𝐖𝐀𝐑 ━ park sunghoon

CAPÍTULO DIEZ.

"Eun": musitó con dolor.
Arrastró sus piernas con dificultad, llevándose consigo la hierba que era pisada por sus pies. Cayó de rodillas a un lado de su amada, observando como su piel pálida estaba mucho más blanca que recurrentemente, como sus labios habían perdido aquél hermoso tinte rosado en ellos, como sus mejillas no parecían tener vida.
Un pesado suspiro salió de Sunghoon, mientras su rostro en shoock no paraba de observar el cuerpo tendido sobre la fría hierba. 
Aquél que era rodeado por nuevos tallos que anteriormente, las veces que visitaba la colina con su hermosa princesa, no estaban; veía de estos tallos nacer pequeños brotes de capullos, floreciendo tiernamente en decenas de flores mugunghwa que con lentitud se pegaban a la piel blanca de su princesa.
   —No, Eun... — susurró dejando salir una de sus lágrimas acumuladas. Llevó distraídamente su mirar hacia la corona que tenía en su mano derecha, presenciando el momento justo en que uno de tantos pétalos caía, desvaneciéndose así en el viento. 
Los tallos florales rodeaban a la princesa cada vez más, desesperando al guerrero sabiendo que ya no habría vuelta atrás.
   —Eun... ¡Eun! — gritó inclinándose hacia ella.
La corona en sus manos cayó al suelo, mientras Sunghoon desesperado cortaba cada tallo que rodeaba a su amada bajo la luz de la cruel luna. Cada tallo cortado, eran dos más naciendo del suelo con tal de tomar a la princesa profundamente dormida, sin ánimos de volver a despertar nunca más. Lágrima tras lágrima caían del rostro del soldado joven. Con desespero, tomó a su enamorada del suelo y a la apegó de este, rompiendo todos los tallos que la sostenían. Pero estos no cesaban, lo seguían, aferrándose a sus piernas para luego tomar las de la princesa. 

Lloró y lloró aferrándose a su amada. Gritó, y todo el pueblo oyó su fuerte y desgarrador llanto.
Con dolor, se aferraba cada vez más a su amada, aquella con la que se podría haber casado. Las flores mugunghwa se aferraron a ambos enamorados, rodeándolos con dolor y peso. Él no la soltó por nada del mundo, ni siquiera cuando todo el hermoso y pálido rostro de la princesa ya no era visible debido a las plantas, ni cuando el cuello del guerrero también era rodeado de flores; se aferró más al cuerpo inerte, a su amor muerto, hasta que su visión se vio interrumpida por más y más flores.

Al caer los minutos, los hombres agitados llegaron a aquella colina luego de escuchar los desgarradores gritos de su guerrero más joven.
Emocionados y asombrados, encontraron un nuevo arbusto justo en medio de esta, con la forma de un joven aferrándose al cuerpo de una mujer que descansaba en sus piernas.
Minutos después llegó el rey, el consejero, el hechicero y el jefe Chunghee.

Todos lamentaron a su princesa y a su más valiente guerrero, todo el pueblo supo su historia de amor y se conmocionaron con la noticia.

Finalmente, luego de la batalla, el guerrero Sunghoon y la princesa Eun pudieron tener un destino juntos otorgado por las delicadas flores mugunghwa que unían sus cuerpos tan suavemente....

Fin.