses pasaban muy rápido, cada momento que podía pasar con Mitsuya era único, no importaba si eran horas o todo un fin de semana, amaba estar con él, sin duda era el mejor novio que podría tener, era atento y gracias a él descubrí que el amor no debía dolor, porque cuando se amaba a alguien se daba todo, debías entregarte en cuerpo y alma, algo que él me demostraba a cada día y que yo también lo intentaba, amaba a Mitsuya, pero no podía dejar de sentirme culpable por también sentirme confundida cada vez que Sanzu estaba cerca de mí, el pelirrosa había cambiado hacia unos meses su actitud hacia mí y me hacía sentir extraña, no entendía su cambio y quería comprenderlo, pero no lo lograba

Muchas cosas habían cambiado con el tiempo, sobre todo en mí, ya no buscaba constantemente la aprobación de los hombres, aunque si seguía buscando la de mi padre, ya sea consiente o inconscientemente, pero mi personalidad se fortaleció con el tiempo y eso se lo debía a Mikey, Rindou, Mitsuya e incluso a Ran, también había aprendido como defenderme, no era buena golpeando, pero gracias al entrenamiento que tenía con los Haitani, había conseguido aprender a defenderme y liberarme en caso de que me quisieran secuestrar, aparte Mikey me enseñó cómo usar armas, y desde ese día cargaba una pistola en la mi cintura por la parte de mi espalda, escondida por las chaquetas que solía usar

Mi trabajo en el bar que le pertenecía a mi madre cada día iba mejor, las ventas habían crecido lo suficiente como para expandirlo, así que hacía unos meses había comprado los dos locales que se encontraban junto al bar y llevaban en remodelación desde entonces para hacer del lugar uno solo, nos costaría unos miles de dólares, pero mi bar, junto a las discotecas de los Haitani eran los lugares en los que podíamos hacer más lavado de dinero sin problemas, aparte de que la venta de drogas era muy buena allí también

Mi vida no era color de rosas, no iba a mentir, sabía a lo que Bonten se dedicaba y los ayudaba en ello, llevaba varios años ya con ellos y había visto desde lavado de dinero, venta de drogas, hasta trata de personas y venta de órganos, no eran santos, ninguno de allí lo eran, incluyéndome, pero a pesar de que había cosas con las cuales no estaba del todo de acuerdo, seguía apoyándolos y ayudándolos, porque muchos de sus miembros eran mi familia o personas que me importaban, y esa era mi vida, la que había decidido llevar desde que mi madre había muerto, pero como todo el mundo, necesitaba un escape, y el mío tenía nombre y apellido, Takashi Mitsuya, él era la única luz de pureza que había en mi vida, cuando estaba con él ya no era una criminal en potencia, era solo Hanaku Haitani, su novia, y esa era una de las cosas que más me gustaba de estar con él

Estoy agotada- afirmé entrando al departamento del azabache que me ayudó a quitarme la chaqueta- tu hermana creo que enloqueció con el embarazo

Está muy emocionada- asintió colgando mi chaqueta para sacarse la suya- ya le quedan pocos meses y te adora, así que siempre quiere que participes en todas sus elecciones

Lo sé, también la adoro- giré hacia él

¿Qué dices si pedimos comida y miramos alguna película?- preguntó y levanté mis hombros- ¿Qué quieres comer?- se acercó a mí para tomarme de las caderas, acercándome más a él- ¿Ramen? ¿Pizza? ¿Sushi?

Sashimi- me aferré a su camisa- ¿Qué película quieres ver?

La que quieras- besó suavemente mis labios- pediré la comida y te acompañaré

Asentí alejándome de él para ir a la sala donde acomodé el sofá y busqué alguna película que pudiéramos ver, la cual puse deteniéndola al comienzo mientras Mitsuya se iba a cambiar y al terminar de arreglar todo caminé hacia la habitación buscando uno de mis pijamas, el cual comencé a ponerme cuando tocaron el timbre del departamento y mi novio fue por la comida

| Don't blame me | Sanzu Haruchiyo | +18 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora