CAPÍTULO NUEVE.

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   —¡¿No hay manera de revertir el hechizo?! ¡¿De usar otra corona para mantener la vida de mi hija?! — preguntó desesperadamente hacia el hechicero supremo del pueblo, sosteniendo entre sus grandes manos las flores a nada de marchitarse. 
El anciano frente al rey negó con su cabeza de manera dolida; el rey, el consejero real y el jefe del ejército Chunghee se desesperaron nuevamente. 
   —Eun nació sin vida, las flores se la dieron, pero la necesito a ella para cambiar su fuente — formuló mirando a los tres hombres que tenía enfrente —. Hay que apresurarnos, porque una vez marchitas del todo, la princesa Eun morirá definitivamente.

El consejero tomó uno de los hombros del rey cuando este estuvo a punto de salir del castillo en busca propia de su hija, pero un sonido fuerte apareció, junto al bullicio de tres hombres entrando a la sala.
"¡No puedes entrar así!"
"¡¿Estás loco, Park Sunghoon?!"
   —¡Eun! — gritó desesperado, soltándose de los dos guerreros que lo sostenían. Casi cayó al suelo por intentar avanzar, pero aún así, arrastrando su pie izquierdo y sosteniendo su irreconocible mano derecha sobre su pecho fue hacia el rey.
   —¿Dónde...
El rey negó con la cabeza, sosteniendo su cabello con desespero, dejando que Sunghoon viera por fin después de varias horas la corona de su amada: casi marchita. Su corazón se achicó al ver sus flores tan débiles; no quería, no podía imaginar como estaría su amada si aquella flores llevaban aquél lamentable estado. Rengueó algo más, y cerca del rey tomó la corona con rapidez empezando a correr lejos y lejos.
   —¡Mocoso! — gruñó el consejero, y cuando estuvo a punto de mandar a sus hombres a correr al joven rengo, el rey lo detuvo. 

Sunghoon corrió y corrió; poco le importó el fuerte dolor en sus costillas o el pinchazo que podía sentir en su pierna izquierda, tampoco su mala vista. Sólo avanzó con la corona en su mano presionándola contra su pecho.
Su estabilidad física no era para nada la mejor, pero la desesperación era mayor que él.

La colina más alta del pueblo fue casi imposible de subir; llegó con la respiración errática, la garganta helada y el pecho reventando de dolor.
Todo empeoró al ver el cuerpo de su amada tendido en el suelo...



𝐖𝐀𝐑 ━ park sunghoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora