CAPÍTULO TRES.

442 42 0
                                    

   —¡Usted no puede ir! ¡Es muy joven y- y... y yo-
   —Estaré bien siempre y cuando usted confíe en mí. — el guerrero interrumpió rápidamente; para luego limpiar cada una de las lágrimas que caía por el delicado rostro de la princesa. Ella negó angustiada; si su amor iba a la guerra, moriría por la angustia de no saber sobre él por días. 
   —Puedo hablar con mi padre. — informó insistente, a lo que sólo recibió una dulce sonrisa en respuesta.
   —Lideraré a los soldados junto a Chunghee; usted no puede hacer nada por esto. — respondió tranquilo.

Un suspiro salió de los labios rosados de la princesa Eun. No lograba calmar a su corazón angustiado y triste; era imposible no pensar en algo más que en desgracia aún siquiera confiando plenamente en su amado. Él, su gran eterno amor, luchando contra soldados mejor armados, era un escenario que no deseaba imaginar ni en una horrorosa pesadilla de uno de sus peores días.

   —Lo único que puede hacer — miró los cristalinos ojos de la princesa; sonrió tiernamente —, es dejarme pedir su mano en matrimonio antes de la guerra. — finalizó tiernamente. Los orbes de la joven se volvieron a llenar de lágrimas, derramándolas sobre las palmas del soldado, las cuales descansaban a los lados de sus mejillas.
   —¡Claro que lo dejo! — estalló en llantos.

El soldado Park soltó varias risas bajas una tras la otra. Se acercó más al rostro de su enamorada, y besó cada salada lágrima sobre sus ahora coloradas mejillas. Ella por su parte, se aferró al torso del contrario. Sintiéndolo antes de su pronta partida, deseando tenerlo así hasta el final de sus días...

   —¿Me esperará para poder casarnos? — cuestionó dulcemente.
   —Le suplicaré a los Dioses su regreso todas las noches que no esté aquí. — respondió en un tartamudeo notorio.

Sunghoon sonrió enternecido.
De ser necesario, estaba completamente seguro de dar su propia vida por su pueblo, por el pueblo de su gran y eterno amor, en el que esta vivía todo su día a día y observaba sufrir y doler. 

Esa noche, ambos se sumieron en el aroma y los dulces toques del otro.
Al día siguiente, el rey daría su veredicto... 

𝐖𝐀𝐑 ━ park sunghoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora