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Un Minjoon de tan sólo diecisiete años de edad danzaba con demasiada tranquilidad por las calles del Reino Choi, tranquilidad que le fué arrebatada cuando en un despiste tropezó en sus mismos pasos, dando como resultado una inevitable caída que para su mala suerte, fué precensiada por muchos pueblerinos vecinos y en resalte, ese alfa.

Vergüenza se quedaba sumamente corto para lo que Minjoon sentía en ese preciso momento, su rostro rojo por el bochorno reciente y la mirada de su amado sobre él. Trató de levantarse lo más rápido posible del piso, sacudiendo sus manos y pantalón, que por cierto, se había rasgado en la caída. Maldijo por lo bajo ese hecho, puesto que era uno de sus vestimentas bajas preferidas.

— ¿Necesitas ayuda, omega? — Preguntó una voz que Minjoon jamás podría confundir, era él, era Seolhyun quien le hablaba mientras extendía su mano a la espera de ser tomada y junto a ella, su ayuda.

Muy cohibido, Minjoon aceptó la mano de éste y su ayuda.
Se sentía en una ensoñación, la mano del alfa era mucho más cálida de lo que su mente proyectaba, muchísimo más guapo de cerca que desde la lejanía. Debía ser mentira.

— ¿Te haz lastimado? Veo que tu pantalón se ha roto. — Argumentó señalando a su vez la ropa rota.
Al percatarse del evidente silencio del Omega, decidió seguir. — Mi nombre es Han Seolhyun, un gusto. — Terminó por sonreír cortamente.

— Rin Minjoon, un gusto Seolhyun. — habló por primera vez en ese poco tiempo transcurrido, correspondiendo al mismo tiempo la sonrisa contraria.

Trató de verse un poco desentendido, claro que él ya sabía el nombre del alfa, pero Seolhyun no tenía porque saber eso. O al menos, no aún.

Luego de ese torpe encuentro y presentación, ambos; alfa y omega se vieron más seguido, cada día más, pasaron de ser veinte minutos a una hora, de una hora a tres y de un día a la semana a casi todos los días de ésta. Inevitablemente ambos jóvenes se vieron envueltos en condición, polémicas y llantos por parte del Omega por el incesante sentimiento de rechazo.

Pasaron los meses en esta rutina, no hasta que un día un Seolhyun muy cansado por la situación citó al Omega a un encuentro ya nada raro entre ambos.
Una vez vió al omega, no lo dudó ni un poco, lo besó y para su sorpresa fué correspondido.

Una relación surgió ese día luego de un par de pala fas h sentimientos intercambiados y correspondidos.

No todo fué color de rosas como al incio, luego de que los meses pasaran la linda relación que fué en el comienzo se iba desmoronando a pasos y pedazos, mucho más cuando luego de un año de relación y negación, aceptaron su triste realidad; no eran destinados y nunca lo serían.
Creyendo que el amor lo podría todo, que haría todo más fácil decidieron seguir con lo suyo, incluso Seolhyun marcó a Minjoon como su Omega y consevieron a un lindo cachorro llamado Han JiSung.

La familia fué feliz en lo que pudo, más esto no duró demasiado sino hasta unos cuantos más tarde cuando Seolhyun descubrió su más terrible temor. Minjoon había encontrado a su destinado, cegado por la ira, dolor y sentimiento de traición arremetió contra su omega, el ser al que juraba amar. Negándole su derecho de libertad y seguridad, agrediendolo no sólo verbalmente, sino también físicamente, incluso no le dejaba ver a su cachorro, la luz de sus ojos, su lindo Sungie de tan sólo tres cortos alos de edad el cual no entendía porque no podía ver a su papi omega.

En un descuido de Seolhyun y su borrachera, Minjoon vió la oportunidad de escapar, no pensaba dejarlo todo, no iba a dejar a su hijo con tan horrendo mounstro como en el que se había convertido Seolhyun.

Preparó lo necesario en un silencio y cautela impresionante, y una vez acabó con lo poco, buscó la habitación de Han menor y cuando lo vió luego de tanto, su corazón no sabía si palpitar con normalidad de nuevo o detenerse por completo, su bebé se encontraba más delgado que antes, no era demasiado, pero a su omega le dolía.
Inconsciente dejó escapar un sollozo que para su suerte, o mejor dicho mala suerte fué lo suficientemente fuerte para hacer que los sentidos del alfa en medio de su borrachera se alertaran.

Rápidamente al percatarse de esto, sin importale ya mucho el ruido que pudiera hacer se adentró a la habitación de su cachorro y cuando hizo el amago de tomarlo en brazos, pudo sentirlo, su olor incrementándose y combinándose con la ira se hacía más perfectible en su llegado a medida que se acercaba, sus pasos resomaban en la madera de la escalera e inevitablemente el miedo lo inundó haciendo que se congelase en su mismo lugar unos segundos, segundos que fueron suficientes para darle mucha más ventaja de atraparlo en su huída.

Lamentable fué cuando sintió sus brazos apartarlo de la cama del menor con una fuerza que para su desgracia fué demasiada, tumbandolo al suelo fuertemente.

Todo pasó demasiado rápido para su propio gusto. No supo cuando ya estaba siendo arrastrado hacía la fría noche desde su cabello, con sangre en su rostro y ropas y su principal objetivo; su hijo.

Luego de haber sido adoptado contra el frío y duro piso de tierra que cubría la calle, siendo dejado ahí luego de recibir un par de patadas e insultos, solo.

Arrastrándose pudo llevar al hogar de su dichoso destinado.

Por otro lado estaba Han Seolhyun en un estado irreconciliable, su cabello estaba despeinado, su mirada dejaba ver a simple vista su alfa y el olor a cólera era i claro palpable. Estaba herido, se sentía traicionado, insuficiente, enojado consigo mismo y su omega.

Desde ese día nada fué igual, algo había tomado lugar en el corazón de Han y no era para nada bueno, su vida había cambiado para mal y su hijo en un futuro sería clara muestra y víctima de ello. De su odio hacía los omegas.

Lamento la gran tardanza.
Lindo día a todos. 💗

¿Intocable?  | MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora