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- Papá, ya llegué. - Avisó el omega cerrando la puerta de su hogar una vez entró.

- Que bueno, porque las monedas ya se me acabaron al igual que las botellas. Dame más. - Dijo desde el mueble mirando a su hijo con desdén, extendiendo su mano hacia Jisung.

- Pero si te di las monedas apenas hace una semana. - dijo desconcertado. Su padre se había gastado 30 monedas de oro en sólo alcohol en menos de semana y media.

- Te dije que me dieras más, no que me dieras un sermón, omega estúpido. -

- No me han pagado aún, recuerda que recibo mi paga cada 15 días, papá. - Le hizo saber al alfa mayor un tanto dolido, no era lindo que tu padre te insultara cada vez que le dirigiera la palabra.

- Entonces anda a buscar más en otro lugar. Abrele las piernas a algún alfa a cambio de un par de monedas o algo, después de todo eres un asqueroso omega bueno para nada y para es lo único que sirven. - Escupió con asco la cara de su propio hijo. Le tenía repulsión a esa casta puesto que su antigua pareja, el padre omega de Jisung le fué infiel a su padre con su destinado cuando lo conoció, puesto que ambos no padres no eran el destinado del otro.

Al padre omega de Jisung irse, y el alfa enterarse, fué tanto su dolor y odio que ahora las pagaba con Jisung; su hijo.

Lamentablemente para Han Jisung, ese era su estilo de vida desde que se presentó como omega a los diez años. A pesar de ser tranquilo, educado y muy bonito, eso poco le importó a su padre para hacerle la vida difícil hasta el presente.

Jisung con ahora dieciocho años de edad, siendo un muy bonito omgega. Se refugiaba entre libros, dibujos y su trabajo.
Gustaba mucho de leer historias donde el final era feliz, al igual que escaparse para ir al arroyo que quedaba entre los árboles al final del bosque. Sin dejar pasar el hecho de que su trabajo en la panadería y costurera le mantenía la mente más que ocupada en no pensar en el desastre que es para llegando a casa.

- ¿Puedo saber cuándo partiremos hacia el Reino Choi? - Preguntó MinHo hacía sus padres, los cuales cenaban en un silencio cómodo juntos en la gran mesa de madera que se repartía de punta a punta en el comedor

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- ¿Puedo saber cuándo partiremos hacia el Reino Choi? - Preguntó MinHo hacía sus padres, los cuales cenaban en un silencio cómodo juntos en la gran mesa de madera que se repartía de punta a punta en el comedor.

Hacía un par de semanas había pasado su charla y comunicado sobre la princesa del Reino Choi, y ciertamente, estaba ansioso y nervioso con respecto a eso.

- Oh, claro cachorro. - Alzó la vista el alfa mayor hacía su hijo, el cual le veía con cara de intriga. Limpió un poco sus labios con la servilleta par así poder hablar adecuadamente. - Teníamos pensado partir pasado mañana temprano para asegurarnos de llegar al almuerzo con el rey y la princesa. Solo son aproximadamente 45 minutos a carruaje y caballo. - Hizo saber a su Omega y cachorro, viendo sus reacciones atentamente.

- Me parece bien, pediré que planchen mi vestido crema para ir. - Habló esta vez la omega emocionada. - ¿Que te parece a tí, cariño? - Fijó esta vez su vista hacía MinHo, el cual se mantenía aún en silencio.

- Está bien, adelantaré algunos de mis deberes mañana para así no estar tan ajetreado una vez volvamos. - Dijo comenzando a comer nuevamente hasta acabar siendo seguido por los Reyes. Una vez acabó, se disculpó levantándose de la mesa para así ir a su habitación.

- Ah, ¿debería pedir un masaje? Realmente estoy cansado y adolorido. - Se quejó consigo mismo en voz alta, sobando sus hombros a la vez.

- ¿Debería preocuparme de que el futuro gobernante hable solo ahora? - bromeó Changbin de la nada, espantando a MinHo, puesto que tenía varios días sin verlo por ningún rincón del castillo o pueblo.

- Aah, alfa enano, ven aquí. ¿Donde estabas metido? ¡No te veía hacía dias! - Reclamó MinHo hacía su Hyung, realmente se había preocupado.

- ¿Me extrañabas, Minhonnie? No sabía que era tan crucial para tí, pulgoso. - Dijo sarcásticamente. - Y un poquito más de respeto, por favor, el que seas príncipe no quita el hecho de que yo sea tu mayor, alfa insolente. - Reclamó golpeando con un dedo la frente del menor, quien enseguida frunció la frente en signo de molestia. - Estuve enfermo asi que pedí a la Reina un par de días de descanso. - Le hizo saber a MinHo, sabía que irse así sin decir nada pudo haber preocupado al menor. Pero vamos, realmente se enfermó y no quería contagiarlo.

- Yah, ¿pero ahora estás mejor? El otro día quería practicar arco y flecha con una manzana y tuve que usar un banquito envés de tu cabeza para ponerla. No fue tan divertido. - Se quejó con un puchero, el cual fue aplastado por un manotazo. - ¡Hey! - Gritó sobando su boca, había dolido ese golpe, seguro le saldría un moretón.

- Que chistoso, príncipe. Mejor ve a dormir, escuché por ahí que al parecer el cachorro de los Reyes se comprometió con alguien que no es su destinado. - Comentó al aire con fingida demencia, quería saber si era verdad o no, puesto que el sabía cuan importante era el tema de los destinados para el alfa puro menor.

- No me lo recuerdes. - En su rostro se notaba que no estaba entusiasmado ni un poco con respecto al casamiento entre él y la dichosa princesa.

- Entonces es verdad. - Exclamó con una notoria expresión de asombro. No creía que el menor hubiera aceptado tan fácilmente.

- Ya, ya, tengo que encontrar a mi destinado antes de que al menos pongan alguna fecha, de ser así. No habrá boda, así que más que tu futuro rey, te pido como amigo que me ayudes a encontrarlo, por favor. - Lloriqueó ablanzándose encima de Changbin pidiendo su ayuda en un tono de casi súplica, realmente no quería casarse con alguien que no fuera su destinado.

- ¿Como estás tan seguro que es él y no ella? - Cuestionó, puesto que siempre que el alfa habla de su destinado, usaba términos masculinos.

- El instinto de mi lobo me dice que es un omega. - Aclaró la duda de su amigo separándose de este para así tomar una mejor compostura. Como si hace menos de un minuto no estuviese casi llorando por su posible boda.

- Que conexión la de ustedes. - Estaba asombrado, enserio que lo estaba.

- Cambiando el tema de mi destinado, ¿como vas con el tuyo? ¿Aún nada? - Tenía curiosidad del destinado de si amigo.

- Nada aún, parece como si no existiera o se lo hubiera tragado el planeta. Voy a morir solo. - Bueno, tal si exageró, ¡pero así se sentía! Había ido ya a varios reinos por cuestiones de trabajo del Reino y aún no lo encontraba. Había ido al Reino Kim, al Reino Esmeralda, al girasol y algunos más, realmente se sentía desconsolado al no saber siquiera si era un o una omega que despertara el interés de su lobo.

Quería aparentar que no le afectaba mucho, pero su olor a vino se mezcló con un leve olor a tristeza, delatandolo.

- Tranquilo, Bin. Lo encontrarás en menos de lo que piensas, créeme. - Trató de animar a su amigo dándole palmadas de apoyo en el hombro, ya que se había dado cuenta de su intento de ocultar su olor que terminó fallando.

- ¿Que tal si vas a descansar un poco? - Le insitó, no había nada que un buen descanso no arreglara. - Anda, ve a tu recamara y duerme, mañana vamos al pueblo a dar un paseo. Tomaremos el día libre ambos. -

 -

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¿Intocable?  | MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora