Plebeyo.

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–¿Donde estoy?.–

–Bienvenido hijo mio.–

–¡¿Qué?!–

–Fallaste en tu misión.–

–¿estoy muerto?.–

–Es correcto.–

–Todo lo que alguna vez hiciste, ahora ya no recide nisiquiera en la memoria. La chispa que encendía el mundo ha dejado de iluminar.–

–...–

–Ahora no eres nada. Pronto toda luz dejará de existir y todo lo que  sucedió dejará de importar –

–¿Pero todo para que? Si cuando vivías lo única que te importaba fue satisfacer tus deseos triviales.. nunca te importo preservar la luz más haya de tu cuerpo. –

–Decías creer en Dios y entonces –

¿Por qué estoy apagado?

–Tu mismo te mentias y ahora nos dirigimos al profundo infinito –






Capítulo 3 "Plebeyo"








Sin una luz aparente con un vela que arremata con la oscuridad, da luz en un cuarto en donde el profesor colbert se encontraba, con suma seriedad buscando entre los libros las respuesta a sus dudas que le quedo plantada con la aparición de aquel que le hacen llamar un simple "Pebleyo".

Buscando entre los libros sus ojos se agradaron y con señal de preocupacion al encontrar la respuesta a su duda para solo inmediato irse y hablarse a si mismo de informarle al director del asunto presentado..

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Con su típica cara serena se encontraba rondando por los lugares con pizca de curiosidad plantada desde que su ser fuese llevado a ese desconocido mundo. Al tomar escaleras abajo pudo escuchar murmullos de una platica en medio del camino así que se oculto en una de las tantas paredes para poder escuchar parte de la conversación: no le gustaba meterse en lo que no le concierne pero talvez de aquella platica encontraria algo en lo que pudiese ayudarle.

–Soy realmente buena haciendo Souffle –Hablo una pelicastaña con un tono un tanto dulce asía un peli rubio que con ojos cerrados y esa postura solo dejaba ver su ego lo alto que estaba, –Me encantaría probarlo –Comentó el rubio usando su "Belleza" y sus cumplidos en la chica que sucumbió ante los encantos del azabache, – ¡¿De verdad?! –Clamo la peli castaña con un tinte roza remarcada en sus mejillas ante los alagos del chico que solo asía crecer el ego que a ojos ajenos era fácil de ver, – Por supuesto, Katie. No puedo decir mentiras frente a tus ojos –Usando sus encanto como sus alagos pudo tocar el corazón de la chica que a ojos de Goku pudo ver como salia brillos y corazones como cualquier pareja de enamorados.

Goku ya había escuchado suficiente y no le interesaba lo que estuviera haciendo así que enfrente de él camino sin ningún preocupacion asta que la pareja lo noto.

–Detente –Clamo el rubio en un acto de detenerlo cosa que sirvió, no se volteo solo lo vio de reojo esperando que hablara y del por que de aberlo detenido

–¿No tienes gratitud hacia un noble que pone sus manos en aprietos por ti? –Bocifero el chico con su grandeza en alto talvez para poder dar una buena impresión en la chica, tal como pensó Goku de su persona, solo alguien arrogante nadie relevante y alguien del montón, el antagonista de su propia pelicula, a un así, no se volteo solo siguió su camino ignorandolo y siguiendo su rumbo en un aparente destino que el desconoce asta perderse en la predumbre de la oscuridad.

Ese chico.. era extraño, jamas se le escucho hablar a pesar del poco tiempo que ha convivido en el lugar incluso la chica compartía esa opinión, es como si lo viese como alguien normal, es decir que talvez a ojos de el, el Plebeyo era el.

La danza de las mariposas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora