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Habían pasado ya algo como dos días desde que Minho y sus padres leyeron la carta que el omega Han Jisung le había dejado encargada con el señor Kim de la zapatería del Reino Choi.

No había estado de los mejores ánimos los últimos días y eso era visible para todos, para todos pero menos para el rey Choi que a pesar de haber roto la trata con el Reino Lee seguía insistiendo en que su cachorra; Hyebin, sería una maravillosa Omega para él y alegando que la omega tenía una excelente fertilidad dicho por los mejores médicos del pueblo, incluso más de una vez quiso que Minho viera las caderas de esta para que lo comprobase, en las cuales en todas Minho se negó rotundamente. El rey Choi estaba nublado, la princesa siquiera tenía caderas anchas en muestra de gran fertilidad, simplemente no tenía caderas y una vez Minho ya irritado, le hizo saber esto, pareció salir por completo de sus estribos y enojado, soltó un y un millar de maldiciones hacía él y todo el mundo.

Y la princesa Hyebin no fué la excepción, había pegado el grito al cielo una vez le fué comunicado que el posible compromiso se había roto, abalanzandose sobre Minho para impregnarlo con su empalagante aroma, el olor a leche condensada era demasiado fuerte y para nada del gusto de Minho.

Minho prefería la vainilla.

Ahora estaban en camino de regreso a su hogar, tal y como habían ido; sus padres en el carruaje principal y él con changbin en el carruaje secundario. Había hablado con Changbin sobre lo ocurrido con el Omega y este solo le aconsejó ser paciente y esperar a ver que les tenía la diosa Luna preparado, a lo que tuvo que aceptar a regañadientes, no muy contento con las circunstancias.

Ya casi iban llegando al Reino Lee, el viaje había sido silencioso dándose cuenta de que su amigo le estaba dando espacio para su comodidad y ánimos, agradeciendo ésto, porque sinceramente no traía muchas ganas de mantener alguna charla.

Pasados unos 15 minutos más, ya se encontraban bajando de los carruajes viendo como los guardias recogían todas las maletas para así adentrarlas al inmenso castillo el cual era su hogar.

Por un momento quizo pedirle a sus padres ir al pueblo, más sus ganas de salir descendieron inmediatamente, realmente no tenía muchas ganas de salir ahora, más quería algo de aire que no fuera al lado del personal del palacio, o sus padres, quería estar un poco en soledad.

Dejando atrás a Changbin y sus padres, se encaminó hacía la parte trasera del castillo, hacía el jardín el cual estaba un poco seco, caminó un poco más para pasar a la parte de la fuente donde el agua caía de manera delicada, casi nadie rondaba por esas partes del jardín puesto que se encontraba un poco, muy alejada y si no eras amante de la paz que Minho sentía al estar ahí, simplemente te cansabas  y ya regresabas.

Una vez estuvo lo suficientemente cerca Minho sonrió con tranquilidad al poder escuchar la leve agua caer sobre la misma y hacer lo mismo por la eternidad.

Se sentía un poco deprimido por el hecho de que Jisung le haya abandonado, no porque le gustara, le gustó su compañía, lo lindo que era y su dulce aroma esos días que se vieron, pero tenía claro que no gustaba más allá de una amistad por el momento con el omega.

Minho se sentía triste por el hecho de que ambos sabían que eran destinados y aún así se alejaron. Sabía que no todos los destinados llegaban a estar juntos o siquiera a conocerse, pero Minho sabía que si conocía a Jisung un poco más, podría terminar enamorado realmente y es que el omega, para Minho, era simplemente la definición de perfección y delicadeza. Para Minho eran realmente importantes los destinados, jurándose a si mismo amarle para siempre así este se negara o no estuviera junto a él, Minho le sería fiel siempre a la persona que la diosa Luna hizo como su otra mitad.

¿Intocable?  | MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora